El bocado y la presa
Un hijo de Juan Guerra asegura que su padrequiere defenderse
, Domingo, 15.10. Un Nissan Patrol envuelto en una nube de polvo circula lentamente por un estrecho camino de albero. En ¨¦l viajan Juanito Guerra L¨®pez, de 19 a?os, y su novia, aparentemente de su misma edad. Es el segundo de los cinco hijos de Juan Guerra Gon z¨¢lez, la persona en estos d¨ªas m¨¢s buscada por el periodismo nacio nal. Juanito detiene el coche, abandona el volante y se dirige al acce sol recientemente camuflado por una red de malla, del olivar Las Brujas, en el t¨¦rmino de Espartina. All¨ª, en pleno Aljarafe sevillano,' ha estado su padre, al menos hasta el viernes, pero ¨¦l lo niega.Las Brujas es una de las pro . piedades de Juan Guerra. Es la misma finca en la que estaba construyendo unas naves destinadas a picadero, cuyas obras, no autorizadas, han sido paralizadas recientemente por el Ayuntamiento de Espartinas, gobernado por el Partido Popular. Hace escasamente una semana, en su acceso, hab¨ªa una cancela, ayudada por dos pilotes en donde se pod¨ªa leer de forma visible el nombre de la finca.Los pilotes ya no existen y una malla despista el acceso. Juan Guerra ha empezado as¨ª a defenderse de los periodistas. All¨ª est¨¢n sus dos hijos mayores, que van y vienen; la familia del casero, un par de fieles que protegen la finca de cualquier supuesta invasi¨®n period¨ªstica y un tel¨¦fono que apenas suena y no turba la tranquilidad del lugar. El patr¨®n, sin embargo, ha pasado el fin de semana en el sur de Portugal.
Juanito Guerra vive desde hace un a?o emancipado de su madre, Mar¨ªa de los Angeles L¨®pez, que tuvo su tutela hasta la mayor¨ªa de edad. Est¨¢ haciendo el servicio militar en la Base A¨¦rea de Tablada, en Sevilla, y en cuanto puede se escapa para ayudar y acompa?ar a su padre, ahora sumido en la soledad m¨¢s absoluta, all¨ª donde est¨¦.
Fue ¨¦l quien fotocopi¨® las cartas que Juan Guerra envi¨® recientemente a la sede sevillana del PSOE, en la calle de San Vicente, en la que les comunicaba a Txiki Benegas y a Carlos SanJu¨¢n que sacrificaba su militanciaen el partido para defenderse. "MI padre me dijo: 'Ll¨¦valas a la tienda, las fotocopias y que nadie las vea'. Yo tuve que soportar en la tienda varios comentarios que o¨ª acerca de mi padre y me tuve que callar".Los 19 a?os de Juanito Gue rra no le impiden pronunciarse sobre lo que est¨¢ pasando y, sin titubeos, se?ala pasionalment con el dedo. %Qu¨¦ qui¨¦n est¨¢ de tr¨¢s de todo esto. Pu¨¦s muy claro, hombre: Borbolla. Mi padre y ¨¦l, y por supuesto mi t¨ªo, no se tragan. A mi me han dicho queun d¨ªa, en el campo del Betis, Borbolla coment¨®: 'A mi me echar¨¢n, pero a ese [por Juan Guerra] me lo llevo por delante, lo arrastro-.Cosas de periodistas
Sin perder los nervios, Juanito Guerra pasa luego a hablar de la Prensa. "MI padre nos ha dicho que de mayor podemos ser de todo, menos periodistas. Mi padre no lee la Prensa. Le da asco. Es que no hay ni un s¨®lo peri¨®dico que diga la verdad. Vosotros pod¨¦is contarla, pero luego llega el director y os la cambia. No hay peri¨®dicos de izquierda. Est¨¢n diciendo barbaridades. Le han adjudicado cosas que es para llevarse las manos a la cabeza. Propiedades y fincas en las que no tiene nada que ver. ?Y eso del piso de Rochelambert? ?Que mi padre tiene un piso en Rochelambert? Vamos, vamos..."
Juanito Guerra, sin embargo,est¨¢ preocupado. No sabe si su padre le va recriminar que hable con EL PAIS. En alg¨²n momento llega a dudar sobre si sus palabras van a ser manipuladas, pero est¨¢ convencido de que lo que est¨¢ diciendo lo hace por su padre, en su defensa.
Su novia permanece en el coche y ¨¦l, muy seguro de si mismo, continua: "Aqu¨ª hay una cosa clara: van por mi t¨ªo. Mi padre es el bocado y mi t¨ªo es la presa. Mi padre quiere defenderse. Quiere encontrar a un periodista de verdad y hablar con ¨¦l, responderle a lo que pregunte, pero con un notario delante. El otro d¨ªa fue el colmo. Est¨¢bamos viendo Galavisi¨®n. Porque tenemos una parab¨®lica aqu¨ª. Ja, Ja. ?Qui¨¦n no tiene una parab¨®lica? Y, de repente, zas: nombran a mi padre. No pudo m¨¢s y se fue a dormir. ?l, por supuesto, no lee los peri¨®dicos ni las revistas ni nada...".
Juanito Guerra responde deinmediato cuando se le pregunta por las actuales relaciones entre su padre y su t¨ªo. "Est¨¢n diciendo mentiras. Mentiras y mentiras. Mi padre fue el que dej¨® a Alfonso, no. queriendo este que lo hiciera. Es que no ten¨ªa tiempo. Mi padre ten¨ªa mucho trabajo durante la semana y, encima, ten¨ªa que ocuparse de mi t¨ªo cuando ven¨ªa a Sevilla. ?Claro que se llevan bien! Mire: Alfonso no conria en nadie y con la ¨²nica persona que se siente a gusto es con mi padre. Es con quien le gusta pasar horas y horas hablando...".
"?Que c¨®mo me llevo con mi inadre?. Bueno... Es mi madre, claro. Yo llevo un a?o viviendo s¨®lo. Con eso lo digo todo. Desde luego buena ayuda nos est¨¢ proporcionando con sus declaraciones. Ahora sale con eso de que con 150.000 pesetas no puede vivir, cuando es mi padre quien le paga la casa y ella s¨®lo tiene que abonar la luz, el tel¨¦fono y elagua. Hasta la ropa se la ha comprado mi padre. Dice que tiene cinco hijos a su cargo -mi hermano mayor y yo vivimos fuera- y con las 600.000 pesetas que pide de pensi¨®n se va a encontrar con ocho kilos al a?o. Ha dicho tambi¨¦n que mi padre es un padrazo. ?Qu¨¦ va a decir! ?l ha sido muy bueno con todos nosotros".
15.30 de la tarde. La novia de Juanito, cansada de esperar, apaga el motor del Nissan Patrol, pero permanece dentro, lejos de la conversaci¨®n. "Por favor, tened cuidado", concluye Juanito. "Os he cogido dentro de la finca y esto estaba cerrado. A mi me da igual, pero ah¨ª dentro hay gente que no lo entender¨ªa. Si yo estoy dentro, pues no pasa nada, lo comprendo. Pero hay gente que no comprende las cosas. ?Que mi padre se ha afeitado la barba? Vamos ... Eso no lo har¨ªa nunca".
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