C¨®rtale el cuerno
El rinoceronte, v¨ªctima de los furtivos tras la prohibici¨®n de venta de marfil
Los conservacionistas de Namibia han iniciado una desconcertante campa?a a favor de levantar la prohibici¨®n a la venta internacional de marfil para evitar que el tr¨¢fico clandestino termine con el rinoceronte negro al disparar sus precios. Seis meses despu¨¦s de que las autoridades namibias le segaran sus dos valiosos cuernos, Sam, un joven rinoceronte, ha experimentado un crecimiento de cinco cent¨ªmetros en su ap¨¦ndice. Con ello le acecha de nuevo la amenaza de los furtivos debido al exuberante precio del trofeo.
El reinado del rinoceronte negro en la regi¨®n namibia de Damaraland apenas sufri¨® hasta hace 80 a?os, cuando la creciente demanda en Yemen del Norte de su cuerno para las empu?aduras de las dagas y la de los pueblos de Extremo Oriente con fines medicinales les hizo recurrir a las reservas del continente africano.La matanza se dispar¨® a partir de los a?os sesenta. De los 60.000 rinocerontes negros que entonces poblaban ?frica, ahora s¨®lo quedan 3.500. Despu¨¦s de Zimbabue y Sur¨¢frica, Namibia, con 400 ejemplares, posee la tercera reserva m¨¢s numerosa de este raro gigante que hoy constituye una de las especies m¨¢s amenazadas por la extinci¨®n. Parad¨®jicamente, el fin de la guerra en Namibia, hace un a?o, dict¨® en cuesti¨®n de meses la sentencia de muerte para 23 rinocerontes negros s¨®lo en el parque de Etosha, en el norte del pa¨ªs. La retirada del Ej¨¦rcito surafricano, cuyas patrullas hac¨ªan sumamente arriesgada la actuaci¨®n de los cazadores furtivos en la zona tras a?os de tregua, ha hecho de nuevo sonar el timbre de alarma en Namibia.
Muertes por estr¨¦s
"Los namibios tenemos una gran responsabilidad en la salvaci¨®n del rinoceronte. El hecho de que tras a?os de tregua, de nuevo apareciese de forma vertiginosa la caza furtiva nos puso en una situaci¨®n desesperada", explica Sharon Montgomery, portavoz de la no gubernamental Asociaci¨®n para la Salvaci¨®n del Rinoceronte (ASR).La creaci¨®n de patrullas que vigilen sobre el terreno los rinocerontes esparcidos en zonas dif¨ªciles de controlar es uno de lo sistemas tradicionales para contraatacar la rapi?a. "A veces no queda m¨¢s remedio y hay que realizar el traslado de los rinocerontes situados en zonas inseguras a otras donde puedan ser protegidos", explica Sharon. "Este es el sistema utilizado preferentemente en Zimbabue. Sin embargo, nuestra opini¨®n es que debe ser el ¨²ltimo recurso: el rinoceronte tiene un delicado sistema nervioso que dificulta su adaptaci¨®n a nuevos lugares. En una de estas operaciones de reasentamiento tuvimos un 18% de muertes provocadas por el estr¨¦s", a?ade Sharon.
Debido a ello, su organizaci¨®n y el Ministerio de la Conservaci¨®n de la Naturaleza, en su carrera contra el despliegue de eficiencia de los cazadores, optaron por cortar por lo sano el cuerno que tantas desgracias acarrea a sus protegidos.
"Era una medida de m¨¢xima emergencia dictada por las circunstancias. A diferencia de los elefantes, que necesitan sus defensas para buscar la comida, los rinocerontes s¨®lo utilizan sus Cuernos para luchar entre los machos a la hora del aparejamiento o de marcar la territorialidad o para defenderse de depredadores. La escasa existencia de animales enemigos a los que pueden hacer frente incluso sin cuernos nos anim¨® a este plan", afirma Brian Jones, portavoz del Ministerio para la Conservaci¨®n de la Naturaleza.
Desde entonces -en octubre pasado se consum¨® la poda-, Damaraland, regi¨®n semides¨¦rtica en el centro-oeste del pa¨ªs, se convirti¨® en el principal punto de seguimiento de la eventual evoluci¨®n en las pautas de los afectados. Las autoridades namibias deben plantearse el volver a repetir o no la experiencia del corte de los cuernos. Una reciente medici¨®n comprob¨® que el de Sam, un joven macho, ya hab¨ªa experimentado un crecimiento de cinco cent¨ªmetros.
"Su crecimiento es tan normal como el de nuestro cabello", explica Sharon, "aunque en los ancianos no es tan r¨¢pido". Sin embargo, los cinco cent¨ªmetros que ya asoman en el perfil de Sam le convierten en carnaza para la caza furtiva. La ASR es favorable a volver a cortar; el ministerio, en cambio, tiene sus dudas, y debido al alto coste de la operaci¨®n conf¨ªa en los frutos de sus recientes campanas de educaci¨®n de la poblaci¨®n en la defensa de los animales.
Para Sharon, esta visi¨®n peca de optimismo. "El contrabando del cuerno de rinoceronte est¨¢ en manos de unas redes de traficantes que se extienden, desde Extremo Oriente, por toda ?frica, y son tan complejas y poderosas como los c¨¢rteles de la coca colombiana. Por ello, ni siquiera la vigilancia y acci¨®n de unidades armadas es m¨¦todo suficiente para hacerles frente". Por esta raz¨®n, la ASR considera que hay que ir m¨¢s all¨¢ en la elaboraci¨®n de medidas definitivas.
"La ¨²nica forma de acabar con el tr¨¢fico es con la destrucci¨®n o el mercado", afirma Sharon. "La prohibici¨®n internacional, impuesta hace dos a?os, a la venta del cuerno es una medida equivocada, pues en lugar de contribuir a la protecci¨®n del rinoceronte, lo que ha hecho es disparar los precios del mercado clandestino, y, por tanto, estimular su exterminio", a?ade.
Venta controlada en granjas
En este sentido, su organizaci¨®n est¨¢ estudiando un plan por el que el rinoceronte podr¨ªa ser criado en granjas con altas medidas de seguridad con vistas a la venta de los cuernos resultantes de una peri¨®dica poda. Seg¨²n la portavoz de ASR, "se tratar¨ªa de una venta controlada, al estilo de la de los diamantes o el oro, suficiente para provocar la ca¨ªda de los precios en la oferta clandestina". El primer paso ser¨ªa la comercializaci¨®n de los centenares de cuernos cortados el pasado octubre, y que, debido a la prohibici¨®n internacional, permanencen en el s¨®tano de un banco de Windhoek.
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