Un largo proceso
EL PLAN de 10 puntos presentado por el canciller Kohl en el Parlamento de Bonn para la unificaci¨®n de las dos Alemanias constituye una propuesta flexible, sin plazo fijo, y con el suficiente margen de ambig¨¹edad para ser punto de referencia en el debate, pero sin,cerrar otras posibilidades, hoy imprevisibles, que podr¨ªan aparecer al hilo de los acontecimientos.Dos etapas se perfilan en el proyecto dise?ado por Kohl: en la primera, inmediata, la RFA afirma estar dispuesta a prestar ayudas de urgencia a la RDA; en la segunda, una vez que ¨¦sta haya realizado elecciones libres -y cuando se hayan introducido en su sistema econ¨®mico cambios hacia una econom¨ªa de mercado-, Kohl propone establecer una "comunidad contractual", tomando una frase de Modrow, el actual jefe reformista del Gobierno alem¨¢n oriental. Se tratar¨ªa de crear comit¨¦s conjuntos de cooperaci¨®n para abordar problemas esenciales, como econom¨ªa, transportes, ecolog¨ªa, sanidad, educaci¨®n, cultura, ciencia y tecnolog¨ªa. Todo ello enmarcado en un sistema confederal mediante la formaci¨®n de una comisi¨®n gubernamental com¨²n, un ¨®rgano parlamentario com¨²n y comisiones especializadas.
Kohl es cauteloso al tratar del final del proceso. Repite que la meta -tal como figura en la Constituci¨®n de la RFA- es la "unidad de Alemania". Pero agrega: "Cu¨¢l ser¨¢ la forma de una Alemania reunificada, nadie lo sabe hoy". Esta prudencia, la no fijaci¨®n de plazos y, sobre todo, el hecho de que hable de una soluci¨®n confederal -idea adelantada inicialmente por los socialdem¨®cratas del SPEI- han permitido que el conjunto de las fuerzas pol¨ªticas del Parlamento de Bonn -con la excepci¨®n de los Verdes- haya aprobado ese plan, ofreci¨¦ndose para apoyarlo.
Algunos medios occidentales se han extra?ado de que poco despu¨¦s de su discurso en Estrasburgo, en el que trat¨® el tema con vaguedad, Kohl haya presentado un plan tan concreto. Fuertes razones, tanto alemanas como internacionales, le obligaban a salir de las generalidades. En las manifestaciones de la RDA, antes silenciosas, abundan ahora los gritos a favor de la unidad. A la vez, en la RFA, la reunificaci¨®n est¨¢ siendo utilizada demag¨®gicamente por la extrema derecha nacionalista. Y finalmente, en la escena internacional, todo el mundo habla ya de unidad alemana, y algunos de modo inoportuno: si algo favorece el rebrote del nacionalismo alem¨¢n es que canciller¨ªas extranjeras dicten recetas sobre lo que tienen que hacer los alemanes.
Quiz¨¢ el mayor m¨¦rito del plan de Kohl es que en ¨¦l se aborda de manera bastante clara la dimensi¨®n europea e internacional que tiene el problema alem¨¢n. Es fundamental que eso lo digan, y lo subrayen, los propios alemanes, y especialmente los que asumen cargos dirigentes. Como ya hab¨ªa hecho en Estrasburgo, Kohl insiste en que la unidad alemana s¨®lo podr¨¢ hacerse como parte de la unidad europea. Est¨¢n adem¨¢s lo! problemas de seguridad: con la existencia de la OTAN y el Pacto de Varsovia, con tropas sovi¨¦ticas y norteamericanas estacionadas en las dos Alemanias, es evidente que su unidad pondr¨ªa en cuesti¨®n el sistema de seguridad que funciona desde 1949, y que no se puede pensar en cambiar sin complejas negociaciones y acuerdos entre los pa¨ªses occidentales y la URSS. Combinar el derecho de los alemanes a autodeterminarse -que nadie puede poner en duda- con los cambios radicales que la unidad alemana ¨ªmplicar¨ªa en la estructura de la seguridad europea constituye la mayor dificultad. Kohl la reconoce en su plan. No pod¨ªa hacer mucho m¨¢s.
El plan del canciller federal alem¨¢n tiene un primer prop¨®sito: ser base de discusi¨®n para la visita que realizar¨¢ a la RDA el 19 de diciembre, un d¨ªa antes que Mitterrand. El problema alem¨¢n entra, pues, en una nueva fase. Pero estamos ante un proceso que ser¨¢ largo, como ha subrayado recientemente George Kennan, con su enorme autoridad, en estas p¨¢ginas.
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