La honesta proposici¨®n sindical prioritaria
Quiz¨¢ uno de los secretos de Estado mejor guardados sea la respuesta que el nuevo Gobierno dar¨¢ a las ¨²ltimas y obstinadas reivindicaciones sindicales. As¨ª, a bote pronto, cabe adivinar dos comportamientos diametralmente opuestos: los hay que piensan que para empezar a abrir boca es saludable rechazar de plano las propuestas sindicales. Es decir, a priori, confundiendo, me temo, el adjetivo prioritaria; convencidos de que lo que quiere decir es que la propuesta sindical debe ser repelida de entrada (a priori), sin m¨¢s, ?ay! Otros, afortunadamente, opinan todav¨ªa que prioritario significa primac¨ªa, preferencia. Que se trata de la m¨¢s importante cuesti¨®n sindical que est¨¢ sobre la mesa y que no vendr¨ªa mal sobre ella discutir, hablar, y si es posible negociar. Y si estos otros han sido educados desde peque?os en la creencia de que el sindicato es el aliado natural, es l¨®gico que ahora le llamen y al menos le digan: "Ven y cu¨¦ntame eso que para ti es tan importante. Veremos qu¨¦ se puede hacer. Te ofrezco mi buena fe y mis lanas de llegar a un acuerdo". Estos son los que, de repudiar, repudiar¨¢n a posteriori, que no a priori.No va a haber otro remedio que hablar de la Propuesta Sindical Prioritaria. Y para ello no viene mal recordar que proponer significa "exponer una persona a otra un plan, trato, etc¨¦tera, buscando su conformidad para llevarlo a efecto", algo muy distinto a imponer; y no va a haber otro remedio porque la otra persona mayoritariamente ha dado por callada la respuesta.
Ya saben ustedes que la Propuesta Sindical Prioritaria contiene en realidad 20 proposiciones agrupadas en cuatro grandes apartados: aumento y mejora del empleo, mejora de la protecci¨®n social, redistribuci¨®n de la renta y derechos de participaci¨®n de los trabajadores. Despu¨¦s los comentaremos, pero antes creo que es bueno que nos detengamos en su pre¨¢mbulo, pues dos cosas de ¨¦l conviene destacar. La primera es un notable cambio que se produce en el comportamiento sindical espa?ol; se abandona la pura y simple reivindicaci¨®n por la propuesta... "No es ello casual, ya que nuestra intenci¨®n consiste ( ... ) en proponer medidas concretas sobre cada punto". Quiz¨¢ al lector distra¨ªdo esto le parezca de importancia menor, casi insignificante, pero no es as¨ª, ni mucho menos. Del "yo quiero esto, y all¨¢ usted con sus problemas" se pasa a proponer medidas concretas que permitan conseguir el fin deseado. El giro es casi copernicano y merecedor, al menos, de respeto, an¨¢lisis, tratamiento y contestaci¨®n. Nos encontramos ante el sindicato como sujeto pol¨ªtico que, en plan de igualdad, se compromete a buscar soluciones a problemas concretos.
La segunda cosa interesante es descubrir el objetivo de esta Propuesta Sindical Prioritaria, que no es otro "que hacer compatibles crecimiento econ¨®mico, aumento del empleo, distribuci¨®n m¨¢s justa de la riqueza y elevaci¨®n del nivel de protecci¨®n social". Pero esto... ?no es lo que queremos todos? Ni a don Carlos el Ajustado, pienso yo, se le ocurrir¨ªa hacer compatible el crecimiento econ¨®mico con la disminuci¨®n del empleo, la distribuci¨®n m¨¢s injusta de la riqueza y la reducci¨®n del nivel de protecci¨®n social...
Objetivo perseguido
Entonces, si todos persiguen el mismo objetivo, ?por qu¨¦ no se sientan, aunque s¨®lo sea para saber si las propuestas sindicales son coherentes con el objetivo perseguido?
Miren, yo he presidido en los ¨²ltimos 15 a?os unos 70 convenios colectivos, y no conozco uno s¨®lo en el que al comenzar, cuando se entregan las plataformas, no cunda el des¨¢nimo. y digan ambas partes lo cl¨¢sico de "esto es innegociable, ni hablar". Pero se sientan y se hablan, claro que se hablan, a veces muchos d¨ªas, a veces muchos meses, y al final siempre se llega a un acuerdo. Porque la verdad es que la negociaci¨®n es el todo y el fin una parte de ese todo, a la que a menudo se llega por cansancio, pues como le hubiera gustado decir a Berstein, se hace camino al andar...
Bueno, y dicho esto, lo que ahora procede es hurgar entre esas 20 proposiciones para ver si son disparatadas o plausibles.
En el apartado empleo, que es obviamente fundamental, encontramos peticiones que si en algo sorprenden es por su normalidad. "Participaci¨®n efectiva de los sindicatos"; ?pero es que acaso los sindicatos pueden pedir otra cosa?, ?tienen otro instrumento para impedir el exceso de horas extraordinarias, el sometimiento de los contratos especiales a la ley...? M¨¢s que pedir, ofrecen su ayuda para que la ley se cumpla.
Y si piden la reducci¨®n de la jornada a 37 horas, "en la perspectiva de las 35 horas semanales previstas por la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos", ?de qu¨¦ nos quejamos?, ?no quer¨ªamos que nuestros sindicatos fueran como los europeos y no como los argentinos? Claro que el meollo de la cuesti¨®n en todo esto va a estar en el famoso "principio de causalidad", que es muy sencillito: a un trabajo temporal corresponde un contrato temporal; a un trabajo permanente, un contrato indefinido. Yo creo sinceramente que es impensable que un sindicato m¨ªnimamente serio pueda defender lo contrario, aqu¨ª o en Roma, haya hecho o no cursillos acelerados de macroeconom¨ªa.
