El nombre de la cosa
DESDE LOS acontecimientos de Berl¨ªn hasta la propuesta de los comunistas italianos de renunciar a su nombre tradicional, la actualidad viene cargada de inquietantes mensajes para los partidos comunistas occidentales. Desde el voluntarismo se dice, con Georges Marchais, que las ideas en las que crey¨® Pasionaria est¨¢n m¨¢s vivas que nunca. M¨¢s realista, Achille Occhetto responde que en nombre de esas ideas se han cometido cr¨ªmenes incompatibles con los ideales de emancipaci¨®n de los oprimidos. Los comunistas espa?oles, instalados en un cierto eclecticismo, tratan de salvar algo del viejo legado apostando por combinar la apertura a los nuevos movimientos sociales con la reafirmaci¨®n de algunas de las se?as de identidad tradicionales.Occhetto propone la refundaci¨®n del Partido Comunista Italiano, con la renuncia expresa a las siglas comunistas y la entrada en la Internacional Socialista. Tras esa propuesta se manifiesta el reconocimiento de que la democracia no es s¨®lo un medio instrumental para llegar a otras metas, sino el horizonte en que ha de plasmarse el ideal de una sociedad m¨¢s libre y m¨¢s igualitaria. Pero es tambi¨¦n un medio: se renuncia a cualquier concepci¨®n insurreccional de acceso al. poder, incluso en sus expresiones no violentas, como la huelga revolucionaria de masas. Se trata de la culminaci¨®n del proceso de renovaci¨®n ideol¨®gica iniciado hace m¨¢s de 20 a?os en pos de una tercera v¨ªa entre el socialismo real del Este y la socialdemocracia. Los l¨ªmites de ese proyecto se hicieron visibles a comienzos de los ochenta, cuando la incapacidad para dar una respuesta diferenciada a la crisis econ¨®mica, determin¨® el fracaso del eurocomunismo. Quienes, cuando esa formulaci¨®n estaba en su apogeo, afirmaron que se trataba de un (insuficiente) proceso de socialdemocratizaci¨®n de los partidos comunistas se acercaron m¨¢s a la realidad que quienes lo negaron con indignaci¨®n.
Occhetto se pregunta si la escisi¨®n del movimiento obrero producida al calor de la revoluci¨®n de 1917 sigue teniendo sentido cuando nadie reivindica ya ese legado. Desde hace por lo menos 30 a?os, la referencia a la Revoluci¨®n de Octubre se ha mantenido en los partidos comunistas occidentales como mero factor de autoidentificaci¨®n simb¨®lica, no como modelo a seguir. La otra se?a irrenunciable era la identificaci¨®n del movimiento comunista con el proletariado industrial. Pero tambi¨¦n este factor ha entrado en crisis por efecto de las transformaciones econ¨®micas y sociales de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas. Entonces, Occhetto se ha limitado a levantar acta de la crisis de la identidad comunista y de la consiguiente necesidad de plantear sobre nuevas bases una estrategia de la izquierda. Para llegar democr¨¢ticamente al poder se hace preciso construir una alternativa apoyada en la convergencia de las distintas corrientes de la izquierda sobre la base de los principios del socialismo democr¨¢tico.
Eso lo dice Occhetto desde su posici¨®n de segundo partido de Italia, con el 25% de los votos. Su mensaje es, por tanto, bastante diferente del de Anguita, que, con el 9%, se presenta como la alternativa. Para el ex alcalde de C¨®rdoba, Izquierda Unida agrupa ya, en germen, a toda la izquierda, puesto que en su seno est¨¢n ya los verdaderos socialistas y los aut¨¦nticos representantes de los movimientos sociales. Todo consiste, entonces, en esperar a que ese 40% que sigue confiando en los socialistas caiga en la cuenta de su error. Puede ser una apuesta acertada o desacertada, pero desde luego no es una novedad. Desde los a?os treinta, los partidos comunistas han intentado reiteradamente presentarse como el eje de movimientos m¨¢s amplios, incluyendo en sus candidaturas y plataformas a personalidades socialistas o dem¨®cratas radicales como prueba de que se trataba de agrupaciones unitarias de la izquierda.
En ese sentido, Anguita no ha inventado nada, y si bien es cierto que su mensaje ha servido para recuperar el espacio que tuvo el partido comunista hace una d¨¦cada, no es evidente que ese mensaje sea ya una estrategia. La mezcla de desconfianza y desconcierto con que los comunistas espa?oles han acogido la propuesta de Occhetto indica que persisten dudas sobre el camino a seguir. Anguita insiste en reivindicar la vigencia de la Revoluci¨®n de Octubre y el papel dirigente del partido comunista, "m¨¢s necesario que nunca para dar respuesta a lo que est¨¢ ocurriendo en el mundo". Pero a la vez apoya la potenciaci¨®n de Izquierda Unida y la transferencia a esa plataforma de parte de la "soberan¨ªa del partido". El debate que se anuncia no podr¨¢ esquivar el hecho de que el PSOE sigue recogiendo cuatro de cada cinco votos de izquierda, ni la realidad de que, como advirti¨® Pablo Castellano, 17 de los 18 diputados de IU pertenecen al PCE. Tampoco podr¨¢ olvidar que la crisis de este partido se debi¨® en buena medida a la imposibilidad de hacer compatibles los intentos de renovaci¨®n ideol¨®gica con el mantenimiento de pautas tradicionales de comportamiento interno.
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