La barbarie
LA TORTURA y posterior asesinato en San Salvador de seis jesuitas -entre ellos Ignacio Ellacur¨ªa, rector de la universidad de Centroam¨¦rica, y otros cuatro espa?oles- muestra hasta donde puede llegar la barbarie humana. Nacido en Portugalete, amigo y colaborador de Xabier Zubiri, Ellacur¨ªa era una figura intelectual y humana de talla excepcional. Se hab¨ªa ganado respeto y admiraci¨®n, tanto en Espa?a como en Am¨¦rica Latina, por el alt¨ªsimo nivel de sus estudios filos¨®ficos y por su combate incesante en defensa de los derechos humanos. Trabaj¨® con todas sus fuerzas para lograr una negociaci¨®n entre el Gobierno y las guerrillas del Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional (FMLN); hizo todo para tender puentes de paz, y por eso ha sido asesinado. Sab¨ªa que contra ¨¦l apuntaban las armas de los que siembran la muerte. Interrogado el verano pasado en El Escorial sobre los peligros que le acechaban, respondi¨®: "M? peligro se encuentra en los escuadrones de la muerte, lo que llamo terrorismo de clase (...). Me pueden matar, pero estoy tranquilo".El asesinato fue cometido por un grupo paramilitar en las condiciones m¨¢s horribles, y de ninguna manera puede ser considerado una consecuencia indirecta de los combates que tienen lugar en la capital salvadore?a. Fue un crimen premeditado y con el objetivo de acabar con personas cuyo papel podr¨ªa ser decisivo, en estos momentos de lucha encarnizada, para contribuir a una negociaci¨®n. No erraba Ellacur¨ªa al hablar de escuadrones de la muerte, ya que el asesinato de ayer se inscribe en una larga serie de cr¨ªmenes cometidos en los ¨²ltimos a?os por grupos paramilitares, amparados por altos mandos del Ej¨¦rcito y por un sector del partido del presidente Cristiani, Alianza Republicana Nacionalista (Arena), contra sindicalistas, estudiantes, religiosos, activistas del movimiento de derechos humanos, etc¨¦tera. Estos cr¨ªmenes, que han impedido el retorno a la normalidad y el funcionamiento de la democracia, reflejan la existencia de un segundo poder aut¨®nomo, militar y vinculado a sectores civiles ultras, que hipoteca al poder legal y le impide actuar teniendo en cuenta los intereses nacionales. Una situaci¨®n que es, adem¨¢s, la causa natural del fracaso de las diversas negociaciones entre el Gobierno y la guerrilla. El asesinato de Ellacur¨ªa trae inevitablemente a la memoria el del que fuera su amigo, el arzobispo ¨®scar Romero, en 1980. Han transcurrido casi 10 a?os, pero siguen actuando grupos criminales con id¨¦nticos fines.
El Salvador atraviesa la fase m¨¢s dura y cruenta de una guerra civil que se prolonga desde hace 10 a?os. Cientos de muertes entre la poblaci¨®n civil han sido causadas estos d¨ªas por los combates en las calles y los ataques de la aviaci¨®n. En estas muertes tiene tambi¨¦n responsabilidad el FMLN, que ha lanzado una ofensiva militar masiva, justific¨¢ndola por la necesidad de obligar al Gobierno del presidente Cristiani a negociar. El camino de las armas es costoso y equivocado. La soluci¨®n tendr¨¢ que lograrse en la mesa de negociaci¨®n, como tantas veces afirm¨® Ellacur¨ªa, incluso a los propios jefes del FMLN.
Para ayudar al restablecin¨²ento de la paz en El Salvador, no s¨®lo hace falta hacer llamamientos a la negociaci¨®n, por necesarios que ¨¦stos sean. Urge una reacci¨®n clara ante el asesinato de que acaban de ser v¨ªctimas cinco religiosos espa?oles en unas condiciones en que la responsabilidad del Ej¨¦rcito salvadore?o no ofrece duda. Est¨¢ bien que el Gobierno espa?ol haya manifestado su consternaci¨®n. Pero no basta. Ante un crimen de estas proporciones contra ciudadanos espa?oles, la presi¨®n del Gobierno de Madrid debe mantenerse, al menos hasta que el Gobierno del presidente Cristiani garantice que los culpables han sido detenidos y ser¨¢n juzgados. Cabe esperar que asimismo el Vaticano, tan sensible en otros casos de represiones contra eclesi¨¢sticos, pronuncie una condena inequ¨ªvoca. Ser¨ªa inexplicable que la posici¨®n progresista de Ellacur¨ªa diese lugar a tibieza en la reacci¨®n del Papa en esta tr¨¢gica circunstancia.
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