En la era de Cosby llueve sobre mojado
El fen¨®meno de La hora de Bill Cosby y el mantenimiento durante a?os de comedias como Cheers -inicia ahora su octava temporada-, Juzgado de guardia, Las chicas de oro, Alf Crecen los problemas confirma la omnipresencia de la sitcom y justifica la continua aparici¨®n de nuevos t¨ªtulos, como Rossanne, que ahora le disputa el reinado a Bill Cosby -27,8 y 23,5 puntos en la escala de audiencia de la semana del 2 al 8 de octubre respectivamente-; Doogie Howser, MD el nuevo artefacto de Steven Bochco, el creador de Canci¨®n triste de Hill Street y La ley de Los ?ngeles; o Caldo de pollo, una comedia de ambiente jud¨ªo que se cuenta entre los ¨²ltimos hallazgos.A la popularidad de las telecomedias se ha sumado ¨²ltimamente una mejora de su imagen, favorecida por la incorporaci¨®n de conocidos actores que antes hab¨ªan mostrado repetidamente su rechazo por este g¨¦nero televivo de alguna manera asociado a la quinta esencia de todas las limitaciones creativas que impone el medio.
Ahora casi todo lo que se propone como nuevo viene bajo esta envoltura de la telecomedia. El fen¨®meno no tiene equivalente en Europa, donde, en general, siempre han tenido mejor entrada las series dram¨¢ticas, espe cialmente las policiacas. Las sitcoms, uno de los formatos, con mayor ¨ªndice de fidelidad, s¨®lo en alg¨²n caso, como por ejemplo Juzgado de guardia (fue el n¨²mero 11 y 14 entre programas con m¨¢s audiencia), han figurado en TVE entre los 20 primeros pro gramas. Este menor impacto po dr¨ªa explicarse seg¨²n ciertas ca racter¨ªsticas del g¨¦nero -su r¨ªgida estructura formal, su particular look, su funcionalidad, la puntuaci¨®n del gag con risa enlatada- que chocar¨ªan con las exigencias europeas.
Desde antiguo, las tres grandes cadenas americanas se plantean bloques homog¨¦neos de programas para crear costumbre entre los telespectadores. De ah¨ª que la cadena CBS programe Dallas y Falcon Crest, el viernes por la noche, uno a continuaci¨®n del otro. De ah¨ª el dispositivo llamado factor Cosby a ra¨ªz del ¨¦xito del programa. Como se pudo comprobar, las series que se programaban a continuaci¨®n de Cosby la noche de los jueves en la cadena NBC lograban, por simpat¨ªa, el segundo, tercero y cuarto puestos en la clasificaci¨®n de audiencia. Y algo m¨¢s: las noches de programaci¨®n blockbuster -como, por ejemplo, la marat¨®n que inclu¨ªa en un mismo bloque La hora de Bill Cosby, Lazos familiares, Cheers, Juzgado de guardia y Canci¨®n triste de Hill Street- ten¨ªan un efecto de arrastre sobre la cadena entera el resto de la semana. Con este argumento la firma Viacom consigui¨® en 1988 la cifra r¨¦cord de 500 millones de d¨®lares por la venta de La hora de Bill Cosby en el mercado de las estaciones locales sindicadas. Por efectos del factor Cosby, las emisoras no s¨®lo se har¨ªan con la audiencia natural de Cosby, sino que heredarian por inercia esta misma clientela una vez acabada la emisi¨®n del programa.
La ciencia de la programaci¨®n no es, sin embargo, tan exacta aunque el factor h¨¢bito sigue siendo uno de los m¨¢s importantes a considerar. La hora de Bill Cosby perdi¨® dos tercios de su usual audiencia -de 27 a 9 puntos- al cambiar una estaci¨®n televisiva del ¨¢rea de San Francisco su programaci¨®n de las ocho a las siete.
A ra¨ªz del terremoto del d¨ªa 17, y como consecuencia de que la gente se levantaba m¨¢s pronto y se retiraba antes, por los problemas de tr¨¢fico de Bay Area, la emisora crey¨® que realizar¨ªa un servicio p¨²blico -otros hablaron de simple oportunismo- ofreciendo antes las noticias y el entretenimiento. El resultado fue la ca¨ªda en picado del programa de Bill Cosby.
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