Cerco final al nazi
El Reino Unido procesar¨¢ a antiguos vencidos sospechosos de genocidio y refugiados en el pa¨ªs
Los brit¨¢nicos han decidido procesar a los sospechosos de participar en el genocidio nazi que encontraron refugio en el pa¨ªs al final de la II Guerra Mundial, en una acci¨®n ya adoptada por Australia, Canad¨¢ y Estados Unidos y que en las islas Brit¨¢nicas afecta a tres personas, con otras 121 en lista de espera. La C¨¢mara de los Comunes emple¨® tres horas de cargado y emocional debate en la discusi¨®n sobre un asunto que amenaza con revolver oscuras decisiones pol¨ªticas y erizar sentimientos antisemitas. La comunidad b¨¢ltica del Reino Unido, principal sujeto de la investigaci¨®n, se cree v¨ªctima de una caza de brujas promovida por el oro jud¨ªo.
La C¨¢mara de los Comunes ha comisionado por ampl¨ªsima mayor¨ªa al Gobierno para que prepare las modificaciones legales necesarias, a fin de que sea factible el procesamiento de esos antiguos colaboradores nazis, llegados al pa¨ªs en los primeros a?os de la posguerra como refugiados del horror b¨¦lico. La base del debate fue una investigaci¨®n sobre cr¨ªmenes de guerra (el informe Hetherington, el nombre del principal coautor) presentada el pasado verano que concluy¨® que hab¨ªa cuatro casos con "fundamentos s¨®lidos" de culpabilidad sobre siete estudiados en detalle de una lista de 301, en la que se descubrieron otras 121 personas dignas de investigaci¨®n adicional.La C¨¢mara de los Lores hab¨ªa discutido el informe con anterioridad y se pronunci¨® mayoritariamente en contra de reabrir viejas heridas, por m¨¢s que lord Jakobovits, el rabino l¨ªder de la comunidad jud¨ªa brit¨¢nica, manifestara: "Si dejamos sin castigo a los secuaces [de Hitler], estaremos ofreciendo al tirano una victoria p¨®stuma". El obispo de Saint Albans, John Taylor, desde el lado de la mayor¨ªa, dijo comprender los sufrimientos de la comunidad hebraica, "pero al mismo tiempo he de pensar en el resurgimiento del antisemitismo en este pa¨ªs. Lo he visto en mi di¨®cesis".
Revisi¨®n del pasado
En debate de la C¨¢mara baja se dilucid¨® en tomo a parecidas l¨ªneas. Conservadores y oposici¨®n aparecieron divididos, lo mismo que el propio Gobierno. Margaret Thatcher, seguida de sus ministros de Exteriores, Douglas Hurd, e Interior, David Waddington, vot¨® por la revisi¨®n del pasado, idea en la que se le sum¨® Neil Kinnock. Malcolm Rifkind, responsable de Escocia y ¨²nico jud¨ªo del Gabinete, tambi¨¦n estuvo en este grupo, mientras el ministro de Hacienda, John Major, votaba en contra junto con Paddy Ashdown y David Owen, l¨ªderes de otros partidos menores.La ley brit¨¢nica -que no establece un l¨ªmite temporal para la expiraci¨®n de responsabilidades en un delito de sangre- impide el procesamiento por delitos cometidos en el extranjero por no brit¨¢nicos contra no brit¨¢nicos: el caso de las atrocidades que ahora se c?tan, previa reforma de la ley, perpetradas durante la guerra por soldados b¨¢lticos y ucranianos embutidos en uniformes del Ej¨¦rcito nazi contra jud¨ªos residentes en aquellas zonas.
La materia prima inicial para la investigaci¨®n de sir Thomas Hetherington fue entregada en 1987 al Gobierno brit¨¢nico por el Centro Simon Wiesenthal: dos listas con 17 sospechosos y una relaci¨®n de 34 nombres ofrecida por las autoridades sovi¨¦ticas a la televisi¨®n escocesa. La mayor¨ªa de los acusados sirvi¨® presuntamente en los Einsatzgruppen (pelotones m¨®viles de ejecuci¨®n), a los que se atribuye el asesinato de unos 900.000 jud¨ªos en 15 meses de ocupaci¨®n alemana en el B¨¢ltico y Ucrania, regiones de arraigado antisemitismo.
