Defensa siciliana
Hace 300 a?os ya se sorprend¨ªa as¨ª La Bruy¨¨re: "Son necesarias las confiscaciones y los embargos, las prisiones y los suplicios, lo confieso; pero dejando aparte justicia, leyes y necesidades, es cosa que nunca deja de asombrarme contemplar con qu¨¦ ferocidad los hombres tratan a los otros hombres". A tan rutinaria novedad nunca se resign¨® del todo Leonardo Sciascia. Fue demasiado l¨²cido como para renunciar a la defensa de la democracia llamadaformal o burguesa y demasiado honrado como para avenirse jam¨¢s a sus trampas y miserias. A la trama de poderes legales e ?legales en la que nos debatirnos no se opuso desde una supuesta bondad pr¨ªstina de los hombres, corrompidos por la sociedad y sus codicias, sino desde la comprensi¨®n de una maldad demasiado humana que siempre requerir¨¢ regulaci¨®n precisa y vigilante. Por eso ahomin¨® de la raz¨®n de Estado y sus secretos, por eso reivindic¨® la curiosidad, la memoria hist¨®rica y la insobomable compasi¨®n,Le llamaron ambiguo porque fue sutil; denunci¨® la Mafia y el terrorismo sobre todo porque brinda coartada a las instituciones leg¨ªtimas para servirse de m¨¦todos maflosamente antimaflosos, terroristamente antiterroristas. No sol¨ªa olvidar nada y le gustaba aportar datos. Voltaire se hubiese sentido plenamente a sus anchas en su inteligente compa?¨ªa. A los que estamos presos en el tablero inmisericorde de la violencia sin rostro, de los secretos que ocultan veneno, nos ofrec¨ªa la solidaridad util¨ªsima de su informada defensa siciliana. Ahora que nos falta, deberemos inventar nuevas jugadas contra la prepotencia, que lleven su nombre y se inspiren en su recuerdo.
Babelia
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