La Direcci¨®n de Juego, acusada de boicotear las investigaciones

La denuncia del sindicato ESAN Incluye casos oscuros que en su momento atrajeron el inter¨¦s de la Ertzaintza (polic¨ªa auton¨®mica). La comunicaci¨®n de las sospechas al director de Juego del Gobierno vasco provoc¨® una extra?a reacci¨®n. Mediante orden firmada el 11 de marzo de 1987, Jos¨¦ Joaqu¨ªn Portuondo se reserv¨® personalmente todas las 1. actividades de control, inspecci¨®n, revisi¨®n e investigaci¨®n" sobre el n¨²mero de tragaperras.A rengl¨®n seguido, en la misma orden, el director de Juego delega tales facultades en s¨®lo dos ertzainas de m¨¢xima confianza. Ambos se encuentran envueltos en asuntos turbios. Uno de ellos, Juan Miguel Campoy, est¨¢ encausado por el Tribunal Superior vasco como presunto autor material de las escuchas telef¨®nicas ilegales al presidente de Eusko Alkartasuna, Carlos Garalkoetxea.

El otro, Altor Alcalde, fue objeto de expediente en la consejer¨ªa por apropiaci¨®n indebida de fondos. El expediente fue cerrado sin aclarar las acusaciones, seg¨²n el sindicato de la Ertzaintza ERNE, que ha exigido oficialmente su reapertura. El efecto de la decisi¨®n de Portuondo fue apartar de las investigaciones a los ertzainas demasiado curiosos o celosos de su tarea. Algunos fueron excluidos de la Brigada de Juego pese a tener la plaza en propiedad.

Uno de los casos que fue objeto de investigaci¨®n, luego boicoteada por la Direcci¨®n de Juego en opini¨®n de los sindicatos, reviste "car¨¢cteres verdaderamente milagrosos", seg¨²n un ertzaina conocedor del asunto. Se trata de la transmisi¨®n de 100 tragaperras con sus correspondientes licencias por la empresa de Guip¨²zcoa Atotxa a la firma Euskomak.

"Pese a constar que las m¨¢quinas vendidas a Euskomak eran el parque total de Atotxa", relata el ertzaina, 1a vendedora sigui¨® operando con el mismo n¨²mero de m¨¢quinas y licencias. Es como la multiplicaci¨®n evang¨¦lica de los panes y los peces".