O negociar o efiminar al adversario
La suerte definitiva de 10 a?os de guerra parece decidirse estos d¨ªas en los combates que se libran en El Salvador. Por la negociaci¨®n seria o por la eliminaci¨®n f¨ªsica de uno de los dos bandos, el Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional (FMLN) se muestra decidido a resolver de una vez por todas el largo conflicto civil que sufre este pa¨ªs.La ofensiva guerrillera podr¨ªa interpretarse como un movimiento desesperado por lo que tiene de suicida. En efecto, muchos de los combatientes que ocupan extensas zonas de la capital salvadore?a est¨¢n condenados a triunfar o a morir en el intento, puesto que no tienen posibilidad de retirada.
Pero, al mismo tiempo, este enorme despliegue militar, en el que intervienen miles de hombres, es una espectacular demostraci¨®n de fuerza por parte del FMLN. Muy pocos de los que siguen la realidad salvadore?a hubieran sido capaces de predecir una ofensiva guerrillera de este calibre.
No se puede descartar que, animados por la dimensi¨®n de su acci¨®n, los guerrilleros est¨¦n pensando en estos momentos en la toma del poder, pero, al menos inicialmente, la ofensiva parece destinada a afrontar las pr¨®ximas negociaciones de paz en mejores condiciones. De hecho, portavoces del FMLN siguen hablando de la voluntad de su organizaci¨®n de sentarse en la mesa de di¨¢logo siempre que el Gobierno de Alfredo Cristiani garantice la seguridad de los movimientos civiles de izquierda, cosa que no ha ocurrido hasta ahora.
Sangriento atentado
Es cierto que Cristiani hab¨ªa dado muestras de verse rebasado por la agresividad de los elementos radicales extremistas incrustados en su partido -Arena- y en las propias fuerzas armadas. El sangriento atentado perpetrado hace 10 d¨ªas contra la sede de un sindicato izquierdista colm¨® el vaso de la paciencia guerrillera y oblig¨® al FMLN a hacer algo sonado si no quer¨ªa perder apoyo de sus seguidores en la capital, San Salvador.
Nadie esperaba, sin embargo, algo tan sonado como para poner en peligro no s¨®lo el Gobierno de Cristiani, sino todo el proceso pacificador de Centroam¨¦rica, que se confirma como una de las pocas regiones del mundo empecinada en la dial¨¦ctica de la guerra. No se puede denegar en este sentido una cierta similitud, de tiempo y de estrategia, entre la ofensiva del FMLN y la decisi¨®n del Gobierno de Nicaragua de reanudar las operaciones militares contra los rebeldes antisandinistas.
Ambas han tenido hasta ahora el ¨¦xito de recuperar la atenci¨®n mundial sobre conflictos que parec¨ªan dormidos. Pero falta saber con qu¨¦ consecuencias.
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