Desolacionismo
A mediados de siglo, m¨¢s que despu¨¦s, se habl¨® como de algo fundamental del Existencialismo y, de la Filosof¨ªa existencial, basada, ante todo, en la sensaci¨®n de Angustia. La tendencia arranc¨® de ¨¢mbitos distintos, de experiencias diferentes y de las cabezas de fil¨®sofos y literatos de formaci¨®n variada. A la gente, joven o madura, que hab¨ªa pasado por la II Guerra Mundial le atrajo por causas que no eran precisamente especulativas, sino vitales o existenciales: que arrancaban de la experiencia propia. A los m¨¢s viejos la corriente les pod¨ªa parecer un poco imp¨²dica. A alguien que estaba muy cerca del que ahora escribe se le atribuy¨®, sin raz¨®n (como tantas otras veces), que hab¨ªa afirmado que el Existencialismo era una Filosof¨ªa en calzoncillos. Con o sin ellos, fue el hijo leg¨ªtimo de su ¨¦poca: una de las m¨¢s angustiadas de las que ha. pasado la Humanidad y con la conciencia de que lo era, precedida, adem¨¢s, de otra de un optimismo excesivo. La que sigue, es decir, la nuestra, parece propia para que de un lado se llegara a crear una Filosof¨ªa de lo banal o trivial. El Trivialismo... De otro... De otro algunos pensamos que el t¨¦rmino clave para fundar hoy un sistema filos¨®fico es el de Desolaci¨®n. La palabra, latina, tiene en espa?ol un uso que tambi¨¦n ten¨ªa en lat¨ªn: el de abandonado. Algo que no es interior, como la Angustia vital, sino relacionado con acciones exteriores a la destrucci¨®n, tala, saqueo. Pero tambi¨¦n en las partes del Mundo consideradas m¨¢s tristes hay cabos, bah¨ªas y tierras de la Desolaci¨®n. Por otra parte, cuando se dice de una persona que est¨¢ desolada se piensa que vive en una especie de desierto espiritual, en el que ni siquiera hay lugar para experimentar angustias. San Ignacio, santa Teresa y san Juan de la Cruz han analizado esta situaci¨®n desde el punto de vista religioso y la han relacionado con una especie de seguridad. La referencia a una situaci¨®n f¨ªsica es ilustrativa.Dejando aparte el significado que en la Teolog¨ªa cat¨®lica puede tener el estado de Desolaci¨®n, parece claro que a lo largo de la vida hay fases en que se llega con m¨¢s frecuencia a ¨¦l que en otras. La Angustia es m¨¢s propia de la juventud. La Desolaci¨®n, de la vejez. Es un lugar com¨²n antiguo el de representarse a la vejez como ¨¦poca de equilibrio y serenidad, y acerca de esto se ha escrito mucho: pero, por de pronto, moralistas como Cicer¨®n y S¨¦neca, que compusieron tratados conocid¨ªsimos acerca de la vejez, no la conocieron m¨¢s que a la entrada en ella. No a los 70 o los 80 a?os.
La experiencia me hace ver que hay centenarios optimistas y septuagenarios que no lo son. M¨¢s desolacionistas que pesimistas.
Pensamos que de la Desolacion podr¨ªa salir una Filosof¨ªa, como sali¨® de la Angustia. No s¨®lo arrancando de la exper¨ªencia vital individual, sino de las vidas de muchas personas de toda casta y pelaje. La mayor¨ªa. En realidad, puede afirmarse que el Desolacionismo est¨¢ expresado en textos muy antiguos. Por ejemplo, el del Eclesiast¨¦s, que entra dentro de la Biblia, aunque a algunos nos parezca que de modo algo forzado. Y aunque tambi¨¦n los comentaristas hallan en ¨¦l pasajes dif¨ªciles de ajustar con otros. M¨¢s Desolaci¨®n no se puede dar.
Acaso, sin embargo, sea en alg¨²n texto cl¨¢sico latino donde se encuentre una pintura de la vida humana de tono m¨¢s desolado: por ejemplo, el que hay al comienzo del libro s¨¦ptimo de la Historia natural, de Plinio. Porque en ¨¦ste, seg¨²n ya advert¨ªan los traductores espa?oles antiguos, como el licenciado Jer¨®nimo de Huerta, las aflicciones del hombre (su Desolaci¨®n podr¨ªamos decir) no es algo que Dios le env¨ªa para que haga pruebas de resistencia y voluntad. No tiene objeto trascendente. El observador con ojos de naturalista la ve, la registra y nada m¨¢s.
Hoy los textos hebreos, cristianos y paganos siguen teniendo actualidad y pueden dar lugar a reflexi¨®n con resultado vario. La Desolaci¨®n antigua aparec¨ªa m¨¢s desnudamente que la rnoderna. Los hombres de Ciencia y de T¨¦cnica han procurado remediar muchos males y hasta cierto punto lo han conseguido: pero tambi¨¦n en el mundo moderno han aparecido nuevos campos de Desolaci¨®n, no imaginados antes. La miseria de la f¨¢brica y el suburbio, la concentraci¨®n de hombres y rnujeres en recintos malsanos, el desamparo de los ni?os y j¨®venes, la droga, etc¨¦tera. Otros tantos motivos no s¨®lo para vivir desoladamente, sino tambi¨¦n para ver con ojos desolados para sentir una impotencia total. La Angustia es un lujo individual. La Desolaci¨®n, no.
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