Mucho escaparate y poca trastienda
Los partidos pol¨ªticos se han enfrascado en una guerra preliminar sobre cuestiones de forma que ha inundado la campa?a de castillos de fuegos artificiales. Las discusiones de fondo han quedado escondidas tras unas pol¨¦micas que estallaron en el aire para formar atractivos colores de p¨®lvora vana. As¨ª, el debate se ha desarrollado en el s¨¦ptimo cielo, lejos de Vandell¨®s, del virus Viernes 13, de los incendios de Galicia. Toda la oposici¨®n ha hablado de la candidata Carmen Romero, pero nadie se ha referido al extra?o suceso del iran¨ª que cay¨® por una ventana tras ser detenido en Madrid.El debate sobre el rinc¨®n de cada cual en la pantalla cuadrada parec¨ªa transmitir que el control de la televisi¨®n p¨²blica determina cualquier resultado, por encima incluso de la voluntad de los ciudadanos y del juicio que les merezcan las actuaciones de gobernantes y opositores.
Los hechos demostraron que esta preocupaci¨®n -aun basada en datos ciertos- era excesiva. El PSOE emit¨ªa el martes d¨ªa 10 su v¨ªdeo electoral con la imagen robada a 44 famosos y apenas nadie se enter¨®. Aquellos candidatos que hablaban, hablaban y hablaban sobre su minutado permanecieron ignorantes 36 horas hasta que el peri¨®dico public¨® lo que hab¨ªa ocurrido. El v¨ªdeo de los famosos -al que no lleg¨® a tiempo Camilo Jos¨¦ Cela- era un esc¨¢ndalo y ning¨²n comit¨¦ de campa?a lo hab¨ªa visto. M¨¢s de un d¨ªa sin quejas.
Y a alguna de las ellas, cuando lleg¨® por fin, m¨¢s le val¨ªa haber esperado un poco m¨¢s. Porque el responsable de la campa?a de IU, Juan Berga, pregunt¨® en la Zarzuela si esta coalici¨®n tambi¨¦n pod¨ªa utilizar la imagen del Rey. Y Julio Anguita, el candidato, mont¨® en c¨®lera porque no quer¨ªa pol¨¦micas. No las quer¨ªa con los dem¨¢s partidos, pero la tuvo con el suyo.
Imagen y mensaje
Los candidatos han concedido una brutal importancia a la pura imagen televisiva, independientemente de sus mensajes personales. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, el candidato del PP, logr¨® por ejemplo que TVE retirase al padre de su partido, Manuel Fraga, de su rinc¨®n televisivo. Aun a riesgo de terminar con un ojo morado.
Lo que seguramente ignoraba Aznar es que ya comenzar¨ªa el per¨ªodo electoral con el moret¨®n incorporado. Los cientos de millones que cuesta la publicidad se escapan a veces por los resquicios m¨¢s absurdos. Un defecto de iluminaci¨®n oscurec¨ªa el ojo izquierdo de Aznar en miles de vallas. Aznar, al menos, se libr¨® del golpe. Aunque en el plano de la imagen sufriera los efectos.
Y no es para menos el error cometido por el CDS. Sus vallas, esparcidas por toda Espa?a, conten¨ªan una promesa -"alquileres a 40.000 pesetas"- que habr¨¢ ilusionado a madrile?os o valencianos, por ejemplo, pero que dej¨® at¨®nitos a los mism¨ªsimos habitantes de Cebreros. Cientos de miles de espa?oles habr¨¢n pensado que el CDS les iba a subir los alquileres.
Con tanto traj¨ªn, los grandes partidos no han tenido tiempo de discutir, por ejemplo, sobre los fondos reservados y la sentencia portuguesa que implica a polic¨ªas espa?oles en el asesinato organizado. Han concentrado sus esfuerzos en cuestiones formales: las encuestas del CIS, la televisi¨®n, los errores del censo.
A veces han mostrado, es cierto, inter¨¦s en debatir de los verdaderos problemas de Espa?a. Pero las voces m¨¢s altas las esparcieron cuando, recre¨¢ndose en la jugada, dedicaban gustosos su propia campa?a a discutir sobre la campa?a misma. Y as¨ª la convirtieron en una redundancia.
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