Gabriel Celaya, restablecido, vuelve a casa
El poeta guipuzcoano se opone a ingresar en una residencia para ancianos
"?Qu¨¦ bien, de nuevo en casa!". Esas palabras fueron las primeras que pronunci¨® el poeta Gabriel Celaya, de 79 a?os, al regresar anoche a su hogar madride?o despu¨¦s de 20 d¨ªas en que su salud quebrantada tuvo en vilo a sus amigos, a sus colegas, a la sociedad espa?ola y a la propia Administraci¨®n, que acudi¨® en su ayuda cuando su esposa, Amparitxu Gast¨®n, dijo que la situaci¨®n de la pareja no les permit¨ªa soportar las consecuencias econ¨®micas de la enfermedad.
Celaya no quer¨ªa "por nada del mundo" dejar la cl¨ªnica Ruber, donde ha estado internado durante estos ¨²ltimos 20 d¨ªas, aquejado de un deterioro general que hizo temer por su vida, y ser alojado en una residencia ajena a su propia casa, en la calle de Nierenberg de Madrid. La idea de alojarle en un centro asistencial con su compa?era, Amparitxu, fue contemplada por esta misma y aceptada por el Ministerio de Cultura, que asumi¨® en seguida los gastos hospitalarios de Celaya y se comprometi¨® a pagar los que generara su ingreso en una residencia.Amparitxu cont¨® anoche la reacci¨®n de Celaya cuando se le plante¨® esta posibilidad: "?Yo a una residencia? Primero me ponen una inyecci¨®n y me duermen".
Acaso teniendo en cuenta que su deseo se ha cumplido y que ahora descansa en su casa, el poeta donostiarra, que naci¨® llam¨¢ndose Rafael Gabriel M¨²jica Celaya, le dijo en seguida a Amparitxu al llegar a su domicilio: "Bueno, y ahora espero no darte demasiada lata. Qu¨¦ alegr¨ªa".
El m¨¦dico que ha atendido a Celaya, Pedro Caba, compart¨ªa una alegr¨ªa similar. "Gabriel est¨¢ mucho mejor, y a lo mejor ahora escribe m¨¢s poemas, y acaso de otro car¨¢cter, qui¨¦n sabe". Celaya fue ingresado en un estado de deterioro general que no era consecuencia de, ninguna enfermedad concreta, y afectado de cierta insuficiencia de riego sangu¨ªneo. Despu¨¦s de unos d¨ªas de dif¨ªcil recuperaci¨®n en los que lleg¨® a temerse seriamente por un empeoramiento irreversible.
Lo que m¨¢s feliz ha hecho a la compa?era del poeta, aparte de que Celaya haya vuelto a casa, es que el poeta pueda caminar por sus propios medios. "Si Gabriel anda y puede volver a hablar con todo el mundo, poco m¨¢s se puede pedir".
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