Vel¨¢zquez
Todo Vel¨¢zquez ha venido al Prado, o, lo que es lo mismo, toda la corte de Felipe IV. ?Qu¨¦ gran pintor este hombre! L¨¢stima tanto derroche de talento al servicio de la monarqu¨ªa y el poder, tanta destreza, para retratar una verdad a medias. Sus lienzos est¨¢n poblados de grandes personajes envueltos en fastuosos oros y brocados. Pero echo de menos un campo de visi¨®n m¨¢s amplio, m¨¢s atrevimiento, hasta rozar la herida de la sociedad en descomposici¨®n que le toc¨® vivir: que nos regalara un retrato de puertas afuera de la corte.Hoy, Vel¨¢zquez nos hace guardar cola delante de la puerta de Murillo. La misma puerta por la que desfilarnos ocasionalmente miles de personas es la dura cama habitual de una mujer. Al anochecer, cuando ha pasado la marabunta, quedan a solas el acontecimiento cultural, all¨¢ dentro, y la mujer, bajo unas mantas, del lado de fuera. Es probable que no entre a ver siquiera la exposici¨®n. Seguramente tampoco sienta ninguna necesidad. Las cosas continuar¨¢n del mismo modo para ella, pero a Vel¨¢zquez le seguir¨¢ faltando algo.-
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