Revoluci¨®n y guerra civil en Ruman¨ªa
Las calles de Bucarest y otras ciudades rumanas eran ayer escenario de una salvaje guerra civil, que puede haber causado cerca de 10.000 muertos y que est¨¢ provocada por la resistencia de la polic¨ªa secreta (Securitate), leal al dictador Nicolae Ceaucescu. La Securitate se opone a dejar el poder a los dirigentes de la revoluci¨®n democr¨¢tica que estall¨® tras la sangrienta represi¨®n de Timisoara, el pasado fin de semana. La televisi¨®n rumana inform¨®, por tercera vez en dos d¨ªas, que el conducator y su esposa, Elena, est¨¢n detenidos y bajo custodia militar.
El presidente de la URSS, Mijail Gorbachov, asegur¨® que est¨¢ en contacto con los pa¨ªses del Pacto de: Varsovia para "estudiar la forma de ayudar al pueblo rumano", pero su primer ministro, Nikolai Rishkov, manifest¨® que ser¨ªa un error enviar tropas para apoyar la lucha contra la dictadura. La reuni¨®n del Pacto, prevista para ma?ana, para evaluar los acontecimientos en Ruman¨ªa ha sido cancelada, seg¨²n el ministro h¨²ngaro de Exteriores, Gyula Hom.Ion lliescu, de 59 a?os, depurado por el conducator en 1971, mantiene estos d¨ªas un claro protagonismo pol¨ªtico. Fue ¨¦l quien inform¨® de la detenci¨®n de Ceaucescu, de la convocatoria de elecciones libres en abril de 1990, de la abolici¨®n del papel dirigente del partido comunista y de la elaboraci¨®n de una nueva Constituci¨®n.
El centro de Bucarest est¨¢ medio destruido, con casas y establecimiento destrozados. La detenci¨®n de Ceaucescu, de su esposa, Elena, de su hermano Ilia y de su hijo Nicu, y el progresivo aislamiento de los leales a su dictadura, suscitaban anoche la esperanza de que los encarnizados combates de los ¨²ltimos d¨ªas, en los que participan mercenarios supuestamente libios y albaneses, concluyeran pronto. El Ej¨¦rcito se ha volcado en favor del pueblo, protegiendo f¨¢bricas, tiendas y los accesos a las ciudades.Las autoridades del nuevo r¨¦gimen han ordenado el cierre del espacio a¨¦reo y la liberaci¨®n de todos los presos pol¨ªticos.
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La polic¨ªa y el Ej¨¦rcito luchan por el poder en Ruman¨ªa
Viene de la primera p¨¢ginaMiembros de la Securitate se han apostado en posiciones de tiro en Ias zonas de Arad y, Sibiu, seg¨²n comprob¨® in situ esta enviada especial, frente a un pueblo armado y unos soldados que han cortado el emblema comunista de las banderas que enarbolan. Hay cristales rotos en todos los pueblos, iglesias llenas de gente rezando y existe L, creencia de que la revuelta es ya irreversible y no habr¨¢ marcha atr¨¢s.
Pero la situaci¨®n dio ayer de madrugada un dram¨¢tico giro. A los miembro de la Securitate se unieron supuestos mercenarios -libios y albaneses, seg¨²n rumores sin confirmar- que ocuparon el centro de Bucarest. Rebeldes y soldados del Ej¨¦rcito organizaron puestos de control en toda la capital para impedir el acceso de la gente y dejar pasar a los carros de combate para enfrentarse a los hombres adiestrados por los defensores de Ceaucescu. ?stos llegaron, siempre seg¨²n informaciones no oficiales, hace dos d¨ªas en helic¨®pteros e iniciaron una ofensiva iridiscriminada contra la gente, que se niega ya a seguir aceptando al dictador.
Resistencia
Estudiantes, obreros y soldados han organizado la resistencia, que parece ya convertirse en una especie de guerra sin cuartel. Miembros de estos, autoproclamados consejos revolucionarios de ciudadanos contaron a EL PA?S que ayer murieron varios, que disparaban incluso desde las ambulancias incautadas.
La radio y la televisi¨®n, en manos de los sublevados desde el jueves, hacen continuos llamamientos al Ej¨¦rcito y a la gente a acudir en su defensa ante los inesperados ataques de los mercenarios libios y de la Securitate. "Venid con armas, con palos,, con cualquier cosa, sea lo que sea", dicen los nuevos locutores, espantados por lo que est¨¢ ocurriendo en Bucarest.
La Embajada espa?ola, entre tanto, ha iniciado la evacuaci¨®n de los ciudadanos espa?oles que se encuentran en Ruman¨ªa., Catorce de ellos, inclu¨ªda esta enviada, se refugiaron ayer en su sede, desde donde se escuchaban, al igual que en todo el centro, los prolongados tiroteos. Treinta personas pasamos una noche en un comedor tirados debajo de una mesa. cont¨® uno de los refugiados.
Muchos rumanos se manifestaban ayer ante las c¨¢maras de televisi¨®n alegres por el triunfo de la revuelta. Nicu Ceaucescu, hijo del dictador derrocado, fue detenido el jueves y mostrado como tal preso ante las c¨¢maras de la ahora llamada Televisi¨®n de Ruman¨ªa Libre. El hijo de Nicolae Ceaucescu, jefe del partido en Sibiu, manifest¨® que dio una ¨²ltima orden: no seguir disparando contra los hermanos rumanos. Pero asegur¨® que no le obedecieron.
A las doce de la ma?ana de ayer esta enviada pudo ver los dos bandos armados apostados en las calles de Bucarest, dispar¨¢ndose mutuamente. La Navidad llega a Ruman¨ªa llena de atrocidades, pero la gente est¨¢ dispuesta a seguir adelante y acabar con la represi¨®n. Y todo apunta a que esta victoria ser¨¢ irreversible.
El nuevo Gobierno ha cambiado de nombre al pa¨ªs. Ahora se llama Ruman¨ªa y queda eliminado lo de Rep¨²blica Socialista. Habr¨¢ un sistema pluripartidista y elecciones libres en abril. Al menos as¨ª se ha anunciado. Durante la madrugada de ayer, en la frontera rumana de Arad los mismos guardas fronterizos, ya sin esa m¨¢scara de dureza que han exhibido tantos a?os, saIudaban y sonre¨ªan a los rumanos que llegaban en un convoy h¨²ngaro, con medicinas y alimentos.
Ruta a Bucairest
Hab¨ªan quitado el eterno retrato de Ceaucescu de la pared. Durante todo el camino hasta Bucarest hubo disparos, adem¨¢s de numerosos controles policiales. Se ve¨ªa tambi¨¦n alg¨²n ¨¢rbol de Navidad para intentar rescatar la fecha en medio de la incertidumbre, Soldados, milicias y polic¨ªa daban consejos,, ped¨ªan informaci¨®n de los pueblos recorridos y tambi¨¦n alg¨²n que otro cigarrillo para calentar las largas horas en sus puestos improvisados. Registraban todos los coches y camiones que entraban en cada pueblo. "Lo sentimos, pero cualquiera puede llevar armas, terroristas o miembros de la Securitate camuflados", dec¨ªan fusil en mano.
En Bucarest es imposible circular: puestos de control cada 100 metros y obligaci¨®n de pases diplom¨¢ticos. Un L¨ªbano estrujado en este pa¨ªs. europeo digno de algo mejor. Los amables rumanos ofrecen sus casas y vino con un brindis por la victoria. "Optimistas, por supuesto", dicen emocionados. "Es la libertad, y los tiros. Les venceremos".
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