En el Bernab¨¦u, entrenamiento con ropaje formal de un partido
La diferencia entre un buen entrenamiento y un partido radica ocasionalmente en la parafernalia que rodea a este juego. Los jugadores lucen los n¨²meros sobre sus casacas; un ¨¢rbitro recorre el campo, y alguien anota los goles en el marcador, un dato burocr¨¢tico que termina por dar la verdadera carta de naturaleza a un encuentro. En los entrenamientos s¨®lo los jugadores m¨¢s picajosos registran los goles en su memoria. Los aparatosos marcadores de Chamart¨ªn dieron ayer fe de la existencia de un partido oficial, jugado con las condiciones pactadas en los entrenamientos: poca tensi¨®n, un margen para las diabluras personales y ning¨²n inter¨¦s en exponer el peron¨¦.Qued¨® reflejado el dato de los goles, que sirvieron para colocar al Real Madrid en la final de la Copa del Rey, aunque la cifra final no revelara el abismo que separ¨® al Real Madrid del C¨¢diz, uno de esos equipos que viven en la perpetua angustia de la Liga y poco les preocupa su suerte en la Copa, y menos frente a escuadra de una extraordinaria magnitud.
El Madrid salv¨® el partido con algunos momentos de gran belleza. Algunos jugadores est¨¢n siempre predispuestos a sacar todos sus recursos estil¨ªsticos en estos encuentros. Michel y Mart¨ªn V¨¢zquez pertenecen a la estirpe de jugadores que sacan tiempo de cualquier parte para ofrecer algo diferente. El gol de Mart¨ªn V¨¢zquez fue ejemplar en este sentido. Recibi¨® en el centro del campo un bal¨®n que Hugo le entreg¨® con la planta de la bota y de repente comenz¨® a crecer su ambici¨®n. Enfil¨® la vertical, amag¨® y fint¨®, mientras sus rivales quedaban inermes, y finalmente se lleg¨® hasta Szendrei, que tuvo que admitir el zurdazo seco y raso del centrocampista madrile?o.
El segundo fue igual de majestuoso. Michel, casi en el c¨ªrculo central, de espaldas a la porter¨ªa, recogi¨® un bal¨®n de espaldas y sorprendentemente se gir¨® sobre s¨ª y sac¨® un pase fant¨¢stico a la media vuelta, con la izquierda, que dej¨® solo a Gordillo. El lateral centr¨® a la carrera y Losada dej¨® la pelota en la red con la cabeza. Hab¨ªa pasado un minuto desde la jugada de Mart¨ªn V¨¢zquez. Dos acciones que ratificaron la enorme inventiva de un equipo que cabalga muy destacado en el f¨²tbol espa?ol.
Todo lo que quer¨ªa aquel pu?ado de aficionados reunidos en las gradas eran estas concesiones a la fantas¨ªa, aunque tambi¨¦n estaban dispuestos a celebrar las carreras de Gordillo por la banda izquierda. A los 33 a?os, Gordillo proclama cada domingo su supremac¨ªa sobre cualquier otro lateral izquierdo en Espa?a. A Gordillo s¨®lo le pesa el carn¨¦ de identidad. Su equipo era finalista seguro de la Copa. Importaban los detalles, y los jugadores lo entendieron desde el principio. Simplemente dejaron que un buen entrenamiento tuviera el ropaje formal de los partidos y que un empleado del club diera fe oficial de los goles en el marcador.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.