Fresca y nueva

El festival de Jazz de Madrid cogi¨® vuelo en su primer concierto en el San Juan Evangelista; el tr¨ªo de I?aki Salvador present¨® un serio trabajo en torno a est¨¢ndares y la cantante Cassandra Wilson, en su primer recital en Espa?a, aport¨® el refrescante y s¨®lido mensaje de las novedades.l?aki Salvador puede representar a la nueva generaci¨®n de jazzistas que empieza a madurar en Barcelona en torno al taller de Musics. Vencedor del concurso del festival de Getxo, Salvador se present¨® en Madrid con Jordi Gaspar, que cubr¨ªa la baja del contrabajista Mario Rossy, y el baterista habitual, Marc Ribalta. En su concierto hubo momentos brillantes y cuanto expone parece guiado por una seriedad que garantiza que van a seguir haciendo m¨²sica.

La reina

Pero se esperaba a la reina de la noche; y lo fue. ?Aparecer¨ªa con vestido y tulip¨¢n blancos como en la portada de Blue Skins? ?Vendr¨ªa la vanguardista de Point of view? Peinado rasta y t¨¦nue africana, Cassandra Wilson compareci¨® como hija de su momento en este siglo (Mississippi, 1955). No pens¨¦is en Bessie, ni en Billie, ni en Sarah, ni en Carmen. Betty Carter y Abbey Lincoln est¨¢n en su ¨¢rbol geneal¨®gico, pero, sobre todo, Cassandra Wilson es un m¨²sico de los a?os ochenta.

Hija de contrabajista, estudi¨® piano, comunicaci¨®n de masas y guitarra, cant¨® folk y blues y en su formaci¨®n y ejercicio est¨¢n las m¨¢s variadas corrientes de la m¨²sica negra de nuestros d¨ªas. En Nueva York se asoci¨® a los leones de la nueva vanguardia (Steve Coleman, Graham Moncur III, Jean Paul Bourelly, Henry Threadgill...) con los que cant¨® y grab¨®. A Madrid ven¨ªa con el tr¨ªo que desde 1988 la acompa?a en su giras y su trabajo -Cassandra, instrumentista de su voz- hace reconocible a un majestuoso cuarteto.

A lo largo del concierto, Cassandra pudo pasar del cante africano (anunciador de una libertad que no se repetir¨ªa) a Round Midnight; y del centro del blues a las orillas del soul. Materiales diversos, pero que no son presentados como una sucesi¨®n de destrezas (como puede patentemente suceder en el caso de Dee Dee Bridgewater), sino que todo lo que hace encuentra coherencia en la unidad de su personalidad... en construcci¨®n. Rod Williams es un buen pianista que no deja de serlo cuando ataca con impecable mesura los teclados electr¨®nicos; Kevin Harris, un bajista que debe y sabe hacer l¨ªneas de vientos en los un¨ªsonos con la cantante; y Ark Johnson, uno de los m¨¢s eficaces bateristas de la ¨²ltima oleada. En su recital pudo sentirse uno de los bancos de pruebas de los que surgir¨¢n las nuevas tendencias de los a?os noventa.