El rey de todos los cat¨®licos belgas
LA ACTITUD del rey Balduino de B¨¦lgica al decidir una dimisi¨®n de 36 horas para evitar tener que sancionar la ley sobre la despenalizaci¨®n del aborto es del todo cuestionable. La monarqu¨ªa tiene su raz¨®n de ser y su justificaci¨®n hist¨®rica en el servicio a la voluntad de todo un pueblo. Al pedir la declaraci¨®n de "incapacidad para reinar" que prev¨¦ el art¨ªculo 82 de la Constituci¨®n -aplicado una ¨²nica vez, cuando el padre del actual monarca estuvo preso de las fuerzas alemanas de ocupaci¨®n durante la II Guerra Mundial-, Balduino lo ha hecho pervirtiendo el objetivo perseguido por aqu¨¦lla: defender al s¨ªmbolo del pa¨ªs, y no los sentimientos personales de quien lo encarna.Todo en B¨¦lgica, desde la fr¨¢gil estructura del Estado hasta las cl¨¢usulas de conciencia aplicables al rey o a los ciudadanos, es fruto de complicados compromisos que se mantienen mientras no se abuse de ellos. Negarse a sancionar una ley que cuenta con el apoyo mayoritario de la ciudadan¨ªa rompe necesar¨ªamente la trama de relaciones entre el soberano y su pueblo y plantea un grave interrogante: ?puede un rey, que est¨¢ en desacuerdo con sus s¨²bditos seguirlos representando y arbitrando?
Los poderes de la monarqu¨ªa belga son muy limitados. Los dos fundamentales son la sanci¨®n de las leyes y la consulta para la formaci¨®n de Gobierno. La renuncia temporal de Balduino no s¨®lo ha erosionado estas dos prerrogativas que son s¨ªmbolo del arbitraje real, sino que ha estimulado las l¨®gicas voces prorrepublicanas de quienes aseguran que se es jefe del Estado en las duras y en las maduras. Si el rey de los belgas las perdiera como consecuencia de sus escr¨²pulos, pondr¨ªa en peligro la existencia misma de la corona. Arriesgar¨ªa a¨²n m¨¢s: la desintegraci¨®n de B¨¦lgica en varios miniestados siguiendo una l¨ªnea de rencillas ling¨¹¨ªsticas cada vez m¨¢s exacerbadas.
El rey Balduino es ya el ¨²nico que parece capaz de impedir que B¨¦lgica salte hecha pedazos. Por tanto, su responsabilidad hoy va mucho m¨¢s lejos que el cargo de conciencia que le produce sancionar una ley por la que se autoriza a una mujer a prescindir de su embarazo cuando sabe que arriesga gravemente la propia vida.
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