Alerta roja alimentaria
La Comunidad Europea monta un sistema de alarmas para prevenir los fraudes al consumo
Fraudes, terrorismo alimentario como el del agua mineral embotellada, intoxicaciones, casos de botulismo, perineumon¨ªa o encefalitis en vacas cuya carne se vende en los mercados, vinos con anticongelante o alcohol met¨ªlico, salmonella en los huevos, listeria en el queso, aditivos al¨¦rgicos... El consumidor se siente amenazado. Para su defensa, la Comunidad Europea (CE) cuenta con una bater¨ªa de normas y un sistema de alerta roja que se desencadena varias veces por mes. "Comer", dice un experto comunitario, "sigue siendo un riesgo aceptable".
Paul Gray, jefe de la Divisi¨®n de Productos Alimentarios de la CE, todav¨ªa recuerda aquel 1 de mayo -"los problemas graves siempre surgen un viernes por la tarde", explica- en el que un aire contaminado lleg¨® del Este. Se hab¨ªa producido el accidente nuclear de Chernobil, y la Comunidad puso en marcha el "sistema de alerta, roja". "Tomamos decisiones inmediatamente", explica con orgullo.Cada mes, la Comisi¨®n Europea se ve obligada a hacer sonar la alarma -un sistema de informaci¨®n entre los Estados miembros- una vez para un caso grave y dos o tres veces m¨¢s por problemas de menor importancia. El objetivo es atajar contaminaciones incontroladas. Las intervenciones de los Gobiernos para informar al consumidor o retirar los productos del mercado solo se hacen en contadas ocasiones, porque la alerta comunitaria ¨²nicamente se desencadena cuando el producto pasa la frontera de un pa¨ªs a otro). Fueron los colorantes los que, en 1962, inauguraron la historia de las directivas comunitarias. Esa primera norma "ni siquiera lleva numero". Y en 1993 se habr¨¢ puesto fin a un largo camino de 30 a?os y 125 directivas aprobadas.
En la proteci¨®n al consumidor, el objetivo no es legislarlo todo. Nadie puede intentar definir r¨ªgidamente las pastas, uniformar el jam¨®n o la cerveza. Los gustos son tan diferentes que la mahonesa es light en el norte de la CE y rica en aceites en el sur. La finalidad, seg¨²n la Divisi¨®n de Productos Alimentarios de la CE, es "armonizar normas, cuando existe ya legislaci¨®n en los Estados miembros". Para el resto, las prioridades son regular los temas sanitarios vitales, imponer un buen etiquetado y dejar que el consumidor decida.
En Espa?a, el Chernobil alimentario fue el aceite de colza, y de aquel envenenamiento, jam¨¢s bien explicado, surgi¨® una legislaci¨®n producto de un impacto de muertes. Antes de la colza exist¨ªa un c¨®digo alimentario y una legislaci¨®n muy elemental, con excepciones de reglamentismo riguroso. Dos ejemplos ilustran los extremos.
El positivo es el de la naranja, cuya protecci¨®n de calidad le ha garantizado prestigio y mejor precio en Europa. El negocio es el del chorizo, donde la reglamentaci¨®n llega, incluso, a determinar el calibre, y ese exceso de precisi¨®n ha impedido al rey de la charcuter¨ªa adaptarse al bimbollo.
Aguas minerales
Despu¨¦s de la colza, la legislaci¨®n parece suficiente y la adaptaci¨®n de normas comunitarias marcha a buen ritmo. "Falta intercambiar las nomenclaturas de confituras y mermeladas, quedan por asumir algunos detalles de colorantes y para los temas de envases y control a¨²n hay dos a?os de plazo", afirma Luis Gonz¨¢lez Vaque, administrador principal de la Divisi¨®n Alimentaria de la CE y responsable de supervisar la trasposici¨®n al derecho espa?ol de la legislaci¨®n comunitaria.
Espa?a a¨²n no ha incorporado la directiva sobre aguas minerales, pero ni el envenenamiento reciente impide la exportaci¨®n de este producto, porque la Comisi¨®n acepta los controles existentes y ha dado por buena la lista de marcas que venden al extranjero. Dentro de la Comunidad, el Reino Unido es el pionero en reglamentaci¨®n alimentaria, pero acaba de poner en pie una nueva Food Act. La reglamentaci¨®n belga cumplir¨¢ cien a?os en 1990. La modernidad espa?ola, m¨¢s que un inconveniente, es una ventaja "porque permite estar a tono con los tiempos", opina Gray.
El problema es que se ha perdido la cultura de comprar. "La gente ya no mira las agallas al pescado; la tecnolog¨ªa del envase, el alimento congelado y la estandarizaci¨®n de los productos han hecho perder al cliente la necesidad de saber la calidad de lo que compra. En un cuchillo no hace falta poner una leyenda de ojo corta, pero al paso que vamos acaso ser¨¢ necesario", afirma Gonz¨¢lez Vaque, quien reivindica que el consumo se tiene que ense?ar desde la escuela.
Af¨¢n de lucro
La Divisi¨®n de Productos Alimentarios depende de la Direcci¨®n General de Mercado Interior de la CE, porque no existe fraude con af¨¢n de da?o, sino de lucro. Esa fue la ra¨ªz del esc¨¢ndalo del aceite de Redondela o del envenenamiento de la colza. Tambi¨¦n del vino austriaco al que se le incorpor¨® anticongelante para darle mayor ilusi¨®n de solera y grado. En Italia se a?adi¨® alcohol met¨ªlico al vino simplemente porque una reducci¨®n fiscal a esos alcoholes abri¨® mayor margen al beneficio. Sin embargo, la mezcla, al igual que hace 30 a?os en la provincia de Lugo, tuvo efectos asesinos.
En Francia es pr¨¢ctica habitual sazonar los caldos con az¨²car para aumentar el grado del vino, y en B¨¦lgica y Holanda una parte de la mantequilla lleva grasa de cerdo porque as¨ª resulta m¨¢s barato producirla. En Espa?a, seg¨²n un experto de la CE, el problema principal es la terrible competencia de precios. La moda light ayuda a cargar de agua los alimentos, y se ha convertido en un fraude consentido, impulsado simult¨¢neamente por la publicidad y el consumidor. Pero el reto m¨¢s dif¨ªcil es la contaminaci¨®n microbiol¨®gica. La manipulaci¨®n de los alimentos aumenta el riesgo, y, por eso la atenci¨®n preferente est¨¢ puesta en las normas de embalaje y de conservaci¨®n de los alimentos.
Comer sigue siendo un riesgo que ni siquiera elimina el recurso a la agricultura natural, la nueva moda que ha empezado a sustituir a esa falsedad de creer que lo bueno es lo norteamericano, sea soja o hamburguesa. En t¨¦rminos sanitarios se trata de otro bluff, seg¨²n Gonzalez Vaque, pues la patata natural lleva un veneno, la solanina, y otros muchos productos s¨®lo son comestibles a trav¨¦s de un proceso industrial. La soluci¨®n es vigilar.
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