Anquilosarse o renovarse
Para el autor del art¨ªculo, la candidatura de la que forma parte pretende abrir puertas y ventanas para la propia profesi¨®n de los abogados, como para que se establezca una mejor comunicaci¨®n con las aceleradas reformas e inquietudes sociales.
Dos candidaturas principales se enfrentar¨¢n finalmente en el Colegio de Abogados de Madrid para conseguir el apoyo en las urnas de los letrados madrile?os: las encabezadas, respectivamente, por don Antonio Pedrol R¨ªus y don Manuel Jim¨¦nez de Parga. Y el significado fundamental, no hay que enga?arse, de la contienda electoral remite precisamente a la disyuntiva que da t¨ªtulo a estas l¨ªneas: los abogados podr¨¢n -y deber¨ªan, en mi opini¨®n-optar entre personas, ideas y formas de proceder contrastadas durante los m¨¢s de tres lustros anteriores en que, con algunas variantes personales, ha gobernado el colegio el decano Pedrol R¨ªus o avalar con su voto la moderada renovaci¨®n que suponen las personas y programa con que concurre la candidatura alternativa del se?or Jim¨¦nez de Parga.No es mi intenci¨®n desarrollar aqu¨ª las l¨ªneas argumentales m¨¢s relevantes de los programas de las candidaturas contendientes, que ser¨¢n difundidas ampliamente -¨¦sa es al menos la intenci¨®n de aquella en la que me integren los pr¨®ximos d¨ªas, sino realizar alguna consideraci¨®n global acerca del punto del que se parte y de las deformaciones interpretativas m¨¢s notables que, en mi opini¨®n, ya se han puesto de manifiesto a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n, aun antes de conocer la composici¨®n personal y programas de las candidaturas en liza.
Procedente de ¨¢mbitos cercanos al fuerte poder colegial detentado por nuestro decano tradicional, se consigue filtrar y hacer calar en periodistas -Y, por tanto, en lectores- la sutil amenaza de la horrible apropiaci¨®n posible por los partidos pol¨ªticos de las riendas de corporaci¨®n tan importante caso de no producirse una nueva e inquebrantable adhesi¨®n a la eterna roca que nos salva constantemente de este -y aun de otros menores- peligro.
Estricta neutralidad
La idea, por ser noticiable, encuentra alborozada recepci¨®n en los profesionales de la informaci¨®n, que se hacen lenguas una y otra vez de los tremendos pactos de Estado que los partidos -especialmente el del Gobierno tienen rubricados con unos y otros candidatos alternativos y aun con la candidatura de renovaci¨®n entera.
Yo, sin embargo, desde la perspectiva de quien no pertenece a partido pol¨ªtico alguno... por el momento, quisiera subrayar, no ya s¨®lo ni principalmente lo totalmente inexacto de tales bulos -me consta la estricta neutralidad declarada respecto de estos comicios tanto por el Partido Popular cuanto por el socialista-, sino muy principalmente que tal idea constituye, a mi juicio, importante manifestaci¨®n de lo que suelo llamar tics franquistas que acosan inevitablemente a Antonio Pedrol y su entorno, y de los que, dada su avanzada edad fisica y mental, no podr¨¢ ya, entiendo desprenderse.
Se presenta subliminalmente, en efecto, a los partidos pol¨ªticos como condensadores de todos los males y merecedores, por tanto, de nuestro rechazo y desprecio tanto en nuestra calidad de ciudadanos como en la de abogados. Y, como es obvio, de ah¨ª a sentir y decir que con Franco y sin partidos -y sin democracia- viv¨ªamos mejor no hay sino un paso... que algunos traspasan frecuentemente. Y si se tiene en cuenta, por fin que el ¨²nico que ha practicado pactos directos con partidos, seg¨²n f¨®rmula absolutamente anacr¨®nica, a mi juicio, en el Colegio de Abogados, es precisamente el se?or Pedrol, como es notorio, la marruller¨ªa y contradicci¨®n que estos manejos contienen quedan completamente a la intemperie, la cual es suficientemente deslegitimadora por s¨ª sola.
Por eso, cuando el se?or Pedrol se presenta a s¨ª mismo y a sus acompa?antes como la candidatura profesional mi carcajada podr¨ªa o¨ªrse hasta en Andaluc¨ªa si no fuera porque me parece un insulto a la inteligencia que me incomoda, y declaro que me considero tan profesional al menos, como el se?or Pedrol y todo su s¨¦quito, con independencia de que, adem¨¢s, me interesa la democracia para mi pa¨ªs bastante m¨¢s que la dictadura, contra la que luch¨¦ desde que recuerdo.
Miserable filosof¨ªa
Desde otro corner, sin embargo, llega la noticia de que algunos abogados -y algunos amigos, de entre ellos- consideran denigrante participar en los presentes comicios, que deben ser desligitimados desde la abstenci¨®n. Hago encomiables esfuerzos para superar mi inicial estupefacci¨®n, ante todo, por la procedencia de la idea -de compa?eros que han compartido conmigo la cr¨ªtica incesante a los modos de proceder de nuestro sempiterno decano, sin ir m¨¢s lejos, y, por ejemplo, con motivo del Congreso de Palma, y les digo que si lo que expresan es una repugnancia u objeci¨®n de car¨¢cter moral, nada tengo que alegar en contra, pero que si lo que manifiestan es una opini¨®n de otra naturaleza est¨¢n, en mi criterio, practicando una miserable -en el sentido etimol¨®gico de pobreza extrema- filosof¨ªa, en cuanto se contienen en ella, al menos, dos elementos rechazables de plano: que todos somos lo mismo -y esta equiparaci¨®n me molesta incluso personalmente- y que hay que ayudar y apuntalar a Pedrol por el tiempo que quiera y para que prepare a su antojo la sucesi¨®n de s¨ª mismo, lo que se comenta por s¨ª solo.
Frente a la extrema incongruencia, pues, de este tipo de razonamiento -por nominarlo de modo generoso- y frente a la extrema antig¨¹edad del discurso y modos de proceder de nuestro decano y sus incondicionales, nosotros, modestamente, peleamos y ofrecemos nuestro esfuerzo de apertura de puertas y ventanas tanto para que los abogados podamos debatir en nuestro serio -cuesti¨®n casi prohibida hasta el momento- cuanto para que los ecos de una sociedad en proceso de aceleradas reformas pueda acceder a nuestros o¨ªdos y entre muchos -no de la exclusiva mano de un salvador de antiguo corte- pongamos nuestra variada profesi¨®n al servicio real -de los reales intereses de la mayor¨ªa de nuestros ciudadanos.
?sta es, parafraseando una de nuestras viejas f¨®rmulas de estilo, la opini¨®n de quien suscribe, que somete con gusto a cualquier otra mejor fundada.
forma parte de la candidatura que encabeza Manuel Jim¨¦nez de Parga.
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