Contra el modelo 'bovino' de la vida
La jubilaci¨®n obligatoria se convierte en un factor de marginaci¨®n a una edad cada vez m¨¢s temprana
En el a?o 2000 -es decir, dentro de una d¨¦cada-, dos de cada 10 personas tendr¨¢n m¨¢s de 60 a?os. Y si nada cambia, la mayor¨ªa de ellas estar¨¢n ya jubiladas. Algunas, desde los 50. Con 20 o 30 a?os de esperanza de vida por delante, en buenas condiciones f¨ªsicas e intelectuales, menos dinero que antes y nada que hacer. Retirados en la plenitud de la vida, que dir¨ªa Cort¨¢zar. No es de extra?ar, pues, que, salvo aquellos que ans¨ªan llegar a esa edad para liberarse de un trabajo penoso o indescado, la entrada oficial a la tercera edad sea una experiencia traum¨¢tica.
La mayor¨ªa de los ponentes que participaron en las jornadas Prejubilaci¨®n, ?un reto de futuro? organizadas esta semana en Barcelona por la Fundaci¨®n Caixa de Pensions llegaron a la conclusi¨®n de que el modelo de vida que implica el actual sistema de jubilaci¨®n debe ser revisado. Y algunas voces plantearon con claridad que hoy, lo justo y solidario no es s¨®lo repartir pensiones y subsidios, sino repartir empleo y participaci¨®n. Entre todas las personas y entre todas las edades.Maximilienne Levet-Gautrat es radical y ciertamente ¨¢cida cuando describe lo que ella ha definido como modelo bovino de la vida. Cree que la actual organizaci¨®n social ha dividido nuestra existencia en tres tercios: "El primero para engordar: se trata de acumular los m¨¢ximos conocimientos, las m¨¢ximas destrezas; cuanto m¨¢s acumules, m¨¢s valdr¨¢s y, por tanto, m¨¢s tendr¨¢s. El segundo es el de producci¨®n. Producci¨®n intensiva. Todo lo que no hagas antes de los cuarenta ya no lo har¨¢s, se nos viene a decir, de modo que trabajamos ocho, diez, doce horas diarias y vivimos pr¨¢cticamente s¨®lo para trabajar. Finalmente, entre los cincuenta y los sesenta entramos en el ¨²ltimo tercio, que no por casualidad se llama retiro: su s¨ªmbolo ser¨ªa el de una vaca rumiante que contempla desde el prado, con ab¨²lica mirada, c¨®mo pasa el tren por la v¨ªa".
Esta psic¨®loga francesa de 67 a?os comenz¨® a estudiar a los 44, cuando ya hab¨ªa criado a sus hijos, y en 1974 constituy¨® la Universidad de la Tercera Edad de Par¨ªs X. Ahora est¨¢ oficialmente jubilada como profesora de Psicolog¨ªa, pero sigue trabajando.
Pero el modelo bovino de la vida puede perdurar e incluso acentuarse en el futuro. Seg¨²n el pedagogo brit¨¢nico Allin Coleman, que abandon¨® el mundo financiero para crear el Instituto de Educaci¨®n para la Jubilaci¨®n de la Universidad de Londres, vivimos un per¨ªodo de transici¨®n, de grandes cambios que afectar¨¢n a la organizaci¨®n social del trabajo: "El empleo fijo desaparecer¨¢. La gente cambiar¨¢ m¨¢s a menudo de empresa y de actividad. Incluso el concepto de trabajo asalariado puede llegar a desaparecer".
Algunos estudios editados por el Club de Roma advierten sobre los cambios profundos que comportar¨¢ la llamada tercera revoluci¨®n, de trascendencia comparable al descubrimiento del fuego o a la revoluci¨®n industrial. Si en ¨¦sta las m¨¢quinas sustituyeron el trabajo f¨ªsico del hombre, en la nueva revoluci¨®n los ordenadores sustituir¨¢n la mayor parte de su trabajo intelectual. Y la capacidad productiva se multiplicar¨¢ de tal modo que el empleo se reducir¨¢ dr¨¢sticamente, por mucho que aumente la actividad de los servicios. Ante la nueva situaci¨®n, la sociedad puede optar entre dos grandes modelos: la exacerbaci¨®n del que Maximilienne Levet-Grautat define como bovino, o un planteamiento completamente nuevo, vertebrado sobre la solidaridad y la participaci¨®n. La diferencia est¨¢ en que el primero reparte subsidios y el segundo, empleo.
El primero implica una sociedad escindida entre una minor¨ªa que tiene acceso a la informaci¨®n y al poder, que trabaja a pleno rendimiento y alcanza un alto nivel de vida, y una gran mayor¨ªa, que oscila entre sucesivos empleos temporales y el subsidio de desempleo, hasta alcanzar ?los sesenta? ?los cincuenta? ?los cuarenta? a?os con un retiro definitivo m¨¢s o menos lustroso.
En esta nueva divisi¨®n social, la edad puede convetirse en un factor de discriminaci¨®n tan acusada como lo ha sido hasta hace poco el sexo. Pedro Acebillo, director provincial del Inem de Barcelona, ingeniero industrial y soci¨®logo, est¨¢ convencido de que los granades cambios que se avecinan deben afrontarse con una nueva mentalidad. "Solidaridad es la respuesta", afirma, y lamenta que las organizaciones sindicales sigan actuando conforme a los viejos esquemas, sin plantearse a fondo la batalla de este futuro ya inminente. "La alternativa es repartir. Repartir el empleo", dice. Y repartir el empleo implica, en primer lugar, una reducci¨®n de la jornada laboral. Es decir, que los que trabajan mucho trabajen menos para que otros puedan tambi¨¦n trabajar.
Contratos de relevo
Lo contrario, exactamente, de lo que se est¨¢ haciendo. Pero el cambio de mentalidad no es f¨¢cil. "Es sorprendente", afirma Acebillo, "que una propuesta tan interesante y tan solidaria como es el contrato de relevo, no haya tenido ninguna aceptaci¨®n en Espa?a. Este contrato permite que una persona de edad pueda reducir su jornada laboral para ser sustituido por un joven en per¨ªodo de formaci¨®n.
Hoy est¨¢ claro que la jubilaci¨®n anticipada no ha sido, como se esperaba, una soluci¨®n al paro de la poblaci¨®n joven. Porque hay m¨¢s jubilados j¨®venes que nunca y tantos j¨®venes parados como antes, o m¨¢s. "Ha sido una falacia. La medida s¨®lo ha servido para crear una nueva clase de marginados", afirman John Lansey y Maggie Pearson, profesores de la Universidad de Liverpool (Reino Unido).
"Algunas empresas ya se est¨¢n dando cuenta de que existe un potencial que no deben desperdiciar y han integrado a sus jubilados en consejos de asesores de car¨¢cter consultivo", explica Julio San Miguel, vicepresidente de la patronal catalana Fomento del Trabajo. "Los japoneses est¨¢n construyendo apartamentos en la Costa Brava para directivos y ejecutivos jubilados, que trabajar¨¢n como consejeros de las compa?¨ªas radicadas en Catalu?a".
Son iniciativas aisladas, una margarita flotando en el Pac¨ªfico. Pero San Miguel es optimista y recuerda, para quien lo hubiera olvidado, que la juventud no es un tiempo de la vida, sino un estado mental.
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