Situaci¨®n catastr¨®fica del medio ambiente en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana
La mitad de los bosques de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana est¨¢n muri¨¦ndose a causa de la lluvia ¨¢cida. Un 38% de la poblaci¨®n vive envenenada por las emisiones de anh¨ªdrido sulfuroso, con la consiguiente incidencia de enfermedades respiratorias y de la piel. Por otro lado, un 40% de los r¨ªos est¨¢ contaminado y una tercera parte de los residuos industriales atenta gravemente contra la salud. Un tercio de la vida animal y vegetal del territorio est¨¢ en peligro de extinci¨®n. La situaci¨®n general del pa¨ªs es literalmente catastr¨®fica, y aunque se inviertan ingentes cantidades de dinero para limpiarle los resultados pueden tardar a?os en llegar.
Las estad¨ªsticas sobre contaminaci¨®n ambiental fueron declara das secretas en 1981 por el r¨¦gimen neoestalinista que fue derribado el pasado oto?o. Para cualquier ser humano, sin embargo la evidencia era, y sigue siendo incontrovertible. Al margen de las barbaridades de todo tipo que los viejos dirigentes engendraron en el medio ambiente en su delirio de producir a cualquier coste, el principal elemento contaminador es el lignito, un carb¨®n de mala calidad que des prende mucho anh¨ªdrido sulf¨²rico como consecuencia de su combusti¨®n y posee escaso poder de generar calor.Las emisiones de anh¨ªdrido sulfuroso de la RDA se sit¨²an a la cabeza de todas las de sus vecinos del Este: en 1984, se lanza ron a la atm¨®sfera 253 kilogramos de este contaminante por cabeza, por encima de la media de los pa¨ªses del entorno, con 150 kilogramos. La media de la Comunidad Europea es de 61 kilogramos. Como otros pa¨ªses vecinos, la RDA gasta m¨¢s energ¨ªa, para las necesidades equiparables, que las naciones del Oeste 4.708 kilogramos de carb¨®n por cabeza. Menos que Checoslovaquia (6.482) y menos que la media de los pa¨ªses del Este, pero m¨¢s que el Reino Unido o Francia. El consumo de agua en los seis pa¨ªses del Este es el doble de la media de los pa¨ªses de la CE.
El Gobierno provisional de Berl¨ªn Oriental indic¨® recientemente que ha puesto ya en marcha los planes para reducir en un 50% la producci¨®n de este combustible, del que el pa¨ªs obtiene m¨¢s del 80% de toda su energ¨ªa.
Contaminaci¨®n agr¨ªcola
En las zonas industriales, como Leipzig, Halle, Weimar o Chemnitz, el aire es realmente irrespirable. Una espesa capa de una neblina azulada cubre las ciudades las 24 horas del d¨ªa. Sus habitantes padecen enfermedades respiratorias cr¨®nicas en alt¨ªsimas proporciones, y cualquier reci¨¦n llegado puede comprobar c¨®mo inmediatamente los ojos empiezan a escocer y enrojecen. Cada a?o las industrias germanas orientales lanzan al cielo 5,2 millones de toneladas de anh¨ªdrido sulfuroso y 2,2 millones de toneladas de polvo.El peri¨®dico del Partido Campesino, Bauern Echo, public¨® recientemente un estudio del que se desprend¨ªa que la contaminaci¨®n no s¨®lo afecta a las zonas industriales, sino que sus efectos alcanzan tambi¨¦n a la producci¨®n agr¨ªcola. Seg¨²n este diario, enormes extensiones de tierra agr¨ªcola est¨¢n tan contaminadas que las cosechas, la carne y otros productos tienen que ser destruidos por no ser aptos para el consumo humano. Casi un 10% de los 6,2 millones de hect¨¢reas destinadas a la agricultura est¨¢n afectadas por los residuos industriales.
Tomates, patatas, pimientos y calabacines pesan un 20% menos de lo normal, los floricultores se ven obligados a desechar un 30% de su producci¨®n a causa de las malformaciones, y en general, los da?os causados por la contaminaci¨®n a la agricultura se estiman anualmente en 200 millones de marcos (13.000 millones de pesetas).
Divisas por vertidos
Por si sus propios desechos no fueran suficientes, las necesidades de divisas fuertes del antiguo r¨¦gimen llevaron a sus dirigentes a decidirse por convertirse en el basurero de sus ricos vecinos occidentales a cambio de marcos convertibles. En Sch?nberg, Vorketzin y Sch?neike, el primero cerca de L¨¹beck y los otros dos en los alrededores de Berl¨ªn, siguen almacen¨¢ndose ingentes cantidades de basura occidental sin ning¨²n tipo de tratamiento. Los incipientes partidos verdes de la RDA parecen haber conseguido el cierre de uno de esos tres dep¨®sitos.Pese al uso extensivo del lignito, la energ¨ªa nuclear tampoco fue descartada. Siguen en funcionamiento dos grandes centrales, la m¨¢s importante en la costa del mar B¨¢ltico en Greifswald, donde hasta el mes pasado funcionaron cuatro reactores del famoso modelo sovi¨¦tico WWER 400, el causante del desastre de Chernobil.
Una comisi¨®n interalemana se interes¨® a finales del a?o pasado por las medidas de seguridad en Greifswald, y descubri¨® con horror que hace 14 a?os tuvo lugar un grav¨ªsimo accidente, cuando tras un incendio fallaron todos los sistemas de seguridad menos el ¨²ltimo. La comisi¨®n lleg¨® a la conclusi¨®n de que hab¨ªa que cerrar inmediatamente dos de los cuatro reactores. Sin embargo, otros tres m¨¢s est¨¢n en construcci¨®n, uno de ellos pr¨¢cticamente terminado y en el que se est¨¢n efectuando pruebas.
Al lado de estas aberraciones, las preocupaciones de sus vecinos del Oeste por la contaminaci¨®n de los autom¨®viles, la utilizaci¨®n de la gasolina sin plomo y los catalizadores parecen nimiedades. Los ahora populares Trabant, los peque?os veh¨ªculos de los alemanes orientales que han invadido la RFA ¨²ltimamente, utilizan un motor de dos tiempos a base de gasolina y aceite que deja a su paso una nube negruzca capaz de asesinar al primer peat¨®n que se cruce. Bonn, sin embargo, les ha redimido de pasar por el control de gases de escape.
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