La sociedad Demart cierra su primer balance sin beneficios y suscita recelos en la Fundaci¨®n Dal¨ª
El Estado a¨²n no ha decidido el futuro de la empresa que gestiona los derechos del pintor
La empresa Demart, que gestiona los derechos de autor de Salvador Dal¨ª y que dirige corno administrador ¨²nico Robert Descharnes, cerr¨® su primer balance sin beneficios, seg¨²n ha sabido EL PA?S de fuentes de la Administraci¨®n central. Este resultado, as¨ª como el desconocimiento de las actividades de Demart, ha despertado recelo en miembros de la Fundaci¨®n Dal¨ª -receptora de los beneficios de Demart, seg¨²n fuentes de la empresa- que reprochan a Descharnes "su af¨¢n de ganar dinero y su ineptitud para dirigir una sociedad internacional". El Gobierno -al que revertir¨¢n los derechos dalinianos en el a?o 2004- a¨²n no ha decidido sus futuras relaciones con Descharnes.
La constituci¨®n de Demart Pro Arte comenz¨® a gestarse en 19,84, lo que origin¨® las primeras; disensiones entre las personas -el pintor y amigo de Dal¨ª Antoni Pitxot, el fot¨®grafo e historiador del arte Robert Descharnes y el abogado Miguel Dom¨¦nech- que se ocupaban de los asuntos de Dal¨ª desde 1981.Mientras a Pitxot le preocupaba el bienestar personal de Dal¨ª y Dom¨¦nech consideraba prioritarios los asuntos Jur¨ªdicos y administrativos derivados de la repatriaci¨®n de la obra del pintor y de la residencia de ¨¦ste en Espa?a, Descharnes insist¨ªa -afirman las fuentes consultadas- en "la necesidad de acometer la batalla internacional en defensa de los derechos del artista, v¨ªctima de fraudes en la reproducci¨®n y comercializaci¨®n de sus creaciones". Dom¨¦nech explica que las pretensiones de Descharnes no eran m¨¢s que una coartada para "lograr la internacionalizaci¨®n de Dal¨ª y ser gestor de sus asuntos art¨ªsticos. En aquel momento, Descharnes aspiraba a que una parte del patrimonio de Dal¨ª quedase fuera de Espa?a".Tras intensas negociaciones se lleg¨®, en junio de 1986, a la firma del contrato por el que Dal¨ª otorg¨® a Demart Pro Arte la gesti¨®n de sus derechos hasta el a?o 2004, fecha en que revertir¨¢n en los herederos del pintor. Miguel Dom¨¦nech explica: "Este contrato otorga a Descharnes m¨¢s obligaciones que derechos, los cuales quedan muy controlados, limitados en el tiempo y auditados. Al final de la negociaci¨®n, le impusimos adem¨¢s la obligaci¨®n de defender a Dal¨ª -cosa que ¨¦l ped¨ªa y que era su coartada para sacar la tripa fuera y actuar como experto- y le quitamos el beneficio para d¨¢rselo a Dal¨ª".C¨¢scara jur¨ªdica
El contrato lo suscribi¨® Dal¨ª con Demart, sociedad fundada por Descharnes en Holanda, con sede social en Suiza, cuyas acciones pertenecen a un trust sujeto a la legislaci¨®n de la provincia canadiense de Qu¨¦bec. Descharnes act¨²a como titular fiduciario de las acciones y administrador ¨²nico de la sociedad. En el establecimiento del trust, cuyo objetivo es facilitar la actuaci¨®n de la sociedad fuera de Europa, el ex secretario de Dal¨ª cont¨® con la asesor¨ªa de los abogados Michael Stout, norteamericano, y Jacques Siriard, franc¨¦s. Este entramado ha sido definido por un representante de Descharnes en Espa?a como "una c¨¢scara jur¨ªdica destinada a facilitar la actuaci¨®n de Demart y a proteger a Robert".
Demart inici¨® su actividad con un capital de 300.000 d¨®lares (32,4 millones de pesetas) Iprestados por Dal¨ª, cantidad ?que Descharnes ha devuelto " con much¨ªsima dif¨ªcultad", afirma Dom¨¦nech. ?stas son las ¨²nicas cuentas que Demart ha presentado a Dal¨ª y a la fundaci¨®n. "Descharnes", dice Dom¨¦nech, "no ha cumplido ninguna de las restantes obligaciones contractuales, como informar cada tres meses de sus proyectos, presentar una memoria anual de sus actividades y dar cuenta de su gesti¨®n econ¨®mica, debidamente auditada".
Fuentes de la fundaci¨®n consultadas por este diario consideran que estos incumplimientos "se deben al hecho de que Descharnes no ha obtenido resultados econ¨®micos ni culturales de su gesti¨®n", situaci¨®n que, a su vez, es fruto de "la incapacidad de Demart para dotarse de una estructura adecuada y a la ignorancia de Descharnes acerca de los negocios internacionales". El propio administrador ¨²nico de la sociedad reconoci¨® que Demart es "una sociedad demasiado peque?a para defender los derechos de Dal¨ª; debe cambiar su organizaci¨®n y espa?olizarse".
