La derrota de Gandhi
EL PARTIDO del Congreso, que dirige el primer ministro, Rajiv Gandhi, ha perdido la aplastante mayor¨ªa de que disfrutaba desde hace cinco a?os (415 esca?os) tras las elecciones celebradas a lo largo de la semana pasada para renovar 524 de los 544 diputados que componen la C¨¢mara baja (Lok Sabha). Es la segunda vez que la formaci¨®n pol¨ªtica fundada por el Pandit Nehru antes de la independencia pierde unas elecciones en el casi medio siglo de existencia del pa¨ªs. La otra ocasi¨®n fue en marzo de 1977, cuando la madre del actual primer ministro, Indira Gandhi, fue derrotada por el partido conservador Janata (BJP), tras ser acusada de pr¨¢cticas electorales corruptas e imponer, por ello, un estado de emergencia que dur¨® dos a?os. La ineptitud del Gobierno del BJP devolvi¨® el poder y la aplastante mayor¨ªa a Indira Gandhi menos de tres a?os despu¨¦s.En 1984, la primera ministra ca¨ªa asesinada por dos miembros sijs de su guardia personal, v¨ªctima tal vez de su autoritarismo centralista, su impaciencia con las divisiones religiosas hind¨²es y en especial con los problemas causados,por la minor¨ªa sij en el Estado de Punjab, tratados por Gandhi con implacable mano dura. Su hijo Rajiv tom¨® el relevo y, en una ola de popularidad heredada, renov¨® el triunfo del Partido deL Congreso a finales del mismo a?o.
Un lustro despu¨¦s, los decepcionantes resultados de una pol¨ªtica econ¨®mica que ha beneficiado a una minuna proporci¨®n de la burgues¨ªa urbana y aumentado sus diferencias con una enorme masa de desheredados, a?adidos a la cr¨®nica incapacidad del Gobierno para hacer frente a los constantes problemas regionales, han erosionado gravemente la popularidad del partido en el poder. Si a ello se a?aden los esc¨¢ndalos financieros desvelados en los ¨²ltimos a?os en Nueva Delh?, especialmente el del tr¨¢fico de armas con la empresa sueca Bofors, en el que aparecen implicados altos cargos del Gobierno, no es de extra?ar que esa impopularidad se haya traducido en una nueva derrota electoral de la dinast¨ªa Gandhi.
Despu¨¦s de salir ileso de un atentado en octubre de 1986, Rajiv no s¨®lo ha tenido que hacer frente a continuos des¨®rdenes y constantes brotes de violencia religiosa o de casta en Punjab, en Goa, en Assam, en Utar Pradesh (¨¦stos especialmente crueles, de resultas de los enfrentamientos entre hind¨²es y musulmanes), sino que ha visto c¨®mo se erosionaba su liderazgo pol¨ªtico en sucesivas derrotas electorales a nivel regional. S¨®lo en 1987 perdi¨® el control de asambleas legislativas locales en Estados clave, como Kerala, Bengala Occidental (Calcuta) y Haryana.
Aun cuando el Partido del Congreso (I) -llamado as¨ª por su refundaci¨®n en 1978 como Partido del Congreso (Indira)- sigue estando en primera posici¨®n, con aproximadamente 200 esca?os, el Frente Nacional socialdem¨®crata, liderado por el congresista disidente V. Pratap Singh, puede haberse convertido en la segunda fuerza pol¨ªtica de la India, sobrepasando los 150 diputados. Pero los grandes ganadores de estos comicios han sido los conservadores del BJP, que probablemente pasar¨¢n de 2 a 75 esca?os y que han concurrido a las elecciones coligados con Singh. Todos han batido al Partido del Congreso en sus feudos tradicionales del norte. La cuarta fuerza en liza ha sido el Partido Comunista Indio (marxista).
El presidente de la Rep¨²blica podr¨ªa encargar a Singh formar Gobierno en coalici¨®n con el BJP, si el partido en el poder es incapaz de hacerlo. La situaci¨®n no es sencilla, sin embargo. Con un Parlamento fragmentado, el l¨ªder del BJP ha declarado formalmente que no dar¨¢ su apoyo a Gandhi, pero tambi¨¦n ha dicho que su alianza con el Frente Nacional se romper¨ªa si en cualquier coalici¨®n participaran los comunistas. Ante una situaci¨®n as¨ª, el Partido del Congreso puede sacar ventaja de una retirada a un segundo plano para esperar a lo que sus miembros suponen puede ser, como cuando regres¨¦ al poder Indira Gandhi en 1980, el inevitable caos de una coalici¨®n inmanejable.
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