La moviola
Alg¨²n d¨ªa me gustar¨ªa hablar de cosas diferentes. Alg¨²n d¨ªa me resultar¨ªa tranquilizador escribir de temas distintos a los que casi siempre abordo. Alg¨²n d¨ªa, en Euskadi, introduciremos elementos civilizados en la tertulia cotidiana de los ciudadanos con su trabajo, el ejercicio de la libertad cotidiana, la responsabilidad de sus actos, su futuro e incluso su falta de ¨¦l por causas tratables a nivel humano. ?sa es mi aspiraci¨®n y la de muchos otros: poder plantear alguna vez en Euskadi, y desde Euskadi con los dem¨¢s, una conversaci¨®n sobre econom¨ªa, pol¨ªtica o cultura sin olor a p¨®lvora. Pero parece que estamos condenados al recuerdo, a la secuencia permanente, a volver a ver lo visto, a rehacer cada cierto tiempo las mismas im¨¢genes en la moviola, unas im¨¢genes tan dram¨¢ticas e imparables como si fueran una condena de los dioses del furor y la barbarie; que tambi¨¦n los hay, casi todos en realidad. En Euskadi tenemos que dejar demasiado a menudo el discurso pol¨ªtico, la negociaci¨®n para gobernar, el tambi¨¦n eterno debate sobre una cultura plural y sin carn¨¦, para dar paso a la violencia. Pero ni siquiera a nuevas formas de violencia, sino a la misma violencia repetida. De repente, la autov¨ªa entre Guip¨²zcoa y Navarra se pretende que sea otro Lem¨®niz y que la muerte de alg¨²n ingeniero -el texto etarra dice: "Si prosiguen las obras de la autov¨ªa de Leizar¨¢n, y mientras no se respete la voluntad popular, todos los ingenieros, altos t¨¦cnicos, responsables, propietarios de las empresas y sus bienes ser¨¢n objetivos de nuestra organizaci¨®n a partir de hoy"- nos recuerda al asesinado Ryan. Que la palabrer¨ªa nos recuerde la palabrer¨ªa, y la sangre, la sangre, como si vivi¨¦ramos en una cinta sin fin que nos obligara peri¨®dicamente a hablar exactamente de lo mismo. Y no hay m¨¢s remedio que hacerlo. En una entrevista de El Pa¨ªs Semanal de hace unos a?os, el radical italiano Marco Panella dec¨ªa a Rosa Montero: "Es necesario reapropiarse de la palabra, hay que buscar la precisi¨®n en el lenguaje. La ¨²nica lucha que conozco que valga la pena es el di¨¢logo. Creo que fue Silone quien dijo que la victoria de la sociedad totalitaria comenz¨® el d¨ªa en que un hombre cansado que viajaba en un tren se encontr¨® con otro individuo que charloteaba incesantemente diciendo inmensas tonter¨ªas. Entonces nuestro hombre le dijo que s¨ª, le dio la raz¨®n s¨®lo para quit¨¢rselo de encima, y ah¨ª comenz¨® la rendici¨®n a la violencia". La recuperaci¨®n de la palabra; por ejemplo, de las palabras pueblo y popular, hoy secuestradas por la charlataner¨ªa comercial de ETA y Herri Batasuna; el di¨¢logo cuando no te est¨¦n apuntando con una pistola en la sien. El fin del silencio y la respuesta inmediata ante cualquier incontinencia verbal y ante cualquier amenaza. Aunque tengamos la sensaci¨®n de estar manteniendo siempre la misma conversaci¨®n, hablando de las mismas cosas, presenciando los mismos cad¨¢veres.Lo que significa que estamos ante un nuevo pero repetido montaje criminal, ante un nuevo pero conocido chantaje y, adem¨¢s, ante una posible operaci¨®n pol¨ªtica para dignificar a Herri Batasuna. Por una parte, ETA amenaza y apoya una moratoria de seis meses durante la cual se vuelve a discutir todo lo hablado durante a?os y con lo que la misma Herri Batasuna estaba de acuerdo. Por esa parte est¨¢ el chantaje de ETA a los partidos, a las instituciones y a la opini¨®n mayoritaria. Aunque en Euskadi, y desde la visi¨®n del mundo de los radicales y su propaganda pol¨ªtica, ser la mayor¨ªa no significa necesariamente ser el pueblo. El pueblo pueden ser 25 radicales frente a 25.000 vascos, que no por ser mayor n¨²mero ni por su procedencia social, geogr¨¢fica o ¨¦tnica ser¨¢n el pueblo vasco. De hecho, el actual pueblo vasco se compone exclusivamente de unos 200.000 que votan a Herri Batasuna. Los dem¨¢s no somos m¨¢s que turistas, intrusos, curiosos, pero no pueblo.
