Uni¨®n pol¨ªtica

El hombre que se mueve tiene una ventaja sobre el que se queda inm¨®vil. Al mover sus fichas, Gorbachov pone claramente a los europeos occidentales en una situaci¨®n inc¨®moda. No est¨¢n preparados para la apuesta hist¨®rica del l¨ªder sovi¨¦tico: la neutralizaci¨®n de Europa por la disoluci¨®n de lo que, por el momento, queda de forma embrionaria, la ¨²nica gran potencia posible del Viejo Continente, la Comunidad de los Doce. (...) En efecto: uno tras otro los pa¨ªses de Europa Central van a llamar a la puerta del Mercado Com¨²n, eventualmente para entrar, con seguridad para establecer amplias relaciones econ¨®micas preferenciales. Se deslizar¨¢n en la cola de espera todos los dem¨¢s Estados, como Noruega, Suecia, Austria o Finlandia, a los que la finalidad pol¨ªtica de la integraci¨®n comunitaria hab¨ªa hecho dudar. La CE llegar¨¢ a ser, a pesar de los discursos, una zona de libre cambio uniforme. La sola negociaci¨®n de esta multitud de acuerdos movilizar¨¢ por otra parte, durante algunos a?os, la mayor parte de su energ¨ªa. El peligro es pues perfectamente claro. No existe m¨¢s que una forma de responder a la espera econ¨®mica de los posibles candidatos sin hacer papilla la CE: considerar que la uni¨®n pol¨ªtica de los signatarios del Tratado de Roma ha llegado a tener prioridad. No esperar a esta uni¨®n pol¨ªtica como resultado del gran mercado de 1993 (...), sino quemar etapas y hacer que todo avance hacia un nuevo Tratado (...). 24 de noviembre