Siria compra en L¨ªbano
El contrabando con el pa¨ªs vecino, una v¨¢lvula de escape para la econom¨ªa controlada de Damasco
"De L¨ªbano". Ante p?t¨¦ franc¨¦s, un vestido de corte moderno o un Mercedes, la respuesta es siempre la misma en Damasco. Pa?uelos de papel, tabaco, pl¨¢tanos... todo se trae del pa¨ªs vecino en camiones militares o a lomos de burro. Las autoridades sirias lo saben y lo consienten porque es la ¨²nica forma de que el descontento no supere ciertos l¨ªmites. Mientras tanto, la pol¨ªtica oficial contin¨²a firme en su negativa a liberalizar las importaciones. El trasnochado sue?o de la autarqu¨ªa sigue siendo el objetivo.
sSimilar contradicci¨®n se produce en el terreno de las cifras macroecon¨®micas. Pese al reciente anuncio de super¨¢vit en la balanza comercial de 1989, el primero en 30 a?os, los sirios contin¨²an teniendo problemas de divisas. Esta demanda, junto con la de productos de importaci¨®n restringida, ha generado una econom¨ªa paralela y provocado que, a los precios oficiales, la capital siria sea una de las ciudades m¨¢s caras del mundo. As¨ª lo refleja un reciente estudio de las Naciones Unidas que, sobre un ¨ªndice de 100 puntos para Nueva York, atribuye 150 a Damasco, por encima de Tokio (128).La realidad es que entre 1987 y 1989 Siria ha incrementado su producci¨®n petrol¨ªfera de 230.000 a 360.000 barriles por d¨ªa, pero aunque esto haya permitido acabar con la importaci¨®n de crudo y tenido un impacto positivo en la balanza comercial, no se ha traducido en la misma proporci¨®n en un aumento de ingresos (16%). En definitiva, que la bonanza que se desprende de sus pozos de petr¨®leo y de las reci¨¦n descubiertas reservas de gas resulta insuficiente, a ojos de los analistas, para explicar_la mejora comercial del ¨²ltimo a?o.
En la calle tampoco salen las cuentas. La familia media siria consagra casi un 60% de sus ingresos a la alimentaci¨®n, a pesar de que los productos b¨¢sicos est¨¢n subvencionados. Seg¨²n fuentes occidentales, "no se puede hablar de miseria, en el sentido de que la gente pase hambre". Pero el apret¨®n de cintur¨®n al por el alza de precios ha generado una proletarizaci¨®n de la clase media en los tres o cuatro ¨²ltimos a?os.
A las frustradas expectativas que surgieron a mediados de los setenta a consecuencia de la generosidad de las monarqu¨ªas del Golfo propiciada por el boom del petr¨®leo se ha unido una crisis econ¨®mica provocada tanto por las malas cosechas como por la ineficacia del sector p¨²blico. Junto a ello, no hay que olvidar las "exigencias de seguridad" asumidas por Siria en su papel de defensora de la naci¨®n ¨¢rabe. Damasco viene dedicando anualmente un 40% de su presupuesto nacional a gastos de defensa.
"La importancia del sector agrario en la econom¨ªa siria", explica un experto, "la convierte en muy vulnerable, ya que s¨®lo un 10% del territorio se encuentra irrigado, por lo que la amenaza de la sequ¨ªa descalabra todos los planes". En el mejor de los casos se le atribuye una balanza excedentaria de 300 millones de d¨®lares (unos 33.000 millones de pesetas), pero en caso de que las lluvias no sean favorables, las necesidades de importaci¨®n de trigo y harina acaban con cualquier beneficio. "Falta dinero para invertir", comenta la misma fuente. "El sector privado se encuentra atado", se quejan los comerciantes, acosados por una normativa imposible de poner en pr¨¢ctica que les obliga a acudir al mercado negro en busca de d¨®lares, con el consiguiente riesgo para sus negocios. "Hasta para darles dinero, es dif¨ªcil", se queja un agregado comercial comunitario ante las innumerables trabas del mare m¨¢gnum legal que constri?e la econom¨ªa.
La planificaci¨®n econ¨®mica introducida por el movimiento de correcci¨®n que lleva al presidente Hafez el Asad en noviembre de 1970, no ha obtenido unos resultados tan positivos como la estabilidad asegurada en el terreno pol¨ªtico.
Prosperidad dudosa
La prosperidad del pa¨ªs resulta dudosa a pesar de que se hayan generado cerca de 500.000 puestos de trabajo en la agricultura y cerca de 100.000 en la industria. El inmenso sector estatal creado como fruto de la pol¨ªtica baazista de nacionalizaci¨®n de la industria (70%) y del comercio exterior lastra el despegue de un pa¨ªs cuya poblaci¨®n no carece precisamente de iniciativa para los negocios.
Los funcionarios representan un 35,6% de la plantilla del sector p¨²blico y con el personal de la Administraci¨®n central que supervisa el sector industrial, superan el 40%, frente a un 60% de trabajadores productivos.
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