La aceptaci¨®n de este chantaje supondr¨ªa la debilitaci¨®n de la sociedad civil hasta t¨¦rminos de rendici¨®n. Si un grupo armado puede decidir qu¨¦ obras p¨²blicas pueden llevarse a cabo, qu¨¦ planes econ¨®micos tienen que seguirse, qu¨¦ empresarios pueden serlo en Euskadi y cu¨¢les tienen que abandonar el pa¨ªs por unas razones u otras, esto ya no tiene fin. Cualquier decisi¨®n, desde el Gobierno de Vitoria hasta el m¨¢s peque?o Ayuntamiento, tendr¨¢ que contar con el visto bueno de ETA o de sus vicarios. A partir de este comunicado, ETA pretende arrogarse la gobernaci¨®n de Euskadi mediante el terror. 0 m¨¢s bien, porque gobernar supone tambi¨¦n una visi¨®n pol¨ªtica, an¨¢lisis, decisiones, inteligencia y conocimientos, velar porque se lleve a cabo lo que ellos consideren conveniente para Euskadi y rechazar lo que les disguste. Que es la funci¨®n de los ej¨¦rcitos del Tercer Mundo, o de muchos pa¨ªses del Tercer Mundo. Con lo que se convierten al mismo tiempo en guerrilleros y en ej¨¦rcito nacional vasco, que vigila para que las bananas crezcan y se comercialicen a su gusto y en su provecho.
Por otra parte, la operaci¨®n, al mismo tiempo o como alternativa, puede tener una finalidad pol¨ªtica para Herri Batasuna. Porque Herri Batasuna ha dicho p¨²blicamente que si las instituciones vascas diesen una prueba de que van a aceptar la moratoria, ellos se sentir¨ªan legitimados para pedir a ETA que retire las amenazas. De Herri Batasuna s¨ª que puede decirse lo de "qu¨¦ buen vasallo si tuviera buen se?or". La maniobra entonces tratar¨ªa de demostrar que Herri Batasuna es una fuerza pac¨ªfica y pacificadora, intercesora ante la c¨®lera etarra, capaz de, con sus negociaciones, traer la paz a la tierra vasca. En primer lugar, conseguir¨ªan la victoria de que las instituciones vascas retrocedieran en su proyecto, aunque fuera m¨ªnimamente; primero, victoria popular; despu¨¦s probar¨ªan que su anhelo de paz les ha movido a la oferta y les ha permitido desarmar la que puede ser una de las operaciones m¨¢s sangrientas de ETA, si es que ETA -que tiene muchas ocupaciones- se dedica de lleno a paralizar la autov¨ªa. Porque si ETA quiere, se paraliza la autov¨ªa. Si ETA asesina a media docena de responsables se paraliza la autov¨ªa.
Para que esta imagen cale en la opini¨®n mayoritaria y la agarrote por el terror -y s¨®lo la opini¨®n mayoritaria puede enfrentarse a este chantaje-, nos ha devuelto ETA a los recuerdos, a las sensaciones de siempre, a los cad¨¢veres de siempre. Y recordarnos Lem¨®niz. Y recordamos a los asesinados ingenieros Ryan y Pascual. Y todo nos vuelve constantemente a la memoria, aunque alg¨²n d¨ªa queramos hablar de cosas diferentes. En Euskadi, la conversaci¨®n pol¨ªtica es casi siempre la misma, porque los vascos, aceptando la frase atribu¨ªda a Silone, ya no van a dar la raz¨®n a los violentos callando para quit¨¢rselos de encina. Todo contin¨²a, todo se repite. Volvemos a Lem¨®niz, aunque con muchos a?os de recuperaci¨®n del valor frente a los violentos. Que es lo ¨²nico que puede salvarnos. Mientras tanto, una Pen¨¦lope radical hist¨¦rica teje y desteje la bufanda de la muerte y el eurodiputado Txema Montero va a la pila bautismal a devolver el agua bendita.
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