Salvar la Tierra, salvar la poblaci¨®n

Las historias m¨¢s negras sobre el medio ambiente siempre acaban etiquetadas as¨¦pticamente bajo titulares cient¨ªficos: el efecto invernadero, el agujero de ozono, la lluvia ¨¢cida, la poluci¨®n del agua o del aire. Palabras cargadas de qu¨ªmica o tecnolog¨ªa.Pero raramente se habla del problema de la poblaci¨®n. La cuesti¨®n de la superpoblaci¨®n parece estar ausente del debate p¨²blico sobre el estado de la Tierra cuando se habla, por ejemplo, de la contaminaci¨®n producida por los autom¨®viles como si no hubiera conductores. (...) La separaci¨®n entre la preocupaci¨®n por temas ambientales y por el crecimiento de la poblaci¨®n se ampli¨® hace una d¨¦cada, cuando la anticoncepci¨®n se convirti¨® en un tema pol¨ªtico, se recortaron las subvenciones para planificaci¨®n familiar y se eliminaron todas las referencias a la superpoblaci¨®n. (...)

Incluso los grupos ecologistas, tan preocupados por las especieis en peligro de extinci¨®n, dejaron de insistir en la amenaza del incremento de nuestra propia especie. Aquellos que lo sacaron a relucir fueron acusados por los ide¨®logos pro vida de inducir al aborto. El acceso de la mujer al control de la natalidad qued¨® en el olvido. (...) El Comit¨¦ de Crisis de la Poblaci¨®n quiere que Estados Unidos contribuya con 1.000 millones de d¨®lares anuales a la planificaci¨®n familiar. Gastamos cinco veces m¨¢s en ayuda militar a otros pa¨ªses.

4 de marzo