Representantes de Robert Descharnes en Espa?a ofrecen un an¨¢lisis muy distinto. Uno de ellos se?ala: "Se present¨® un documento al Ministerio de Cultura que es ¨²nico, porque la sociedad no comenz¨® a funcionar efectivamente hasta 1988 y se opt¨® por unir ese ejercicio con el de 1987. Demart deb¨ªa, antes que nada, labrarse una reputaci¨®n de seriedad, demostrar que finalmente hab¨ªa alguien con capacidad para defender los derechos de Dal¨ª y garantizar la validez de los contratos. En ese aspecto, se ha avanzado mucho".
Las fuentes informantes citan como ejemplo de los logros de Demart el testimonio de Descharnes en un juicio celebrado este mes en Honolulu (Hawai, EE UU) contra una red de falsificadores de litograf¨ªas dalinianas.
El vellocino de oroLos cr¨ªticos de la gesti¨®n de Descharnes se?alan varias actuaciones de Demart que sit¨²an en el origen de su falta de resultados. "Descharnes", afirman, "crey¨® que la comercializ aci¨®n de productos dalinianos ser¨ªa el vellocino de oro y, como estaba obsesionado por ganar dinero, no vio que es un mercado muy reducido y dominado por las mafias dalinianas, con las que ¨¦l se ha enfrentado".
Las cr¨ªticos indican que ante la falta de resultados Demart ha tenido que pedir cr¨¦ditos para financiar sus actividades, "lo cual le causa problemas, no s¨®lo para rendir cuentas, sino para justificarse ante sus banqueros". Un representante del administrador de Demart en Espa?a, preguntado al respecto, no neg¨® que la sociedad hubiera contra¨ªdo compromisos financieros y se?al¨® que, en el futuro, Demart debe actuar "en coordinaci¨®n con la Administraci¨®n espa?ola".
Fuentes del Ministerio de Cultura se?alaron a este diario que el Gobierno "abordar¨¢ el asunto Demart en los pr¨®ximos meses" y subrayaron que "cualquier reconsideraci¨®n del contrato debe ser respetuosa con la voluntad de Dal¨ª y pactada con el propio Descharnes". Las fuentes informantes subrayaron que la eventual designaci¨®n de un representante de la Administraci¨®n en Demart "no es recomendable".
Las tramas de Robert Descharnes
El perfil de Robert Descharnes que emerge de las declaraciones de quienes compartieron con ¨¦l los ¨²ltimos a?os del entorno daliniano es el de una persona apasionada y t¨ªmida, obsesionada por Dal¨ª y deseosa de notoriedad personal y beneficio econ¨®mico. S¨®lo as¨ª se explican actuaciones como su intento de promover en Jap¨®n la creaci¨®n de un museo daliniano del que su hijo Nicol¨¢s -estudiante de Arquitectura- lleg¨® a realizar un boceto. Personas pr¨®ximas al pintor en los ¨²ltimos d¨ªas de su vida recuerdan que todo el empe?o de Descharnes "se reduc¨ªa a que Dal¨ª viera las perspectivas del supuesto museo en Jap¨®n". Las mismas fuentes explican que Descharnes "cre¨ªa poder ganar 1.000 millones de pesetas con ese proyecto". "Descharnes es la antiorganizaci¨®n personificada", dijo a este diario una persona muy allegada a Dal¨ª; "si hubiera sido por ¨¦l, el pintor hubiese muerto sumido en el caos".Por el momento, lo ¨²nico que el administrador de Demart ha conseguido, seg¨²n sus cr¨ªticos, "es ser el pararrayos de todas las agresiones de las mafias dalinianas. Ha tratado de colaborar con Reynolds Morse, con Enric Sabater, con Pierre Argillet y con Jacques Sinard [todos ellos coleccionistas o antiguos colaboradores de Dal¨ªl y ha terminado por pelearse con todos sin lograr nada de ellos". El af¨¢n de obtener elevados rendimientos econ¨®micos de su gesti¨®n es otro de los factores que, a juicio de sus adversarios, han condicionado la actuaci¨®n de Descharnes: "?l cre¨ªa que la gesti¨®n de los derechos de Dal¨ª le enriquecer¨ªa enormemente y, tras la creaci¨®n de Demart, se permit¨ªa lujos como volar a EE UU en Concorde y alojarse en hoteles de gran lujo. M¨¢s tarde, tras devolver a duras penas el dinero que Dal¨ª le prest¨® para poner en marcha Demart, ha tenido que pedir pr¨¦stamos y sus ilusiones de fortuna han entrado en crisis".
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