Una evoluci¨®n regresiva a pesar de las paradojas

En tres art¨ªculos publicados en EL PA?S (del 30 de noviembre al 2 de diciembre de 1989), ?lvaro Espina, director general de Empleo del Gobierno del PSOE, analiz¨® la evoluci¨®n reciente de la distribuci¨®n funcional de la renta con el objetivo de negar su car¨¢cter regresivo. La manipulaci¨®n de las cifras estad¨ªsticas siempre permite casi cualquier conclusi¨®n; sin embargo, los datos son juzgados honestamente, testarudos y reafirman la evoluci¨®n desfavorable para los asalariados.Empecemos por la cuesti¨®n de la correcci¨®n de las cifras de participaci¨®n de los salarios en el producto interior bruto (PIB). En una econom¨ªa en la que aumenta la asalarizaci¨®n, se produce como efecto autom¨¢tico un aumento de la parte de los ingresos salariales en la renta total; ello no indica necesariamente una mayor presi¨®n de los costes laborales sobre los beneficios empresariales. Simplificando mucho, podemos considerar tres tipos de ingresos: los de los trabajadores independientes -por ejemplo, agricultores y profesionales-, los salarios y las rentas empresariales y de la propiedad; si nos interesa comparar los dos ¨²ltimos tipos de ingresos, hemos de descontar del "excedente bruto de explotaci¨®n" los ingresos de los trabajadores independientes, que tender¨¢n a disminuir, en t¨¦rminos relativos, si disminuye el peso de dichos trabajadores en la econom¨ªa.

Los asalariados

El incremento de la participaci¨®n de los salarios en el PIB al coste de los factores, del 48,6% (1970) al 55,2% (1977) (datos de la Contabilidad Nacional

base 1980) se explica en gran parte por el hecho de que los asalariados pasan de representar el 62,4% (1970) al 68,5% (1977) del total de ocupados (datos de la Direcci¨®n General de Previsi¨®n y Coyuntura). Otra cuesti¨®n, que ciertamente tiene problemas metodol¨®gicos, es c¨®mo corregir los datos para conocer la evoluci¨®n hipot¨¦tica de la distribuci¨®n en ausencia de cambios en la tasa de asalarizaci¨®n y en el patr¨®n distributivo entre salarios y rentas empresariales y de la propiedad. El m¨¦todo que Espina utiliza supone impl¨ªcitamente que el ingreso total del trabajador independiente es igual al valor a?adido del trabajador asalariado (para simplificar, salario m¨¢s beneficio); el supuesto es discutible, como cualquier otro, puesto que la CN no proporciona datos sobre rentas mixtas, y ciertamente puede llevar a paradojas: en una econom¨ªa en la cual el ingreso de los agricultores aut¨®nomos fuese muy inferior al salario promedio podr¨ªamos estar suponiendo que, de convertirse todos en asalariados, el porcentaje de los salarios superar¨ªa el ciento por ciento (!).