De vuelta a casa
Los berlineses del Este regresan con normalidad tras un inesperado fin de semana de libertad en Occidente
MARUJA TORRES Una tranquila ciudad de Alemania podr¨ªa ser Berl¨ªn Este en un lunes no cualquiera, el primer lunes desde que cay¨® el muro. En los ojos de todos hab¨ªa la bruma de este principio de invierno, pero estaban tambi¨¦n las im¨¢genes reci¨¦n adquiridas en el Oeste, junto con cuantos bienes de consumo pudieron alcanzar. Y aunque las oficinas, los comercios y los establecimientos del Este no estaban tan a tope como antes de los ¨²ltimos acontecimientos, no puede decirse que fuera una ciudad desierta. M¨¢s bulliciosa estaba, seg¨²n se cuenta. Y m¨¢s esperanzada.
Hac¨ªa ayer un fr¨ªo pele¨®n, y en los puntos del muro reci¨¦n abiertos -Potsdames Platz, Bernauer Strasse- no se registraban atascos como las del fin de semana. La gente entraba y sal¨ªa como quien ya ha establecido una rutina. Una dependienta del Central Markt de Alexander Platz hab¨ªa conseguido cambiar su turno con una compa?era y se dirig¨ªa hacia el Oesite para comprarse ropa interior fina. "Precisamente trabajo en la secci¨®n de medias", declar¨® a este peri¨®dico, "y no son muy malas, pero s¨ª mon¨®tonas. Tengo ganas de algo m¨¢s lujoso, que es lo que le gusta a mi novio". La chica, Gretchen, trot¨® alegremente hacia el puesto fronterizo en donde los otrora te midos vopos atemorizaban a quienes trataban de huir. Ahora la dejaron pasar entre bromas. Se nota que hasta ellos est¨¢n re lajados con las nuevas medidas. A nadie -o a pocos- le gusta hacer de mamporrero. Las medias que venden en Berl¨ªn Este no son ciertamente una maravilla, pero, comparada con Varsovia, por ejemplo, esta ciudad es una mezcla de la Quinta Avenida y Disneylandia. Hay animaci¨®n en las calles y no tan pocos escaparates como la imaginer¨ªa occidental gusta de presentar. Tampoco es como paraechar las campanas al vuelo, pero si unos guantes cuestan el equivalente a 80 pesetas, no se puede pedir mucho m¨¢s. El salario medio de un berlin¨¦s del Este es de 7.000 a 8.000 pesetas mensuales, pero el alquiler de una vivienda viene a salir por 300 pesetas.De no ser por las consabidas bolsas de pl¨¢stico que acarrean con regalos y compras, y por las radiantes sonrisas, nadie dir¨ªa que estos ciudadanos acaban, como quien dice, de derribar el muro. Ayer se deten¨ªan a comer salchichas de pie en cualquier quiosco. As¨ª, con una limonada en una mano y una bockwurst en la otra, la gente de esta ciudad se ha enfrentado a su lunes con la tranquilidad de quien inicia una nueva vida.
No parece que a los berlineses del Este les interese -al menos no a todos- irse a vivir al otro lado dejando media vida atr¨¢s. Pero ya se est¨¢n habituando a pasar al Oeste como Pedro por su casa y a considerar la otra parte de la ciudad un poco como el barrio selecto al que de cuando en cuando pueden acercarse para echar una canita al aire.
En un teatro de la Bertolt Bretch Platz est¨¢ anunciada la exposici¨®n conmemorativa del 40? aniversario de la fundaci¨®n de Alemania del Este, o sea, de la instauraci¨®n del r¨¦gimen. Y nada resulta tan significativo como ver a los berlineses dirigirse a su casa, a su trabajo -al que llegan tarde- o al metro portando una c¨¢mara fotogr¨¢fica, un aparato de alta fidelidad o un v¨ªdeo reci¨¦n adquiridos en el Oeste sin apenas conceder una mirada a los carteles de propaganda.
'Paga' de 100 marcos
El s¨¢bado por la noche hab¨ªan pasado a Berl¨ªn Oeste alrededor de un mill¨®n de berlineses del Este, y al Ayuntamiento se le acab¨® el dinero tras distribuir alrededor de 100 millones de marcos -unos 6.500 millones de pesetas- entre los regocijados visitantes. Por suerte, los bancos privados y las grandes compa?¨ªas comerciales -transportes seguros, supermercados, etc¨¦tera- estuvieron al quite y pudieron prestarle a la municipalidad lo que necesitaba para seguir con su tan ben¨¦fica tarea.
No tan ben¨¦fica, porque ese dinero en general ha acabado en las arcas de los avispados tenderos berlineses, que casi en su totalidad mantuvieron abiertos los comercios todo el s¨¢bado y todo el domingo hasta bien entrada la noche. "Si entramos en c¨¢lculos", comentaba un berlin¨¦s del Oeste, "el Estado s¨®lo pagar¨¢ menos de la mitad de esos 100 marcos, porque el resto lo recaudar¨¢ en impuestos por los comerciantes". Los 100 marcos por cabeza los entrega el Gobierno a todo alem¨¢n del Este que llegue al Oeste por primera vez, previa presentaci¨®n del pasaporte, en un banco cualquiera. Se les entrega un impreso que deben presentar en caja como requisito indispensable a la entrega de los 100 marcos, entrega que queda registrada en el pasaporte para impedir que se produzcan repeticiones.
El hecho de que todo ciudadano del Este alem¨¢n tenga derecho a recibir esa cantidad explica que cada familia haya desempolvado al m¨¢s remoto de sus parientes, incluso a aquellos con los que llevaban 20 a?os sin hablarse, y tambi¨¦n que las calles occidentales est¨¦n llenas de chavalines de dos meses, que tambi¨¦n cuentan a la hora de recoger la paga. Mientras, Berl¨ªn Oeste va adquiriendo un aire de zoco, con bancos de todo tipo que se apresuran a captar a una clientela ¨¢vida de cambiar sus ahorrillos en moneda d¨¦bil por la s¨®lida divisa del Oeste. Diez marcos del Este por un deutsch mark.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.