Jorge Valdano
El regreso de un esteta del f¨²tbol
Jorge Valdano se enfrentar¨¢ ma?ana, en M¨®naco, al viejo ritual del futbolista, al instante m¨¢s querido y angustioso en el trabajo de un jugador. De nuevo volver¨¢ a sentarse en el vestuario junto a sus compa?eros, se enfundar¨¢ la casaca albiazul de Argentina, se calzar¨¢ las botas y, momentos antes de enfrentarse al equipo local, escuchar¨¢ el categ¨®rico discurso de Carlos Bilardo, el t¨¦cnico que el pasado octubre le tom¨® del hombro en, un hotel de Mil¨¢n y le dijo: "Vos ten¨¦s que jugar este Mundial con Argentina".
La requisitoria de Bilardo le llegaba dos a?os despu¨¦s de abandonar el f¨²tbol, apartado de las canchas por una hepatitis esquiva. Un a?o antes de jugar en Belgrado su ¨²ltimo partido, Valdano hab¨ªa recibido otra orden de, Bilardo, un entrenador que vive el juego con una obsesi¨®n fundamentalista. En el vestuario del estadio Azteca de M¨¦xico, el t¨¦cnico le tom¨® aparte y le instruy¨® fervorosamente: Ten¨¦s que seguir al grandote ¨¦se, a Briegel. Donde vaya, vos ten¨¦s que estar. Aqu¨ª habr¨¢ dos partidos, el que vos jugu¨¦s con ese tipo y el otro, 10 contra 10". Y Valdano, un menottista de toda la vida, y por tanto un firme partidario de la est¨¦tica en la cancha, se vio en el trance de cumplir la orden de un entrenador sinuoso, instintivo, laborioso y ferozmente enfrentado con C¨¦sar Luis Menotti, el entrenador que le precedi¨® en la direcci¨®n de la selecci¨®n argentina.
Valdano se olvid¨® de su oficio de jugador y persigui¨® aquella tarde a Briegel, e hizo que el gigante alem¨¢n le persiguiera a ¨¦l, de banda a banda, de porter¨ªa a porter¨ªa, hasta que Briegel se ech¨® las manos a los ri?ones y extenuado entreg¨® aquel duelo particular a su rival suramericano. Argentina gan¨® el Mundial en aquel partido, y Bilardo proclama que aquel triunfo se construy¨® sobre el trabajo aniquilador de Valdano.
Y ahora le propone volver, una oferta generosa y arriesgada que Valdano ha interpretado como la sorprendente posibilidad de recuperar los a?os de juventud y los sue?os m¨¢s nobles de un futbolista. Consult¨® con su mujer, Marta, y ¨¦sta le ofreci¨® una respuesta sutil y brillante: "Es una locura", le dijo, "pero es una propuesta maravillosa". Valdano, que hab¨ªa dado por enterrada su carrera, acept¨® la oferta de Bilardo y ahora se enfrenta a una tarea monumental: regresar al f¨²tbol para afrontar durante un mes el Mundial de Italia, la competici¨®n m¨¢s exigente del mundo y la m¨¢s deseada por cualquier jugador. Luego, la retirada.
Despu¨¦s de tomar su decisi¨®n, Valdano acudi¨® a Roma para someterse a un minucioso examen f¨ªsico. Los especialistas le dijeron que su h¨ªgado estaba en perfectas condiciones y que su cuerpo podr¨ªa soportar el intenso trabajo de preparaci¨®n f¨ªsica, pese al escepticismo de algunos. Los especialistas le aconsejaron que tomara un contacto continuo con la pelota, que entablara con rapidez la complicidad que tienen los futbolistas con la bolita de cuero.
"Estoy muy bien f¨ªsicamente, aunque vivo cansado. Soporto todo el trabajo mejor de lo que esperaba. Y no siento una presi¨®n especial, quiz¨¢ porque a¨²n vivo todo esto como un espectador y porque todav¨ªa no he incorporado al futbolista", confiesa Valdano. Ma?ana tendr¨¢ que incorporar de nuevo a su persona al jugador abandonado hace dos a?os. Dicen algunos que su retorno es una barbaridad, pero Valdano, hombre inteligente y sutil, s¨®lo quiere para s¨ª las tareas m¨¢s arriesgadas. Por eso acept¨® aquella oferta envenenada de Bilardo.
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