Maestro de ret¨®rica
Maestro de ret¨®rica, Francisco Javier S¨¢enz de Oiza no es s¨®lo un gran comunicador: el arquitecto septuagenario es tambi¨¦n el creador m¨¢s juvenil y pol¨¦mico de la escena espa?ola. Sus ¨²ltimas realizaciones -el Palacio de Festivales de Santander y un gigantesco bloque de viviendas junto a la M-30 madrile?aposeen la desmesura insensata y la frescura de una provocaci¨®n prograrn¨¢tica; la obra que previsiblemente les siga -el Palacio de las Consejer¨ªas en Sevilla- es una mole -formidable que navegar¨¢ entre los ciento y uno pabellones de la Expo como un paquebote entre veleros. Aunque bien diferentes, estas tres monumentales fortalezas tienen en com¨²n su voluntad extrema; algo seguramente inseparable del car¨¢cter y de la arcluitectura de este navarro c.Nigente y excesivo.La pasi¨®n intelectual y la atroz curiosidad de S¨¢enz de Oiza han hecho de su biograf¨ªa un ejercicio disperso y torrencial, enhebrade apenas por la pirotecnia hipn¨®tica de su Inteligencia, el talento pl¨¢stico de una pupila veloz y una fidelidad paralela a 113, geometr¨ªa y a la paradoja. Espa?ol a la manera ag¨®nica de Unamuno o Ignacio de Loyola, el arquitecto es tambi¨¦n un griego sofista y solar lluminado por una zarza ardiente y enjuto como un predicador.
Monologuista genial, sus mejores edificios dan, voz a la ciudad sin dialogar con ella. Torres Blancas consigui¨® hablar por Madrid sin ser madrile?a apenas; el Banco de Bilbao expresa el sue?oamericano de la capital con m¨¢s elegancia y persuasi¨®n que los propios rascacielos americanos que se levantan junto a ¨¦l.
En la tradici¨®n demi¨²rgica del arquitecto moderno, pero con la avidez intelectual y la inquietud formal de un omn¨ªvoro estil¨ªstico, S¨¢enz de Oiza ha explorado los caminos m¨¢s extravagantes: su voracidad est¨¦tica le ha permitido alimentarse en todos. El perfil rapaz de su talento hace de ¨¦l una de las ¨¢guilas de este momento renaciente de la arquitectura espa?ola, acaso la m¨¢s alta, y sin duda la m¨¢s persuasiva y elocuente. Esc¨²chenla.
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