'La sombra de una duda'

Momentos cumbre en el actual ciclo sobre Alfred Hitchcock, uno de los creadores m¨¢s geniales que ha dado el cine, se producir¨¢n muchos. Casi uno cada semana. La sombra de una duda es un caso especial, pues sin tener para el espectador medio la resonancia m¨ªtica de V¨¦rtigo, Psicosis o Los p¨¢jaros, est¨¢ a su altura. Lo que normalmente hemos dado en llamar obra maestra absoluta, peso pesado de las mismas proporciones de las pel¨ªculas anteriormente citadas o de Encadenados y La ventana indiscreta.En La sombra de una duda sobresale la ambig¨¹edad que mueve el noventa por ciento de la filmografia de Alfred Hitchcock y le otorgan toda su profunda dimensi¨®n moral. Su protagonista -encarnado en ese gran actor que era, y sigue siendo, Joseph Cotten- es un asesino de mujeres -es importante el matiz: ricas, que ¨¦l no es tonto ni un vulgar man¨ªaco- quien huyendo de la ley se refugia en casa de unos familiares, donde se relacionar¨¢ extra?amente con su joven sobrina. ?l es uno de los grandes villanos de Hitchcock, un Cotten que hace de la maldad un espacio de c¨¢lida humanidad, un malvado que pide comprensi¨®n.

Filme de atm¨®sferas absorbentes y crudas, Hitchcock nos lleva a cuestionarnos conceptos como los del sentimiento de culpabilidad, la necesidad de la delaci¨®n o el encubrimiento y los l¨ªmites ¨¦ticos del bien. Desde la llegada de Cotten -cari?osamente, t¨ªo Charlie- a la ciudad, envuelto en los humos amenazantes del tren, ninguna part¨ªcula de vida remitir¨¢ ya jam¨¢s a la tranquilidad.-