?Una sociedad abierta?
Con el Movimiento Libertad, liderado por Mario Vargas Llosa e integrante del Frente Democr¨¢tico (Fredemo), ocurre lo mismo que con esas fotos de familia que salen siempre un poco movidas: cada vez que se aprieta el disparador, un ni?o se mueve. Aun as¨ª, vale la pena intentar ese retrato de familia, por dentro y por fuera; es decir, convocando a fot¨®grafos que suelen enfocar la realidad pol¨ªtica peruana desde muy distintos puntos de vista.Por estricto orden de azar, empiezo con el independiente comentarista de la revista S¨ª Augusto Ortiz de Zevallos. En un art¨ªculo titulado Libertad en dos tomos, este joven arquitecto y periodista comenta los dos libros en los que la agrupaci¨®n vergasllosiana recopil¨® conferencias discursos y debates realizados en su sede por miembros del Movimiento, por independientes cercanos y por algunos invitados tentativos de otras tiendas pol¨ªticas.
Escribe Ortiz de Zevallos: "Abren la serie cinco exposiciones del profeta del movimiento, Mario Vargas Llosa Algunos son textos impecables y sabrosos, en los que rebrota el literato y el pensador, ensayando definiciones y disquisiciones a partir de la noci¨®n misma de libertad, entendida como axial a la creaci¨®n, al arte, a la inteligencia y a las ideas. El problema ( ... ) es que para algunos seguidores, esa (u otra) libertad debe ser axial, pero principalmente a la rentabilidad; lo que haya alg¨²n asidero en otras partes de la pr¨¦dica del l¨ªder ( ... ). Pues si bien, hasta cuando es invitado, Mario Vargas Llosa conserva cierto estilo, en el estrado su pensamiento se adelgaza y se acerca al manejo de arquetipos. Buenos y malos lo rondan, y el fraseo puede acercarse amenazadoramente al de esos personajes engolados y atimbrados que estimulan perversamente la iron¨ªa de sus demonios literarios ( ... ).
"No es un hablador ni, menos a¨²n, un escribidor, y le conviene a la madurez y modernizaci¨®n de la pol¨ªtica peruana que no lo sea. Pero ocasionalmente parecen atacarlo ciertos rasgos de sus personajes literarios, y entonces prefiere esquematizar".
" Por ejemplo", agrega, "al afirmar que 'toda la culpa de nuestro subdesarrollo la tenemos nosotros mismos, y ninguna las relaciones internacionales de intercambio'. 'Prebisch y los intelectuales latinoamericanos de las fechas del boom (n¨®mina que lo inclu¨ªa org¨¢nicamente y en lugar de honor) se equivocaron absolutamente en su percepci¨®n de c¨®mo afrontar el reto del subdesarrollo'. 'Toda la izquierda hoy es igual e inhablable'. 'La tarea pol¨ªtica es hoy una cruzada antlizquierdista...', etc¨¦tera".M¨¢s adelante agrega el mismo comentarista: "Libertad es una palabra para la cual Mario Vargas Llosa puede reclamar dimensiones importantes y carnusianas como puede ( ... ) usarla como un eslogan de significado evanescente. Y sus adherentes, adoptarla como envoltorio de posiciones sencillamente conservadoras. Puede Mario Vargas Llosa, en su nombre, invocar el encuentro hondo de este pa¨ªs tan complejo ( ... ), como puede parad¨®jicamente rodearse de un cerco casi infranqueable de cosmopolitas esmerados, cuya distancia con el pa¨ªs real es patente".
Veamos la fotografia del escritor y cr¨ªtico Julio Ortega aparecida en el diario. La Rep¨²blica, nada af¨ªn al l¨ªder de Libertad: "Quiz¨¢ sin quererlo (le doy el beneficio de una grande, elegante duda), Mario Vargas Llosa confirma el m¨¢s tradiciorial autoritarismo peruano: el vicio dogmatismo civilista, que (el historiador) Jorge Basadre conden¨® como uno de los vicios del aristocratismo sup¨¦rstite, y que est¨¢ enralzado en la pr¨¢ctica artidemocr¨¢tica de los intelectuales vitri¨®licos, que ol¨ªmpicamente reparten el bien y el mal entre Ics buenos y malos peruanos, dividiendo as¨ª a¨²n m¨¢s lo que ya est¨¢ mal dividido".
Pero son tambi¨¦n muy elocuentes estos dos autorretratos que se hace Mario Vargas Llosa: "Ning¨²n partido pol¨ªtico funciona de una mariera estrictamente democr¨¢tica. O son partidos donde el elemento del caudillo es un elemento predominante y fundamental, de acuerdo con la mejor tradici¨®n peruana, o hay un liderazgo que generalmente se entroniza y se eterniza en su peque?a parcela, su peque?o mundo, de una manera que es muy omn¨ªmoda... ".
