Una multimillonaria precoz
Jennifer Capriati, de 13 a?os, ya hab¨ªa ganado 550 millones de pesetas antes de debutar en el tenis profesional
Los americanos, tan amantes de los mitos, se han vuelto locos con Jennifer Capriati. Su nombre surgi¨® el a?o pasado, cuando con 12 a?os, gan¨® el campeonato de Estados Unidos para menores de 18, y, adem¨¢s, venci¨® en los torneos junior de Roland Garros y Flushing Meadow.Su corta vida ha sido desmenuzada hasta el ¨²ltimo detalle, Los americanos saben que tiene un perro que se llama Bianco, que le gusta ir al cine, que tiene brillantes notas en sus estudios (saca A, el sobresaliente espa?ol) y que le encanta bailar frente a un espejo. En el colmo del cotilleo, Jennifer se ha visto obligada a explicar que no tiene novio (si lo tuviese a su edad, el mito podr¨ªa alcanzar ya cotas de precocidad ins¨®litas), y sus compa?eros de clase han sido asaltados por los periodistas en busca de frases brillantes: "Jennifer es muy popular en el colegio, pero no s¨®lo por ser famosa. Adem¨¢s, nunca habla de dinero o de tenis", dijo un compa?ero de clase.
El mito ha comenzado a crecer, y ya hay quien anuncia sus l¨ªmites. "Va a estar entre las 10 mejores del mundo al final de este a?o", dice Chris Evert. "Tiene posibilidades de ser la n¨²mero uno en poco tiempo", dice uno de sus rivales en, los entrenamientos. "Me gustar¨ªa enfrentarme pronto a Steffi Graf, apunta la propia Jennifer, "creo que est¨¢ un poco aburrida". Y, acostumbrada a sus 13 a?os a responder a centenares de preguntas de sesudos periodistas que le doblan, triplican o cuadruplican la edad, se?ala su gran objetivo: "Quiero ser la n¨²mero uno sin convertirme en una persona snob".
El padre y Espa?a
Jennifer es el c¨®ctel formado por su fuerte car¨¢cter, sus dotes innatas para el tenis y la tenacidad de su padre, Stefano, un emigrante italiano. A los tres a?os, Jennifer cogi¨® su primera raqueta, y a los cuatro, cuando los ni?os todav¨ªa van a las guarder¨ªas, su padre convenci¨® a Jimmy Evert, el padre de Chris, para que se convirtiese en un canguro singular. Jimmy Evert le ense?¨® a Jennifer todos los trucos del tenis con la misma paciencia con la que form¨® a Chris, la mejor tenista de los ¨²ltimos 20 a?os nacida en Estados Unidos. "Tienes que tener paciencia. Hay que divertirse en la pista", le dec¨ªa Jiminy.
Un d¨ªa cualquiera, sentado en la grada mientras su hija pasaba la bola por encima de la red una y otra vez, Stefano debi¨® darse cuenta del fil¨®n que ten¨ªa en su casa. A partir de ese d¨ªa, planific¨® la vida de la familia en funci¨®n de la ni?a. El hogar se fue trasladando de ciudad en ciudad hasta asentarse, ?definitivamente?, en Saddlebrook, Florida, una localidad inundada de instalaciones ten¨ªsticas. Curiosamente, Espa?a ha tenido un papel crucial en la vida de Jennifer. Stefano, nacido en el sur de Italia, conoci¨® a su mujer, Denise, neoyorquina, en Torremolinos durante unas vacaciones. La pareja se cas¨® en Espa?a, donde vivieron hasta que Jennifer tuvo un a?o y medio de edad. Stefano trabajaba como doble en pel¨ªculas, pero su perfecta planificaci¨®n ya funcionaba: la pareja viaj¨® a Nueva York para el alumbramiento de Jennifer y lograr as¨ª la nacionalidad estadounidense sin problemas.
En el torneo de Boca Rat¨®n, la locura americana ya se desat¨® el primer d¨ªa. Decenas de fot¨®grafos acompa?aron a Jennifer Capriati en su deb¨² como profesional. Sus patrocinadores se frotaron las manos. Diadora, una marca de ropa y zapatillas deportivas, y Prince, una empresa de raquetas, han pagado cinco millones de d¨®lares (unos 550 millones de pesetas) por los primeros contratos publicitarios de la ni?a. Jennifer es la tenista estadounidense mejor pagada, en contratos publicitarios, detr¨¢s de Martina Navratilova o la ya retirada Chris Evert. El mito ha crecido mucho en los cinco ¨²ltimos d¨ªas, porque Jennifer ha ganado en la pista a tres rivales, la ¨²ltima ayer, Nathalie Tauziat (Francia), 81 cabeza de serie, por 6-4 y 62.
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