Y en formaci¨®n profesional, lo normal: "Estamos especialmente interesados en conseguir un aumento del nivel y de la calidad de la formaci¨®n y de la experiencia profesional...". Pues como todos.
Mejorar la protecci¨®n social es evidentemente un objetivo irrenunciable de todo sindicato, y su negociaci¨®n es pieza esencial, casi definitoria de toda pol¨ªtica socialdem¨®crata. Desempleo, asistencia sanitaria, vivienda, prestaciones no contributivas, protecci¨®n familiar, pensiones, etc¨¦tera... Son los mimbres del cesto negocial. El pan nuestro sindical de cada d¨ªa, y que cada d¨ªa debe ser negociado. Y no creo que la petici¨®n al respecto pueda sorprender a nadie.
Se solicita tambi¨¦n el establecimiento de un salario social garantizado, con cargo a los presupuestos de las Administraciones p¨²blicas, de 30.000 pesetas. Y es, indudablemente, una petici¨®n que puede ser contestada. Puede ser que su existencia condicione la creaci¨®n de bolsas estructurales de paro (se habla hasta de un 7%), puede ser. Puede que sea una medida acomodaticia que amortig¨¹e la iniciativa, puede ser. Todo es discutible. Pero conviene recordar que no estamos hablando de asientos contables y que las bolsas de marginaci¨®n y pobreza no se evitan (o no se deben evitar) por imperativos econ¨®micos, sino ¨¦ticos.
Temas capitales
Y seguimos con los temas capitales, otro es -y siempre as¨ª lo ha sido- la redistribuci¨®n de la renta, a lo que, por otra parte, nos obliga la Constituci¨®n: "Los poderes p¨²blicos promover¨¢n ( ... ) una distribuci¨®n de la renta regional y personal m¨¢s equitativa" (art¨ªculo 40). En fin, m¨¢s equitativa que la existente. Algo habr¨¢ que hacer, y las propuestas sindicales para dar cumplimiento al mandato constitucional ah¨ª est¨¢n, y son en realidad s¨®lo tres: derecho de negociaci¨®n para los colectivos m¨¢s desfavorecidos -pensionistas, clases pasivas, empleados p¨²blicos, desempleados con subsidio y perceptores de salario m¨ªnimo interprofes¨ªonal-, conseguir un tratamiento fiscal m¨¢s justo -aspiraci¨®n ¨¦sta esencial y objeto habitual de negociaci¨®n por la mayor¨ªa de los sindicatos europeos- y, por ¨²ltimo, la creaci¨®n por ley de los famosos fondos de empresa. Pero que nadie se asuste, que no se propone su imposici¨®n, pues esta norma "deber¨¢ ser necesariamente elaborada mediante negociaci¨®n con los interlocutores sociales". Pues bien, que se negocie, ?por qu¨¦ no?
El ¨²ltimo apartado se refiere a los derechos de participaci¨®n de los trabajadores, y hay que reconocer que se proponen algunas cosas dif¨ªcilmente rechazables. Pongamos, por ejemplo, el caso de los actuales comit¨¦s de seguridad e higiene, de existencia casi espectral, constituidos en 1971 con el decidido prop¨®sito de crear ¨®rganos as¨¦pticos, ni siquiera paritarios, t¨¦cnicos -c¨®mo no- y con nula presencia sindical. ?Pero es que alguien cree hoy en ellos?, ?hay todav¨ªa alguno que piense que no deben ser modificados? Citemos tambi¨¦n la "extensi¨®n y ampliaci¨®n de los derechos de participaci¨®n de los trabajadores". Bueno, la verdad es que estamos otra vez donde antes: la Constituci¨®n obliga en su art¨ªculo 129 a los poderes p¨²blicos a "promover eficazmente las diversas formas de participaci¨®n en la empresa...". Pues algo habr¨¢ que hacer, digo yo.
No creo, por otra parte, que nadie pueda rechazar la proposici¨®n de "negociar con las organizaciones empresariales" un acuerdo para la soluci¨®n extrajudicial de los conflictos laborales. Es lo que todo el mundo desea; nadie ignora ya a estas alturas que el exceso de judicializaci¨®n de nuestras relaciones laborales conduce directamente a la asfixia.
Y para acabar, nos encontramos con un tema delicado que suscita, y seguir¨¢ suscitando, muchas pol¨¦micas: la propuesta sindical de "procedimiento de negociaci¨®n de servicios m¨ªnimos" choca, naturalmente, con el deseo del Gobierno de discutir y llevar al Congreso un proyecto de ley de huelga. Bueno, es un contencioso importante, dif¨ªcil de negociar, pero no ciertamente insuperable y ni mucho menos condici¨®n sine qua non.
No s¨¦, no era mi intenci¨®n destacar las virtudes de la Propuesta Sindical Prioritaria; pretend¨ªa m¨¢s bien explicar que no se trata de una extravagancia, de un desprop¨®sito, sino de algo susceptible de abrir una negociaci¨®n, y ¨²til, para aplacar unos ¨¢nimos quiz¨¢ excesivamente alborotados.
Esperemos que las 20 proposiciones, aunque no de amor, no se cierren con una canci¨®n desesperada. Que as¨ª sea.
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