Hugo S¨¢nchez, 33 goles de un solo toque
La producci¨®n goleadora de Hugo S¨¢nchez es larga y variada. El delantero mexicano marca desde cualquier sitio, sin importarle la postura y con cualquier parte del cuerpo. Pero hay un aspecto com¨²n a todos sus remates de gol: Hugo s¨®lo toca la pelota una vez cuando marca. Nunca dribla, ni retiene la pelota para encontrar mejor ¨¢ngulo. Sus 33 goles en este campeonato son hijos de esta relaci¨®n primaria entre su cuerpo y el bal¨®n. Hugo se encuentra ahora sometido al reto de batir el r¨¦cord del legendario Zarra, que logr¨® 38 tantos en una temporada.
Hugo ha llegado a los 32 a?os con uno de los secretos mejor guardados y, sin embargo, m¨¢s evidentes del f¨²tbol espa?ol. Durante 15 a?os ha marcado sus goles con una absoluta desnudez de artificio. La pelota llega al ¨¢rea, o donde sea, y el mexicano empalma, empuja o desv¨ªa, no importa su posici¨®n en la cancha. Pero su capacidad para maquillar su trabajo como puntillero es asombrosa. Jugadores como Michel, compa?ero de Hugo desde hace cinco a?os y encargado de forjar la cuarta parte de sus goles, desconoc¨ªan esta faceta unidimensional del delantero. Un recuento de sus goles muestra que Hugo ha conseguido 19 tantos con el pie izquierdo, seis con el derecho, siete con la cabeza y uno con el pecho. Su versatilidad tambi¨¦n es muy notable en las suertes del remate. Cinco goles los ha marcado en tiros de falta, algunos desde lugares incre¨ªbles. Tambi¨¦n ha marcado con chilenas, a bote pronto, de media vuelta o con remates en plancha. Y en una ocasi¨®n ha esperado un rechace del bal¨®n en el palo o un deficiente desv¨ªo del portero para colocar el pie y pasar a la red. Por supuesto, ha obtenido goles, tres, de penalti. Esta variedad probablemente no tiene comparaci¨®n en el f¨²tbol espa?ol, y quiz¨¢ sea la raz¨®n que oculta la ausencia de otro recurso estil¨ªstico que no sea el remate sobre la marcha.Sin embargo, la geograf¨ªa de los remates de Hugo en el ¨¢rea son un atentado contra la l¨®gica. Nunca se ve envuelto en situaciones que le obliguen a quebrar a un defensa y marcar despu¨¦s o enfrentarse con el portero para enga?arlo con un recorte. Todas estas posibilidades se producen obligatoriamente con alg¨²n jugador en alg¨²n momento de su carrera aunque no le guste. El conocimiento del juego que tiene el delantero madridista es de tal precisi¨®n que evita incluso estas situaciones impredecibles, y si alguna vez se producen las transforma en algo diferente a una jugada personal: Hugo devolver¨¢ la pelota velozmente a un compa?ero, o rematar¨¢ a porter¨ªa sin tocar dos veces la pelota, a¨²n cuando tenga en contra todas las leyes cl¨¢sicas del f¨²tbol.
El ¨²nico gol que vio dos con tactos de Hugo fue absolutamente casual. Ocurri¨® en Las Gaunas. Pr¨¢cticamente bajo el travesa?o, remat¨® a la carrera con la izquierda, pero el bal¨®n le golpe¨® involuntariamente en el pie derecho. La falta de voluntariedad y la intenci¨®n primera de rematar con la izquierda dicen m¨¢s sobre las intenciones de Hugo que la casualidad del contacto posterior, ese segundo toque que Hugo S¨¢nchez evita siempre.
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