Cecilia Gasdia, m¨¢s que una diva

Este fin de semana ha tenido colores italianos. Actu¨® con la Orquesta Nacional, bajo la direcci¨®n de Walter Weller, un grande italiano del viol¨ªn: el milan¨¦s Uto Ughi, nacido en 1944 y formado con Enesco y Menuhin. Sus caracter¨ªsticas, altamente demostradas en el Concierto de Chaikovski, son las de estilizar sin perder hondura.A partir de un precioso sonido, denso y brillante, y a trav¨¦s de un cantabile de gran nobleza pudimos gozar de un precioso andante, enclavado entre la gran ret¨®rica virtuosista del allegro inicial y el leve rusismo un tanto mendelssohniano del final. El dominio t¨¦cnico de Ughi es absoluto, hasta el punto de que s¨®lo percibimos la facilidad con que queda servida la sustancia musical.

El ¨¦xito fue muy grande pues la ONE tuvo un buen d¨ªa o, para ser m¨¢s exactos, una buena preparaci¨®n por parte de Weller, que adem¨¢s de colaborar con el violinista magn¨ªficamente nos ofreci¨® una po¨¦tica versi¨®n de los evocadores Apuntes vascos, escritos por Pablo Soroz¨¢bal en 1925, y, cerr¨® el programa con una rutilante traducci¨®n de la Cuarta sinfon¨ªa de Chaikovski que provoc¨® entusiastas ovaciones.

En la sala de c¨¢mara, actu¨® el viernes por la noche la cantante italiana Cecilia Gasdia (Verona, 1960), en uni¨®n del cuarteto de la Seala y el contrabajista Leonardo Colonna, para darnos una sensible y exacta interpretaci¨®n del Stabat Mater de Boccherini, dentro del ciclo Italia-Espa?a.

Existen dos versiones de esta obra: la primera, de 1781, es para voz de soprano y el quinteto de arco, y la segunda, de 1800, se destina a tres voces "para evitar la monoton¨ªa y la excesiva fatiga de una sola parte cantante", seg¨²n escribe el m¨²sico de Lucca, aunque advierte que la obra no ha cambiado en nada.

Escrito durante la estancia de Boccherini en Arenas de San Pedro y por deseo del infante don Luis, las 11 partes del c¨¦lebre texto de Jacopone da Todi encontraron en el italiano madrile?izado una cantabilidad expresiva de extraordinaria belleza, que alterna con aspectos decorativos y otros de profunda melancol¨ªa, como el trozo final, que hubo de ser repetido.

Cecilia Gasdia hizo prodigios, pues si su voz tiene gran mordente por la densidad y el color, su l¨ªnea belcantista resulta de extraordinaria belleza, y la riqueza de su matizaci¨®n aut¨¦nticamente conmovedora. La sala de c¨¢mara de Pr¨ªncipe de Vergara se vino abajo, literalmente, cuando la Gasdia y sus colaboradores pusieron fin a la pieza boccheriniana.

Antes, el cuarteto de la Scala expuso una luminosa versi¨®n del Cuarteto en re menor, primero de los compuestos por Juan Cris¨®stomo Arriaga durante su residencia en Par¨ªs, en donde muri¨® a los 20 a?os, y que, seg¨²n acertado juicio de Pedrell, "bastar¨ªan por s¨ª solos para hacer la reputaci¨®n de un maestro" que recibi¨® en la capital francesa la influencia y los elogios de Fetis y Cherubini. Fue del gran m¨²sico florentino de quien el bilba¨ªno tom¨® mayor ejemplo, con lo que el sentido de la conjunci¨®n Italia-Espana que preside el actual festival madrile?o adquiri¨® nueva plenitud.