Antonio Grau

Antonio Grau Manch¨®n, un valenciano de 25 a?os, acaba de convertirse en el pionero del bingo en los pa¨ªses del este europeo al inaugurar hace escasos d¨ªas un sal¨®n de este juego en la capital polaca. Antonio, natural de Gand¨ªa, que representa a una empresa propietaria de dos bingos en Valencia, desea extender su negocio tambi¨¦n a Checoslovaquia, Hungr¨ªa e incluso la URSS. Polonia fue elegida como un campo de pruebas por sus parecidos sociales, culturales y hasta geogr¨¢ficos con Espa?a, pero sobre todo por la similitud de la mentalidad de los polacos y los espa?oles, seg¨²n Antonio Grau. "Los entendidos dicen", explica, "que los h¨²ngaros y los polacos son los latinos del norte y est¨¢ demostrado que entre los latinos el bingo ha funcionado muy bien". Hace dos a?os, Antonio logr¨® convencer a su padre, que es el propietario de la empresa, de que hab¨ªa que aprovechar la total falta de oferta en los pa¨ªses del Este y lanzarse a "jugar a la perestroika". En 1988 viaj¨® por primera vez en su vida a Polonia, donde empez¨® a "dar golpes de ciego" para salvar las innumerables dificultades legales que hac¨ªan casi imposible establecer un sal¨®n de bingo en Polon¨ªa, pa¨ªs en el que exist¨ªa el monopolio estatal de loter¨ªa. Un a?o y medio duraron las batallas hasta que el joven valenciano logr¨® crear unaj o¨ªnt venture con el Ayuntamiento de Varsovia y el pasado d¨ªa 9 inaugur¨® a bombo y platillo lo que ¨¦l llama "el primer sal¨®n de bingo en la Europa del Este y tambi¨¦n en todo el inundo comunista".A pesar del dif¨ªcil comienzo que se puede augurar a su empresa, dado el desconocimiento total de este juego en Polonia y la crisis econ¨®mica que deja a los polacos sin dinero, Antonio se muestra esperanzado con que su sal¨®n, en el que un cart¨®n cuesta 2.000 zlotys (unas 25 pesetas) empiecen a afluir los varsovianos, que no cuentan con ninguna otra oferta para su tiempo de ocio. A los tres d¨ªas de la apertura se hab¨ªa alcanzado la cifra de 88 partidas al d¨ªa.