B¨¦jart inspecciona los escenarios de su ¨²ltima producci¨®n en El Cairo
El core¨®grafo belga estrenar¨¢ su obra 'Pir¨¢mide'
Maurice B¨¦jart ha visitado esta semana El Cairo para inspeccionar el escenario de su ¨²ltima creaci¨®n, la suite oriental Pir¨¢mide, cuyo estreno est¨¢ previsto para el pr¨®ximo 17 de mayo en la explanada de Guisa. Con este motivo, el Instituto Egipcio de Ballet se ha convertido en sede de un homenaje a la rigura de Maurice B¨¦jart, y los profesores del centro muestran constantemente su admiraci¨®n al core¨®grafo belga en forma de danzas y reverencias.
El core¨®grafo belga sorprende a varias clases de principiantes que, en un marco de cristales socios y suelos levantados, dan sus primeros pasos con una seriedad y concentraci¨®n ejemplares. La comparaci¨®n de la falta de medios del instituto con las escuelas de baile europeas no le satisface "En relaci¨®n con el nivel del pa¨ªs, no hay tanta diferencia", asegura B¨¦jart, quien reconoce, no obstante, que los j¨®venes egipcios deben realizar un mayor esfuerzo para alcanzar los niveles profesionales.Apasionado y conocedor de las culturas orientales, el core¨®grafo habla de la necesidad de "comprender al otro". Constata adem¨¢s la existencia de dos tendencias, aparentemente contrapuestas, en el mundo actual. De un lado, la unidad: "Ning¨²n pa¨ªs puede vivir aislado". De otro, la diversidad: "El deseo de mostrar la propia sangre, la propia cultura, nuestra visi¨®n personal del mundo". Tal vez esta cosmogon¨ªa explique el eclecticismo que caracteriza su obra.
Entre complacido y paciente, B¨¦jart asiste a una peque?a representaci¨®n en su honor. La mirada esquiva, casi huidiza, con que ha recibido a la periodista se transforma como por arte de magia en una mirada de sincero embeleso, ante los pasos a¨²n inseguros de los peque?os aprendices de bailar¨ªn. Les observa con inter¨¦s, escruta sus m¨ªnimos movimientos, sin dejar en absoluto traducir el cansancio de una experiencia mil veces repetida. Da la impresi¨®n de disponer de todo el tiempo del mundo para ellos y sin embargo es un hombre de agenda apretada, al que su secretario personal, Walid Auani, tiene que recordar otros compromisos.
Con una humildad que sorprende, B¨¦jart rechaza los cumplidos de los profesores del centro, a su vez miembros del Ballet Nacional, y se interesa por sus ensayos. Acepta posar en varias fotograf¨ªas de recuerdo y, sorpresa, les pide un favor: que le dejen llevar a cabo en su sal¨®n de baile los ensayos previos a la representaci¨®n. Para el director del Instituto Egipcio de Ballet la petici¨®n es un honor.
B¨¦jart insiste en que sigue abierto al aprendizaje, pero matiza que aprender no remite al cerebro, sino al cuerpo. "Mi inteligencia es una parte, de mi cuerpo", explica, "como resultado de haber sido entrenado desde peque?o para ser bailar¨ªn".
Ese af¨¢n de ampliar conocimientos le ha llevado desde Marruecos hasta la India, tras las huellas de la m¨²sica isl¨¢mica; a trabajar con un grupo iran¨ª o colaborar en un homenaje a la cantante egipcia Om Kalsoum.
El espect¨¢culo, una iniciativa privada que cuenta con el patrocinio del Consejo de Europa y de los ministerios egipcios de Cultura y Turismo, "va a eclipsar el recuerdo de la ¨®pera Aida", asegura una fuente cercana a los organizadores, en referencia al gran acontecimiento cultural de 1987. Un escenario especial para la ocasi¨®n y una grada con 2.200 asientos est¨¢n a punto de ser terminados. Sobre un fondo de pir¨¢mides, los decorados de Roger Bernard y el vestuario de Gianni Versace dar¨¢n el contrapunto de color a la arena del desierto.
Aunque los promotores guardan celosamente en secreto el precio total de la puesta en escena, el coste de la estructura levantada en la explanada de Guisa dista mucho de los 2,5 millones de d¨®lares avanzados por algunas publicaciones, seg¨²n ha se?alado a EL PA?S Michel Reculez, el representante de la agencia belga King Travel. Reculez valora el proyecto en unos 200.000 d¨®lares (unos 22 millones de pesetas).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.