El eco inmortal de Horowitz
La influencia del pianista se dejar¨¢ sentir en las pr¨®ximas generaciones de m¨²sicos
La muerte del virtuoso pianista VIadimir Horowitz, fallecido el pasado domingo en Nueva York a consecuencia de un repentino ataque de coraz¨®n, ha puesto de relieve la tremenda importancia de su especial y a la vez ¨²nica concepci¨®n musical. Cr¨ªticos y pianistas de todo el mundo han destacado que Horowitz interpretaba como nadie el poder y la delicadeza que se esconden en los densos libretos de Chaikovski, Beethoven, Chopin, Scriabin y tantos otros genios.
Su muerte coincide con el lanzamiento al mercado mundial de la colecci¨®n de discos Sony Classical, en cuyo primer volumen aparece Horowitz interpretando piezas de Chopin y Liszt. El eco de su piano ser¨¢ inmortal.Harold C. Schonberg, uno de los cr¨ªticos musicales m¨¢s reconocidos de The New York Times, ha escrito: "No importaba lo dif¨ªcil y complicada que pudiera parecer una pieza, Horowitz hac¨ªa que su sonido fuera f¨¢cil". Schonberg destac¨® los estupendos fortissimos y el tono con que interpretaba Horowitz. "Lo m¨¢s importante es transformar el piano, de un instrumento de percusi¨®n, en un instrumento de canto", explic¨® en cierta ocasi¨®n el propio pianista, que se consideraba asimismo como "un rom¨¢ntico del siglo XIX".
Horowitz era un pianista honesto que interpretaba con tanta claridad que cualquier persona hubiera adivinado un error. Pero el error jam¨¢s qued¨® registrado, y sus notas y los aplausos del p¨²blico a¨²n resuenan en Leningrado, donde actu¨® en 1986, despu¨¦s de 61 a?os; en el Carnegie Hall de Nueva York, que reinaugur¨® ese mismo a?o, o en la Casa Blanca, donde interpret¨® unas piezas muy suaves poco despu¨¦s de recibir la Medalla de la Libertad de manos de Ronald Reagan.
El a?o 1986 fue m¨¢gico. Fue el a?o del retorno de Horowitz despu¨¦s de su desaparici¨®n en 1983. No era ¨¦sta, sin embargo, la primera ocasi¨®n en que el pianista privaba al gran p¨²blico del disfrute de sus interpretaciones. Su carrera estuvo marcada por largas etapas de descanso, en las que el m¨²sico se dedicaba al estudio del sonido y la nueva interpretaci¨®n de los grandes compositores. Su biograf¨ªa muestra per¨ªodos de descanso entre 1936 y 1938, entre 1953 y 1965, entre 1968 y 1974 y entre 1983 y 1985.
Su carrera tambi¨¦n est¨¢ repleta de cancelaciones. A pesar de este serio inconveniente, los empresarios segu¨ªan ofreci¨¦ndole contratos. Su car¨¢cter y sus desapariciones le convirtieron en un pianista muy deseado.
En una de las entrevistas que concedi¨® el pasado a?o, el propio Horowitz explic¨®, refiri¨¦ndose a su irregular presencia en los escenarios: "Los m¨¦dicos me aconsejaban descansar porque estaba muy fatigado". Su ¨²ltimo retorno le convirti¨® en un obseso del traba o. Realiz¨® giras por todo el j
mundo, grab¨® v¨ªdeos y discos y concedi¨® entrevistas. No parec¨ªa que aquello fuera el canto del cisne, porque su interpretaci¨®n fue m¨¢s clara que nunca.
Horowitz naci¨® en Kiev en 1903 bajo el nombre de VIadimir Gorowitz, en el seno de una pr¨®spera e intelectualmente avanzada familia ucraniana. Su padre era ingeniero; su madre y hermana, pianistas, y su otro hermano, Georg, violinista. El joven Gorowitz cambi¨® su nombre al de Horowitz tras su presentaci¨®n en Berl¨ªn en 1926.
Comenz¨® a tocar el piano a los tres a?os, y a los seis, los profesores del Conservatorio de M¨²sica de Kiev ya adivinaron que se trataba de un genio. La revoluci¨®n sovi¨¦tica fue, de hecho, lo que le llev¨® a los escenarios. S¨®lo as¨ª pod¨ªa conseguir el dinero para que su familia, expoliada por los bolcheviques, pudiera seguir adelante.
El nuevo Rubinstein
En 1925, las autoridades sovi¨¦ticas le autorizaron a salir de la URSS para un curso de aprendizaje, pero ¨¦l convirti¨® el viaje en una gira por toda Europa occidental en la que se destap¨® como el nuevo Rubinstein. En 1928 actu¨® en Nueva York y entusiam¨® a Manhattan. Durante la II Guerra Mundial particip¨® en EEUU en conciertos para recaudar dinero, y en 1944 le fue otorgada la ciudadan¨ªa norteamericana.
Bernstein, el famoso director de orquesta, envi¨® el pasado domingo una carta de condolencia a la viuda del pianista, Wanda, hija de Arturo Toscanini, en la que le agradec¨ªa el cari?o y el cuidado con que trat¨® a Horowitz durante su vida. "Usted le cuid¨® y le preserv¨® de las crisis neur¨®ticas que el mundo nunca entendi¨®, y fue usted quien nos lo devolvi¨® a tiempo, de nuevo y fresco, renovado e incluso m¨¢s grande", escribi¨® Bernstein.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.