Acusaci¨®n errada
Me dirijo a usted a prop¨®sito del art¨ªculo publicado el pasado 19 de diciembre, firmado por Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra, presidente de la Junta de Extremadura, titulado Me acuso y os acuso.Manifestaciones como "...la confiada y dormida capital de Espa?a...", "...los que no ven m¨¢s all¨¢ de las Koplowitz, los Condes, los Albertos y los j¨®venes cachorros de la jet...", "...los cortesanos madrile?os -esos seres extravagantes que tildan de provincianos a los m¨¢s de 30 millones de espa?oles que viven en la periferia- han olvidado por unos minutos ese mundo espumoso y chisporroteante para sentar un pobre a su mesa...", me parecen extremadamente desafortunadas y hasta injuriosas. Parece olvidar el se?or Rodr¨ªguez Ibarra que Madrid,adern¨¢s de a los ya citados y a algunos miembros m¨¢s de la pol¨ªtica y las finanzas que conforman esa minor¨ªa elitista, alberga a varios millones de personas, ciudadanos de a pie, clase trabajadora, que reside en Cuatro Caminos, San Blas, Vallecas, Fuenlabrada o el barrio del Pilar y a los que jam¨¢s se les ocurri¨® aspirar a construirse ?in chal¨¦ en lujosa zona residencial con 16 cuartos de ba?o.
Parece olvidar tambi¨¦n que, adem¨¢s de sufrir lacras sociales en su m¨¢ximo exporiente, como las drogas o la delincuencia, propias de las grandes ciudades, hemos de padecer ires y venires de go bernantes (por cierto, andaluces en los principales cargos), de sus egregios visitantes (con nutridas escoltas y cortes de tr¨¢fico), manifestaciones (tanto locales como del resto de Espa?a, por ubicarse aqu¨ª ministerios y dem¨¢s altos organismos oficiales), atentados (en los que tambi¨¦n cae alg¨²n in fortunado extreme?o que se vio abocado a abandonar su voca ci¨®n agr¨ªcola para vestir el uni forme verde) y un sinfin m¨¢s de calamidades.
Me parece larrientable la estrechez de miras del se?or Rodr¨ªguez Ibarra, m¨¢xime por ser impropio del m¨¢s alto representante de un pueblo tan respetable como el extreme?o, al considerar a la generalidad del pueblo madrile?o, gran parte de ¨¦l descendiente de todas las zonas de Espa?a, como cortesanos extravagantes sumidos en un mundo espumoso y chisporroteante, imagen muy alejada de la realidad. Critica "... toda clase de demagogia respecto de una visi¨®n parcial, sesgada y arbitraria..." cuando es ¨¦l quien practica la m¨¢s pura demagogia populachera mezclando arbitrariamente concentos tan dispares como expropiaci¨®n, centralismo, fuerzas annadas, feudalismo, terrorismo y aprovechando con desaprensi¨®n la desgracia de una familia humilde con el ¨²nico objeto de justificar la ineficacia de su gesti¨®n.
El madrile?o hace tiempo que ha dejado de pensar, si es que lo ha hecho alguna vez, que es el ombligo del pa¨ªs, para invadirle la sensaci¨®n de que es el final del conducto intestinal en donde se deposita la porquer¨ªa, y por si fuera poco, nos recriminan que degustemos tan fragante aroma.
Se?or Rodr¨ªguez Ibarra, apelo al buen sentido que por su posici¨®n y cargo se le supone para que, utilizando sus propias palabras, "eleve el punto de mira" y desmitifique tanto t¨®pico como hay sobre la idiosincrasia de los pobladores de la zona central de este pa¨ªs, y no se preste a malas interpretaciones concediendo la representatividad de Madrid a ese grupo minoritario por usted mencionado, con el que no nos identificamos en absoluto los que aqu¨ª vivimos.- Jos¨¦ Manuel Ortiz de Diego.
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