Pablo Rodr¨ªguez, l¨ªder de la Plataforma Sindical: "Esta huelga es una hombrada"
Pablo Rodr¨ªguez Pe?a Cabieras levanta la mano y enmudece la asamblea de trabajadores de la Empresa Municipal de Transportes (EMT). Su aspecto apacible no revela su car¨¢cter de sindicalista "pele¨®n" de gran poder comunicativo. El l¨ªder de la Plataforma Sindical, central que mantiene en huelga a la EMT, ha pasado en pocos d¨ªas desde el anonimato a ser llamado mes¨ªas o patriarca. "No soy ning¨²n iluminado; soy un hombre sencillo al que le ha tocado ponerse al frente de todo esto", afirma. "Esta huelga es una hombrada, un ejemplo de lucha impecable que har¨¢ historia en la EMT".Pablo Rodr¨ªguez naci¨® hace 50 a?os en Yepes (Toledo). Est¨¢ casado con Emilia Garc¨ªa Esteban, con la que ha tenido dos hijos, ?scar, de 14 a?os, y Ana, de 19, con los que vive en el barrio de Aluche. En 1966 empez¨® a conducir autobuses de la EMT, donde gana unas 96.000 pesetas mensuales.
Hace apenas dos a?os, escarmentado de su experiencia en UGT, se embarc¨® en la aventura de montar la Plataforma, Sindical. "Nos juntamos tres personas despu¨¦s de nuestra jornada laboral e hicimos la asamblea constitutiva en agosto de 1988". Pablo cree que el ¨¦xito de su sindicato se debe a su "limpia trayectoria". Hoy tiene varios miles de afiliados.
Izquierda profunda
"Somos un sindicato de izquierda profunda que hemos mantenido una pol¨ªtica coherente, dando ejemplo de sacrificio y de saber estar donde se necesita, no como los sindicatos de clase que prostituyen el sindicalismo", afirma.
Conductor de la l¨ªnea 62 (Moncloa-Paraninfo) desde hace 20 a?os, Pablo afirma que le gusta pasar inadvertido, y se muestra dispuesto a terminar lo que ha empezado. "Soy terco y siempre acabo lo que empiezo. No s¨¦ c¨®mo va a terminar esto, pero s¨ª s¨¦ que se van a ensa?ar conmigo. Si me ponen en la calle, ya sacar¨¦ mi casa adelante, aunque igual pido yo la cuenta", se?ala mientras hojea un ¨¢lbum con recortes de Prensa de la huelga de la EMT de 1976. Fue en ese a?o cuando se inici¨® en el sindicalismo. "Entr¨¦ en la secci¨®n sindical de UGT, donde estuve el tiempo suficiente para comprobar que los sindicatos de clase s¨®lo saben programar a los hombres".
Las amenazas que ha recibido por la huelga han llevado a su familia a tomar precauciones. Esta situaci¨®n y la falta de sue?o le han cansado. "Duermo una media de cinco horas, nos amenazan por las noches, no s¨¦ si estoy comiendo o merendando. Pero me veo con fuerza para aguantar".
Lo que Pablo desea realmente es pasar su tiempo dedicado a la afici¨®n que comparte con su hijo: el cine de los a?os cuarenta y cincuenta. Su casa est¨¢ llena de pel¨ªculas de v¨ªdeo, cuyas car¨¢tulas ha dibujado y rotulado personalmente. "Me gusta mi casa, mi sill¨®n y el frigor¨ªfico. Estar con mis amigos, que cuando me ven s¨®lo me dicen: 'Suerte y adelante'. Hasta mi madre, que es muy mayor, comprende la huelga".
"Me conformar¨ªa con que gan¨¢ramos esta huelga por uno a cero, y no por goleada. Estamos dispuestos a flexibilizar nuestras reivindicaciones, pero antes tenemos que tener la seguridad de que habr¨¢ negociaci¨®n". Pablo cree que los usuarios comprenden la lucha, "aunque no puedo decirle nada a alguien que tiene que andar tres kil¨®metros porque no hay autobuses. Olvidar¨ªa mis explicaciones en la caminata", dice.
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