El triunfo del desparpajo
'Juego de ni?os', un programa de TVE dirigido a los adultos que devoran los peque?os
San Adolfo y Lutero son colaboradores honor¨ªficos del programa, puesto que de ellos ha dependido en dos ocasiones la cotizaci¨®n del gallifante. Y es que los gallifantes suben o bajan a tenor del aniversario de las protestas de Lutero, la conmemoraci¨®n de las apariciones de la Virgen en Lourdes, la celebraci¨®n de san Adolfo o la clausura del congreso del Centro Democr¨¢tico y Social (CDS). Y es que en esta nueva etapa del programa Juego de ni?os, que se emite en TVE los domingos a las 17.45, al telespectador se lo han puesto a¨²n m¨¢s dificil.
Cuando no hab¨ªa terminado de encajar que su hijo lo metiese en un saco etiquetado con la palabra adulto, t¨¦rmino equiparable en la jerga infantil a "el que no entiende nada", aparece en pantalla un presentador bigotudo y con mangas permanentemente arremangadas: Ignacio Salas. Con su incorporaci¨®n el programa ha ganado frescura, aunque ¨¦l -esp¨ªritu mismo de la contradicci¨®n insista en que lo que ha ganado es "ruido". El seguidor habitual de este espacio se ha tenido que acostumbrar al creciente nivel de dificultad. El telespectador es consciente de que si antes ten¨ªa que poner los mil sentidos en no perder ni una coma de los comentarios de unos ni?os, que levantando poco m¨¢s de dos palmos del suelo eran capaces de hacer la definici¨®n m¨¢s precisa, decir la crueldad m¨¢s atroz o rayar con la m¨¢s pura poes¨ªa; ahora, adem¨¢s, debe seguir al dedillo las interminables retahilas del presentador, profesor at¨ªpico de la escuela m¨¢s famosa del pa¨ªs.
"Su¨¦nate, que empezamos"
Y es que tanto los comentarios que dedica a sus conocid¨ªsimo alumnos: "Su¨¦nate, que empezamos", o "Y yo que cre¨ªa que t¨² eras un cagamandurrias" como los consejos que da a los ni?os: "Lactantes del mundo, un¨ªos", o "No dejes para ma?ana lo que puedas hacer pasado", no tienen desperdicio y son dignos de figurar en la antolog¨ªa del disparate.Pero a pesar de las nuevas incorporaciones, de los flamantes decorados de Mariscal y de ese nuevo aire de aula de mayores que ha adoptado el programa, su ¨¦xito se debe en un ciento por ciento a la imaginaci¨®n de unos ni?os de entre cinco y 10 a?os, capaces de definir a una jirafa como "la antena parab¨®lica de ?firica", al az¨²car como "el fabricador de lombrices" y a la biblioteca como "una habitaci¨®n con 100.000 memorias". Si algo ha levantado oleadas de admiraci¨®n en el programa ha sido sin duda su capacidad imaginativa.
Tan portentoso dechado de imaginaci¨®n se las ha hecho pasar canutas a los cientos de invitados que, desde que el programa empez¨® a emitirse el 5 de marzo de 1988, han pasado por el plat¨®. Algunos han vuelto a fumar y otros han terminado por comerse las u?as hasta los mism¨ªsimos codos. Pero no todo han sido, batallas perdidas; entre las estrellas tambi¨¦n contamos con aut¨¦nticos augures, capaces de adivinar como en el caso de Cristina Rosenvinge -la componente del d¨²o Alex y Cristina- que bajo la definici¨®n de "socialista de la derecha" y "foca del polo Norte" se escond¨ªa nada m¨¢s y nada menos que el nombre de Fraga.
Pero pese a ese aire relajado y c¨®mplice que se respira en el plat¨® y aunque en esta tercera etapa se han alcanzado ya los m¨¢s altos niveles de audiencia desde que comenzara su emisi¨®n, el tiempo juega en contra del programa. Miguel Obiols reconoce que en esta temporada "es m¨¢s dif¨ªcil encontrar la espontaneidad". Su equipo intenta conseguir que no se prepare a los ni?os, que no se les diga nada. Pero es un intento in¨²til. Desde el mismo momento en que Juego de ni?os hace su aparici¨®n en un colegio, comienzan las poses, los sobresaltos. Y es que desde el primer alumno al ¨²ltimo, todos son conscientes de lo que puede provocar su aparici¨®n en pantalla. Cuando un ni?o ha aparecido en televisi¨®n en varias ocasiones queda marcado por una especie de halo: es el listo, el famoso, el despierto. Y de ah¨ª a firmar aut¨®grafos hay un paso.
En el pr¨®ximo mes de junio acabar¨¢ el curso escolar y con ¨¦l esta tercera etapa de Juego de ni?os, un programa que como su mascota, el gallifante, es una curiosa mezcla donde se combinan gallinas y elefantes, ni?os y adultos. Su clasificaci¨®n como programa de adultos y su colocaci¨®n en una banda horaria puramente juvenil no ha ayudado a solventar el dilema. Sin embargo, para su director no hay dudas: "Creo que es un programa para adultos". La explicaci¨®n' a su gran audiencia infantil la encuentra en que "en general, a los ni?os los programas que m¨¢s les gustan son los considerados para adultos. Los considerados para ni?os est¨¢n concebidos como un producto rebajado, devaluado". Son muchas las aportaciones de Miguel Obiols al programa. Sin su direcci¨®n, Juego de ni?os hubiese sido poco m¨¢s que "ese divertimento l¨²dico para mayores que conecta f¨¢cilmente con los peque?os", del que habla Ignacio Salas. Pero Obiols, un innovador nato, siempre trata de ir m¨¢s all¨¢. "Creo que est¨¢ bien ser innovador. Pretender que por ejemplo el decorado lo haga una persona de fuera de la casa es m¨¢s bien dif¨ªcil. Incorporar cosas nuevas no es dif¨ªcil. Son batallitas y est¨¢ bien ganarlas". Para el creador de El planeta imaginario, el programa que alcanz¨® los m¨¢s altos niveles est¨¦ticos que nunca haya tenido un programa juvenil en este pa¨ªs, la principal aportaci¨®n de Juego de ni?os ha sido que "por primera vez el ni?o ha salido en televisi¨®n de una forma natural, sin cortapisas". En definitiva, para Miguel Obiols, la "¨²nica cuesti¨®n es que los ni?os contin¨²en con su mundo". Esos ni?os, "art¨ªculo de lujo" para Ignacio Salas. Y es que, como comenta este peculiar ense?ante: "Como son muy pocos, al final habr¨¢ que protegerlos como a las ballenas".
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