Extra?os compa?eros de viaje
Anthony Frederick y Dennis Nutt son los nuevos americanos del Madrid
Dennis Nutt descolg¨® al tel¨¦fono a las 8.30 en Lacrosse, una peque?a, fr¨ªa y aburrida localidad de Wisconsin; Anthony Frederick escuch¨® la oferta en Los ?ngeles, su ciudad de nacimiento. La propuesta ven¨ªa de George Karl, entrenador del Real Madrid. Los dos aceptaron la oferta y volaron a Madrid. Dos extra?os compa?eros de viaje. Nutt, un querub¨ªn blanco crecido en las praderas del Suroeste norteamericano, y Frederick, el chico de barrio, un jugador pulido en las canchas callejeras del temible East Los Angeles.
Frederick y Nutt representan con fidelidad el mundo opaco y la vida trashumante de los jugadores profesionales de segundo orden. Ninguno de los dos ha conseguido establecerse en la NBA. Sus carreras han discurrido entre los autobuses que recorren las rutas interestatales de Norteamerica. Es el duro estilo que ofrece la CBA, el purgatorio del baloncesto estadounidense. "Es un mundo duro. Los viajes son interminables. No hay lujos. Te esperan ciudades peque?as, como Lacrosse, y mientras tanto esperas la llamada", confiesa Nutt.La llamada es el elemento esencial de su trabajo. Juegan esperando una oferta, afinando sus estad¨ªsticas en lugares tan inh¨®spitos como Topeka, Sioux Falls o Quad City. Reciben 10.000 d¨®lares, un dinero muy escaso incluso para vivir en Lacrosse, donde los Catbirds distraen las g¨¦lidas noches de invierno en una ciudad que vive de su gran f¨¢brica de cerveza. Hace tres temporadas, Nutt y Frederic coincidieron un mes en los Catbirds de Lacrosse. Nutt, el querub¨ªn, recibi¨® por fin la llamada de la NBA.
Los Mavericks de Dallas necesitaban un base con buen tiro. A Nutt le conoc¨ªan bien de sus d¨ªas como base de la Universidad de Texas Christian, un centro instalado en Fort Worth (Texas). "Cumpl¨ª el sue?o de mi vida. Nunca dej¨¦ de pensar que pod¨ªa jugar en la NBA. Es cuesti¨®n de tenacidad y confianza. La vida cambia de repente. Hoteles de lujo, vuelos en primera clase y la posibilidad de jugar contra los mejores jugadores del mundo".
Su mejor noche lleg¨® contra los Warriors de Oakland. Jug¨® unos cuantos minutos y marcos once puntos. El entrenador rival era George Karl, que no olvid¨® el nombre del muchacho de los Mavericks y su precisi¨®n en el lanzamientos. Aquella noche, Nutt abon¨® sus tres lanzamientos triples, una precisi¨®n caracter¨ªstica en los jugadores con su origen baloncest¨ªstico. Al fin y al cabo, su padre es entrenador en un centro especial para sordos en Little Rock (Arkansas), su ciudad natal. "Creo que todos los hijos de entrenadores nos distinguimos por nuestra punter¨ªa en el tiro. Tambi¨¦n le sucede esto a Steve Alford o Rex Chapman. Mi padre vigilaba siempre los partidos que jug¨¢bamos los cuatro hermanos en el patio trasero de nuestra casa. Ten¨ªamos un cesto colgado de un ¨¢rbol".
N¨²meros discretos
Nutt dej¨® Arkansas y se gradu¨® como profesor de Educaci¨®n F¨ªsica en Texas Christian. Se cas¨® con Vicki, una animadora del equipo de la Universidad, y comenz¨® en Lacrosse su particular traves¨ªa del desierto. Apenas un a?o despu¨¦s lleg¨® a Wisconsin un alero negro, flaco, con unos brazos extraordinariamente largos. Anthony Frederick acaba de terminar su etapa universitaria en Pepperdine. No llegaba con grandes referencias pero ten¨ªa algunas cosas que demostrar: "Soy un producto tard¨ªo como jugador. Hasta los 16 a?os s¨®lo hab¨ªa jugado al baloncesto en las calles de los barrios del Este de Los Angeles. Me gustaba m¨¢s el f¨²tbol. Era un buen wide receiver (receptor), pero finalmente me decid¨ª por el baloncesto. El problema radicaba en que me vi obligado a jugar de p¨ªvot en la universidad. Con mi altura, 2 metros, ten¨ªa que buscarme el futuro como alero. Eso es lo que hice en la CBA".Frederick, cuyos discretos n¨²meros en Pepperdine no presagiaban grandes d¨ªas en el baloncesto profesional, comenz¨® a multiplicar sus cifras estad¨ªsticas en la CBA. Hace dos temporadas, lleg¨® a promediar 25 puntos por partido. Los Pacers de Indiana tomaron nota. Frederick recibi¨® la llamada. Como Nutt, ingres¨® en la NBA para completar banco. "Creo que mejor¨¦ mi juego junto a Person, Fleming y Schrempf. S¨®lo me falta pulirlo un poco m¨¢s, para retornar. Por eso acept¨¦ la propuesta de Karl. Es mejor esto que la CBA".
Llegaron juntos. Nutt con su aspecto de colegial, casi imberbe; Frederick cargado de oro en las cadenas, con un pendiente en el l¨®bulo de su oreja izquierda. Nutt, tranquilo y devoto del golf, Frederick, atrapado por el rap Tone Loc. Ninguno de ellos conoc¨ªa nada de Espa?a. Pero recibieron una llamada y una promesa de buenos d¨®lares. Y aceptaron la propuesta.
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