Tirso y la ONE
Recuerdo que el pasado mes de julio, a prop¨®sito del nombramiento de Adolfo Marsillach como director del Instituto Nacional de las Artes Esc¨¦nicas y de la M¨²sica (INAEM), Eduardo Haro Tecglen glosaba en un art¨ªculo de su peri¨®dico sus excelencias para el lado teatral de su gesti¨®n, en las que creo que todos estamos de acuerdo. En lo referente al aspecto musical, el se?or Haro dec¨ªa (cito de memoria): "...en cuanto a la m¨²sica, s¨®lo Dios sabe qu¨¦ ser¨¢ de ella".Pues bien, cuatro meses despues de aquel nombramiento, los m¨²sicos espa?oles estamos ya empezando a saber qu¨¦ va a ser de nosotros durante el futuro pr¨®ximo. Las declaraciones del se?or Marsillach (a quien, por otra parte, admiro profundamente como hombre de teatro) en la ¨²ltima p¨¢gina de EL PA?S del 14 de noviembre de 1989 son lo bastante elocuentes como para producir escalofr¨ªos de terror entre la profesi¨®n. Cito textualmente: "Con mi m¨¢ximo respeto para los miembros de la Orquesta Nacional, a m¨ª, en mis apetencias culturales, me interesa m¨¢s Tirso. No es una cosa personal. De una forma objetiva, dentro de la cultura de un pa¨ªs son m¨¢s importantes los cl¨¢sicos. Por una raz¨®n sencilla, los cl¨¢sicos son imperecederos y la Orquesta Nacional no lo s¨¦".
Pese a la horrenda redacci¨®n del final del p¨¢rrafo, queda claro para el mundo de la m¨²sica espa?ola que a su flamante director, por la misma regla de tres, le interesa m¨¢s Beethoven que su Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico.
Naturalmente, a m¨ª me pasa lo mismo en mis apetencias culturales, pero si yo fuera director del INAEM procurar¨ªa no mezclarlas con mis responsabilidades, y har¨ªa todo lo posible por no caer en declaraciones a los medios de comunicaci¨®n, en sofismas tan baratos como el del se?or Marsillach. Propongo otro, que me viene sugerido por la relectura del p¨¢rrafo anterior: "Ya que el se?or Marsillach es incapaz de resolver el conflicto de la ONE, lo mejor ser¨ªa acabar con la ONE (o muerto el perro, se acab¨® la rabia). La otra variante ( ... lo mejor ser¨ªa acabar con el se?or Marsillach, o que el se?or Marsillach dimitiera) queda, naturalmente, descartada". Porque, pese a lo que ¨¦l mismo opinara hace algunos a?os, "la honradez no siempre [es] recompensada en Espa?a".
Recuerde que, como hombre de teatro, su obligaci¨®n es que los cl¨¢sicos le pongan la carne de gallina, y como director de? INAEM, su obligaci¨®n es que la Orquesta Nacional le quite el sue?o. Y recuerde tambi¨¦n que, si en todo este desagradable asunto hay algo perecedero, no es, desde luego, Tirso, que est¨¢ por encima del bien y del mal, ni tampoco la ONE, que es tan necesaria para la m¨²sica como su compa?¨ªa para el teatro cl¨¢sico, sino su cargo de un organismo p¨²blico en el que la incompetencia de nuestros gobernantes de turno decidi¨® fundir dos direcciones generales (M¨²sica y Teatro) en una sola (el INAEM), en vergonzosa prueba de lo poco que les importaban ambas.-
compositor.
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