La polic¨ªa impidi¨® el asalto al 10 de Downing Street
, Centenares de manifestantes intentaron el s¨¢bado penetrar en el n¨²mero 10 de Downing Street y asaltar la residencia de la primera ministra brit¨¢nica, seg¨²n manifest¨® ayer el oficial responsable de las fuerzas de seguridad que custodiaban la calle. La dispersi¨®n de los agresores provoc¨® una cadena de incidentes violentos nunca vistos en la ciudad, que dur¨® seis horas y caus¨® da?os millonarios en el centro de Londres. La clase pol¨ªtica brit¨¢nica fue ayer un¨¢nime al condenar la algarada y evit¨® la tentaci¨®n de rentabilizar pol¨ªticamente los disturbios.
David Meynell, responsable de la operaci¨®n de seguridad en torno a la manifestaci¨®n contra el poll-tax -el nuevo impuesto municipal que entr¨® ayer en vigor- en la que participaron 2.000 agentes, declar¨® ayer que los incidentes comenzaron cuando algunos de los participantes en la marcha se detuvieron en Whitehall ante la verja que cierra Downing Street y comenzaron a arrojar objetos a la polic¨ªa. Los manifestantes la emprendieron despu¨¦s con una doble barrera de las vallas que se emplean para canalizar este tipo de marchas. "La violencia fue tal que destrozaron ese sistema de protecci¨®n e intentaron asaltar la entrada de Downing Street", dijo el oficial.La polic¨ªa tuvo que pedir refuerzos para disolver a los agresores. La intervenci¨®n de los agentes produjo un estallido de violencia urbana nunca visto en Londres, que se sald¨® con m¨¢s de 400 heridos, 331 de ellos polic¨ªas, y 341 detenciones.
Los turistas se entreten¨ªan ayer haciendo fotos en un centro de Londres en el que bancos y librer¨ªas de segunda mano, sexshops y restaurantes, farmacias y concesionarios de autom¨®viles mostraban las cicatrices de la arbitraria violencia practicada la noche anterior por unos 3.000 manifestantes. Meynell dijo ayer por la ma?ana que ya se hab¨ªan presentado 200 denuncias por da?os, "y habr¨¢ muchas m¨¢s cuando la gente termine de hacer la valoraci¨®n de da?os en comercios y veh¨ªculos".
Las prof¨¦ticas palabras del polic¨ªa se hicieron realidad cuando el ministro del Interior, David Waddington, visit¨® por la tarde la zona siniestrada. La presencia del ministro en Saint Martin's Lane fue recibida con airados gritos de "?No al poll-tax!' por unos 200 manifestantes, entre los que la numerosa polic¨ªa que ayer patrullaba por la capital brit¨¢nica practic¨® algunas detenciones.
La polic¨ªa brit¨¢nica trata ahora de descubrir si hay alg¨²n general responsable de las tropas vand¨¢licas que tan duramente libraron el s¨¢bado la batalla de Trafalgar Square. David Meynell, responsable de las fuerzas que deb¨ªan controlar la manifestaci¨®n, cree percibir, entre otras, la presencia del anarquismo.
Thatcher puso ayer cara compungida al manifestarse horrorizada con lo ocurrido. "El lugar para discutir esto [el poll tax] es el Parlamento", declar¨® a la salida de la iglesia en Chequers, su residencia de fin de semana. "Esta gente est¨¢ contra la democracia y toma la calle. No hay excusas para recurrir a la violencia. Tenemos un Parlamento vigoroso y unos tribunales justos". Neil Kinnock, el l¨ªder laborista, fue mucho m¨¢s duro que la primera ministra. La violencia del s¨¢bado "fue un acto delictivo provocado por gente a la que hay que tratar como delincuentes". "Les veo y les trato como enemigos de la democracia", dijo.
Ninguno de los dos pol¨ªticos intent¨® ayer sacar provecho de una situaci¨®n traum¨¢tica para los brit¨¢nicos, aunque es probable que esa contenci¨®n desaparezca en el futuro inmediato. Thatcher, que el d¨ªa anterior, en Cheltenham, hab¨ªa responsabilizado a los laboristas de incitar a la rebeli¨®n contra el poll tax, se call¨® ayer, mientras Kinnock mostraba una vertiente agresiva con los violentos.
S¨®lo el ministro de Medio Ambiente, Chris Patten, responsable de la puesta en pr¨¢ctica del poll tax dej¨® claro por parte gubernamental que la guerra sigue, al pedir a Kinnock que sancione a los parlamentarios laboristas que apoyan a quienes se niegan a pagar el impuesto. Los laboristas replicaron con un documento en el que dicen que entre 26 y 28 millones de ciudadanos de los 36 millones que han de abonar la nueva tasa salen perdiendo con respecto al anterior sistema.
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