Segundo autorretrato del artista como candidato: "Yo no soy ni me siento un caudillo. Ya pasaron las ¨¦pocas del caudillismo, de los l¨ªderes carism¨¢ticos, de los hombres redentores y mesi¨¢nicos. Todo esto huele a siglo XIX y yo quiero ser un hombre de mi tiempo. En estos a?os hemos visto hasta d¨®nde conduce a un pa¨ªs tener un 'caudillo' en el palacio del Gobierno".
M¨¢s que un simple retrato del paterfamilias, el director del semanario Oiga nos ofrece este fresco enorme, en apoyo a la rotundanegativa de Mario Vargas Llosa de llegar a acuerdos con otros partidos que no integren su Frente (salvo en caso de golpe de Estado): "Alan Garc¨ªa le tiene pavor a Mario Vargas Llosa, no s¨®lo por los tribunales ordinarios que vislumbra en el futuro inmediato, sino porque el candidato del nuevo movimiento nacional que insurge en la arena pol¨ªtica, a diferencia del APRA, posee un programa concreto y coherente de gobierno".
"Mario Vargas Llosa y los partidos democr¨¢ticos que lo apoyan", contin¨²a, "hablan de reconstrucci¨®n nacional teniendo a mano y en mente un programa preciso que apunta a la reforma radical del sobredimensionado aparato estatal y la extensi¨®n de la propiedad privada en los diversos sectores productivos. Es un programa que se aparta del trasnochado y deelmon¨®nico colectivismo que ha fracasado en todas las latitudes y que a¨²n tiene atrapados tanto a apristas como a izquierdistas de distintos pelajes. Es un programa que, por lo mismo ( ... ), no admite consenso son sus rivales en la carrera presidencial".
Y el propio Mario Vargas Llosa revela: "Para construir una sociedad peruana dentro de un modelo determinado, ?c¨®mo vamos a mezclar dos modelos que son radicalmente distintos? Creo que lo ¨²nico que conseguir¨ªamos ( ... ) es producir un monstruo, que no se enriquecer¨ªa con la uni¨®n, sino que m¨¢s bien aniquilar¨ªa, pervertir¨ªa, lo que son los modelos".
A m¨ª todo esto m convence poco porque pienso que en el Per¨² urgente de hoy s¨ª se podr¨ªa llegar a acuerdos sobre lucha antisubversiva y manera de combatir el narcotr¨¢fico, por ejemplo, con fuerzas del APRA o de la izquierda sinceramente de mocr¨¢tica. Y ello sin mediatizar ni esterilizar programa alguno, n mucho menos engendra monstruos.
Y a Julio Ortega, el asunto lo convence mucho menos cuando lanza la siguiente fotografia del pater fredemista: "Su discurso p¨²blico est¨¢ hecho por una palabra monol¨ªtica, inflexible y ortodoxa. Lamentablemente, porque se trata de un intelectual que, como tal, tiene la obligaci¨®n moral de la duda (...). Ir¨®nicamente, en nombre de la cr¨ªtica, el antidoginatismo y la democracia, el discurso de Mario Vargas Llosa es notoriamente anacr¨®nico: se sostiene en la autoridad de las convicciones dogm¨¢ticas, en el mon¨®logo descal¨ªficador del di¨¢logo, en la supresi¨®n del otro, siempre deslegitimado. Este discurso es la versi¨®n de una guerra fr¨ªa dom¨¦stica pero feroz".
El propio Vargas Llosa reconoce que el retrato de familia no es tan claro como deber¨ªa ser: "... dentro del propio Frente Democr¨¢tico estoy viendo c¨®mo habiendo establecido nosotros un denominador com¨²n tan claro y estando tan decididos a ir juntos a dar la batalla por la democracia en Per¨², las diferencias surgen constantemente creando dificultades que nosotros tenemos la obligaci¨®n de resistir para que nuestra coalici¨®n tenga ¨¦xito". Y es que, en efecto, alguien se mueve siempre en las esferas empresariales e impide que el retrato de familia de Libertad se fije definitivamente.
Desgraciadamente, connivencias y muchas cosas m¨¢s son costumbres tan arraigadas en Per¨² que ser¨¢ muy dificil hacerlas desaparecer en el breve plazo de un mandado presidencial. Este retrato, como ven, es en blanco y negro.
Contra todo esto se tendr¨¢ que enfrentar Mario Vargas Llosa, adem¨¢s del APRA y la izquierda variada y el narcoterrorismo y el terrorismo sin coca y la deuda eterna y sus socios pol¨ªticos y la hiperinflaci¨®n. Pero este llanero solitario de pa¨ªs andino cabalga soltando verdades como catedrales en un l¨®gico y necesario af¨¢n de convencer a la mayor¨ªa absoluta para que, de esa manera, se aclare finalmente el retrato ampliado de una gran familia inmovilizada por su verbo rotundo.
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