El Valladolid cay¨® de la Recopa en los penaltis tras un p¨¦simo partido
Los penaltis apearon al Valladolid de la semifinal de la Recopa. Fue el mejor broche posible para una situaci¨®n rara. Ni jugadores ni t¨¦cnicos estaban convencidos de que les interesara seguir. Prefieren guardar sus fuerzas para la Liga espa?ola. Pero tampoco pod¨ªan entregar el partido de antemano, sin luchar. El empate a cero y la eliminaci¨®n parece pues una sentencia salom¨®nica, aunque ha dejado un sabor triste. Tras 120 minutos de pelea y de aguantar las embestidas locales, a nadie le gusta despedirse de un torneo europeo. Y menos cuando se cuenta con uno de los -guardametas m¨¢s expertos en detener m¨¢ximos castigos. Por juego el Valladolid no mereci¨® la clasificaci¨®n, pero el M¨®naco tambi¨¦n decepcion¨®. El de anoche fue un partido con f¨²tbol de encefalograma plano y, en suma, una eliminatoria que pasar¨¢ a la historia del balompi¨¦ europeo por su ramplomer¨ªa, su mala calidad y el alto n¨²mero de bostezos generados.La primera parte fue un cambio al antif¨²tbol. El Valladolid se repleg¨® sin disimulos de ning¨²n tipo, pero el M¨®naco no supo abrir huecos ni penetrar en una red tupida, compacta y disciplinada. Minguela e Hidalgo frenaban en el centro del campo las ofensivas monegascas y Caminero era el ¨²ltimo y firme basti¨®n de un bloque que nunca cont¨® con menos de ocho hombres. Patri y Lemos cerraban perfectamente las bandas. El M¨®naco hac¨ªa un f¨²tbol industrial, primitivo, sin chispa. Ni los laterales sub¨ªan por los extremos ni los centrocampistas pon¨ªan orden e imaginaci¨®n. El dominio fue local, pero el Valladolid aguant¨® bien con el ¨²nico pero de taca?er¨ªa atacante. Rara vez pas¨® del centro del campo y despleg¨® m¨¢s de dos hombres en terreno rival.
El empuje del campe¨®n franc¨¦s se hizo total en la segunda mitad. Pero el Valladolid se atrincher¨® en su ¨¢rea y coloc¨® sacos terreros, alambradas y arrietralladoras en los parapetos. Nadie abandonaba el reducto ni para perseguir pelotas claras. La fortuna se ali¨® con el Valladolid en dos o tres jugadas trascendentales, lo que le permiti¨® llegar a una pr¨®rroga en la que no cambiaron las cosas. Pero en los penaltis fallaron sus lanzadores y no acert¨® Ravnic, que otras tardes fue el talism¨¢n.
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