La ocasi¨®n de Pujol
A LOS 10 a?os de la aprobaci¨®n del estatuto de autonom¨ªa, el Parlamento catal¨¢n ha aprobado una declaraci¨®n pol¨ªtica seg¨²n la cual el pueblo de Catalu?a "no renuncia" al derecho de autodeterminaci¨®n. Ha sido una declaraci¨®n por sorpresa, vergonzante, mediante una simple proposici¨®n no de ley sacada de la manga en una comisi¨®n que trata de asuntos administrativos y no en un pleno. Un procedimiento muy barato para un asunto tan significativo.La argucia procedimental ha posibilitado un contenido tan pobre de esp¨ªritu como aparatoso e inconcreto, y, aunque enunciada en negativo, significa claramente la reivindicaci¨®n de la necesidad, en un futuro indeterminado, de que el pueblo catal¨¢n se pronuncie sobre la independencia, algo que en realidad ya viene rechazando en las urnas desde 1977. No es eso lo peor del caso, sino el fraude que casi todos los partidos que la han apoyado han cometido con la ciudadan¨ªa. Salvo la recientemente batasunizada Esquerra Republicana, ni Convergencia i Uni¨® ni el CDS ni la federaci¨®n nacionalista-comunista Iniciativa per Catalunya han sometido a sus electores en las ¨²ltimas convocatorias a urnas nada semejante a la independencia ni tampoco a ese derecho a definirse sobre ella que es la autodeterminaci¨®n.
Cabe defender ambas propuestas dentro de esta Constituci¨®n, que garantiza la libertad de expresi¨®n a todos los espa?oles. Pero no se trata de propuestas constitucionales y estatutarias, como falazmente defiende la pol¨¦mica declaraci¨®n parlamentaria, puesto que ambos textos legales se refieren n¨ªtidamente a la unidad de una Espa?a que se reconoce plurinacional. Para que sean constitucionales deber¨ªa reformarse el estatuto y la Constituci¨®n.
Que defienda esa tesis Esquerra Republicana, copada por un sector atrabiliario del irredentismo fundamentalista, entra dentro de la l¨®gica pol¨ªtica, como entra dentro del patetismo oportunista que lo hagan el CDS o los comunistas, inmersos en el sarcasmo de propugnar la lituanizaci¨®n de la vida pol¨ªtica catalana. El apoyo del representante de Converg¨¨ncia i Uni¨®, coalici¨®n que gobierna en solitario en Catalu?a y que en su d¨ªa se opuso a esa v¨ªa en el debate constitucional, supone, por el contrario, una insuperable muestra de incoherencia. En aquel debate, los nacionalistas catalanes defendieron que la autonom¨ªa no era un paso previo hacia la independencia o la autodeterminaci¨®n, sino otra v¨ªa diferente de garantizar el respeto de la identidad nacional de Catalu?a.
De ah¨ª la incoherencia de la resoluci¨®n aprobada en el Parlamento catal¨¢n y del apoyo convergente a la misma. ?Es un patinazo del grupo parlamentario auton¨®mico de CiU o un gol al presidente de la Generalitat en un d¨ªa en que estaba de viaje? ?Es un ment¨ªs a la reciente manifestaci¨®n de Jordi Pujol de que har¨ªa "todo lo posible" por la unidad de Espa?a? ?O es m¨¢s bien la respuesta a la pregunta que Miquel Roca se formulaba a s¨ª mismo en el debate de investidura sobre si no habr¨ªa sdo mejor votar en contra de la Constituci¨®n? Resulta ciertamente desconcertante que el nacionalismo conservador catal¨¢n se deje llevar por esa mentalidad seg¨²n la cual la obtenci¨®n de concesiones por parte del poder central -justificadas o no- depende de la capacidad de presi¨®n resultante de amenazar con dejar paso libre a los radicales.
Quienes se acojan a esta l¨®gica del chantaje y mantengan un permanente cuestionamiento del marco constitucional debieran reflexionar sobre el calibre moral de esa actitud. El presidente de la Generalitat dispone ahora de una magn¨ªfica oportunidad para reforzar la credibilidad de sus propias manifestaciones desautorizando solemnemente la actuaci¨®n de su grupo parlamentario y despejando las actuaciones sobre la doblez del lenguaje pol¨ªtico de su partido. Pero esta oportunidad debe aprovecharla.
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