Hace casi tres a?os, la simple idea de reinstaurar los tribunales para cr¨ªmenes de guerra que dejaron de operar en 1948 resultaba "imposible de concebir" en el Reino Unido, en palabras de Waddington, entonces subsecretario de Interior. "A veces uno se encuentra, con hechos que no pueden ser enterrados", dijo en el debate parlamentario el hoy ministro.
El let¨®n Andre Pestrak, uno de los cuatro principales sospechosos, ha muerto este a?o, y otro est¨¢ gravemente enfermo, lo que plantea dudas sobre el resultado final del proceso y sobre la capacidad defensiva de octogenarios con posibles problemas de memoria.
La Office of Special Investigations (OSI), instituida hace 10 a?os en Estados Unidos para tratar la misma cuesti¨®n, ha adoptado medidas contra 80 criminales de guerra nazis, y ha llegado a la conclusi¨®n de que los ancianos pueden recordar perfectamente lo ocurrido.
Los pensionistas b¨¢lticos y ucranianos residentes en Londres, en cuyo seno a¨²n conviven los que asintieron a la soluci¨®n final de Hitler, est¨¢n furibundos con la revisi¨®n en marcha. "Es dinero jud¨ªo lo que hay detr¨¢s de todo esto", replica airada una estona que niega que haya criminales de guerra en su comunidad. "Y si los hubiera, deber¨ªan haber sido juzgados en 1946 o 1947", agrega.
Los b¨¢lticos nacionalizados brit¨¢nicos no pueden odiar m¨¢s a los sovi¨¦ticos, cuyas pruebas en contra de los presuntos criminales de guerra no les merecen ning¨²n cr¨¦dito por proceder de la URSS, "que fue y sigue siendo un ocupante de los Estados b¨¢lticos", tal y como se?alaba la carta dirigida el a?o pasado por el Consejo B¨¢ltico a Douglas Hurd, en un intento de responder a las acusaciones contra sus nacionales. Neal Sher, director de la OSI, replica que nunca ha habido falsedad en los documentos enviados por Mosc¨².
Participaci¨®n voluntaria
El Reino Unido alega que no puede pasar a la historia como un refugio de criminales abyectos, y trata de distinguir entre la participaci¨®n voluntaria en actos de genocidio y las atrocidades propias de una contienda en la que intervinieron sus propios soldados, como la entrega de 70.000 combatientes, mujeres y ni?os a los verdugos de Tito y Stalin al final de la guerra.El eventual procesamiento de los nazis residentes en el pa¨ªs va a poner en evidencia los servicios de espionaje brit¨¢nicos (MI6) y a sus mentores pol¨ªticos de la pos-guerra, que ocultaron el pasado de ucranianos y b¨¢lticos que lucharon en las filas de Hitler en la medida en que eran ¨²tiles como agentes dese stabiliz adores del r¨¦gimen sovi¨¦tico. Entre los es p¨ªas que el MI6 coloc¨® entre 1949 y 1955 en las costas b¨¢lticas hab¨ªa participantes en escuadrones de la muerte nazis.
El Ministerio del Interior no era tampoco ajeno a determinados pasados, y cuando en 1948. los polacos estrecharon el cerco en torno a Vladislav Dering, acusado de realizar experimentos m¨¦dicos con los presos de Auschwitz, un funcionario escribi¨® un informe en el que se?alaba que "preparar su emigraci¨®n a alg¨²n pa¨ªs latinoamericano puede ser la mejor soluci¨®n" para salvar el problema. Dering, m¨¢s tarde funcionario de Exteriores, recibi¨® la Orden del Imperio Brit¨¢nico.
De Latinoam¨¦rica fue extradido a Francia Klaus Barbie, el jefe de la Gestapo de Ly¨®n, que en su momento aleg¨® que los servicios de espionaje brit¨¢nicos, como hicieron con ¨¦xito los norteamericanos, le quisieron contratar como agente. La relaci¨®n del MI6 con Barbie est¨¢ rodeada de misterio por la negativa del Gobierno a publicar informaci¨®n oficial sobre el caso.
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