La victoria de Violeta Chamorro en Nicaragua trastoca la pol¨ªtica centroamericana de Espa?a
La inesperada victoria de la candidata de la oposici¨®n, Violeta Chamorro, en las elecciones presidenciales nicarag¨¹enses plantea un doble problema al Gobierno espa?ol: la previsible p¨¦rdida de su papel moderador en los conflictos centroamericanos, que le convert¨ªa en un interlocutor privilegiado de Estados Unidos, y la necesidad de recomponer sus relaciones con la presidenta electa, algo deterioradas por los estrechos lazos que el presidente Felipe Gonz¨¢lez mantuvo con el derrotado l¨ªder sandinista, Daniel Ortega, seg¨²n indicaron fuentes diplom¨¢ticas espa?olas.
Independientemente de un resultado electoral que no supo prever, como tampoco fueron capaces de hacerlo las dem¨¢s canciller¨ªas occidentales -empezando por el Departamento de Estado norteamericano-, el Ejecutivo espa?ol considera que la transparencia de los comicios es, en parte, obra suya, porque Gonz¨¢lez no dej¨® de insistir en sus numerosas entrevistas con Ortega en que se sometiese al veredicto de las urnas."Aunque s¨®lo sea por eso est¨¢n justificadas las seis veces que se le recibi¨® en la Moncloa", asegura un diplom¨¢tico, y no lo est¨¢n, en cambio los recelos de la oposici¨®n antisandinista que ve¨ªa en esas audiencias un respaldo a Ortega.
"Es una buena candidata pero ser¨ªa una mala presidenta"; la frase, pronunciada por Gonz¨¢lez cuando visit¨® en octubre, al presidente norteamericano, George Bush, resume la opini¨®n del jefe del Gobierno espa?ol sobre Chamorro.
La candidata de la oposici¨®n antisandinista, que fue recibida en el Palacio de la Moncloa en noviembre pasado, era para Felipe Gonz¨¢lez una ¨®ptima aspirante a la jefatura del Estado porque, como la filipina Coraz¨®n Aquino, su trayectoria era un modelo de honestidad pero carec¨ªa de la necesaria experiencia pol¨ªtica para mantener unidas a las fuerzas que la apoyaban y para gobernar.
La desconfianza mutua entre Gonz¨¢lez y los partidarios de l¨ªa viuda del asesinado director del diario La Prensa, Pedro Joaqu¨ªn Chamorro, s¨®lo se hizo manifiesta cuando, en v¨ªsperas de las elecciones, el peri¨®dico sandinista Barricada atribuy¨® al presidente espa?ol unas declaraciones en las que vaticinaba un triunfo de Ortega por 20 puntos de diferencia. El pron¨®stico suscit¨® una airada reacci¨®n del brazo derecho de Chamorro y candidato a la vicepresidencia, Virgilio Godoy.
Toma de posesi¨®n
La mejora de la relaci¨®n con los nuevos gobernantes nicarag¨¹enses pasa, primero, por el env¨ªo de una delegaci¨®n de alto rango a la toma de posesi¨®n, el 25 de abril, de Do?a Violeta y no se descarta que sea el propio Gonz¨¢lez el que se desplace a Managua. Espa?a mantendr¨¢ adem¨¢s todos los compromisos adquiridos con Ortega y movilizara, por ejemplo, a sus socios de la CE para que acudan a la conferencia de donantes que se celebrar¨¢ en Roma.
E-1 grueso de las conversaciones entre Gonz¨¢lez y Bush, por tel¨¦fono, en Bruselas o en Washington, giraron sobre Centroam¨¦rica y el presidente de EE UU alab¨® en dos ocasiones en p¨²blico los conocimientos de su interlocutor, que le inst¨® a la moderaci¨®n en Panam¨¢ y Nicaragua. Tras el fracaso de Ortega, la Casa Blanca va a poder prescindir de los consejos de Gonz¨¢lez y Espa?a ya no podr¨¢ aspirar a desarrollar su labor de buenos oficios. La diplomacia espa?ola teme incluso que, animado por sus ¨¦xitos, Bush incite a los Gobiernos de El Salvador y Guatemala a que aplasten a sus guerrillas. "Ese es ahora nuestro principal papel", comenta un diplom¨¢tico, "evitar ese riesgo y fomentar una negociaci¨®n que permita a esas organizaciones armadas convertirse en partidos pol¨ªticos".
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